Festival de Música y Danza

Una fantasía en azul y verde con el Hamburg Ballett John Neumeier

Fue la de anoche, pues, una oportunidad para celebrar la vida. Y nada mejor para hacerlo que una de las más afamadas comedias de Shakespeare como premisa argumental. Sobre la música, el programa alterna obras de los dos maestros con creaciones tradicionales de índole mecánica. El efecto es extraordinario. Sólo la curiosidad de oír el organillo –gran entrada en escena de los artesanos– nos hace olvidar que el resto de la música es enlatada. Y Ligeti suena cuando debe, cediendo la columna vertebral del protagonismo sonoro a la evocadora partitura de Mendelssohn, 'Marcha nupcial' incluida.

Toda la coreografía diseñada por el maestro Neumeier es un inmenso lienzo onírico, por el que transitan gráciles criaturas a las que envuelve la bruma. El juego de buscar y encontrar se repite sin diferenciación de sexos, pues ellos y ellas se hacen uno con la vegetación, merced a un acertadísimo juego luminotécnico.

Expresivamente, lo gimnástico y lo plástico, extensiones y piruetas, juegos a dos tanto como pasos a dos, se mezclan con ejercicios de suelo, dando lugar, con el fondo de la música mecánica, a un sueño en el que el plateado atuendo de Titania sugiere una fantasía futurista que no deja de ser plenamente clásica. Neumeier juega con los ecos de un sonido concéntrico y obsesivo para desposeer a ratos al montaje del halo romántico que tenía el original y adaptarlo a los nuevos tiempos.

Este 'Sueño de una noche de verano' es, desde el punto de vista artístico, una apuesta fuerte, de las que hacen crecer al Festival. Arriesga cuando debe, contenta a quienes aprecian la técnica –impecable en su coordinación– y a quienes prefieren, en el fondo y la forma –léase vestuario– los cánones de toda la vida. Esta noche, hay una segunda oportunidad para verlo. Y aún quedan entradas.