Las cuatro suites de Bach danzan de la mano de Giovanni Antonini

La Orquesta Barroca de Sevilla es una formación que ya ha acometido la ejecución de estas obras en varias ocasiones en los últimos años, en foros como el ciclo del Centro Nacional de Difusión Musical. Sin duda, junto con Le Concert des Nations de Jordi Savall, es la formación de más amplia trayectoria en su segmento. Es, por ello, más que adecuada su programación en el marco del ciclo 'Solo Bach', una serie de conciertos difícilmente repetibles por la cantidad y la calidad de los solistas y formaciones intervinientes.

Más allá de si son galgos o podencos, ya que estas cuatro obras han sido denominadas de muy diversa forma, las cuatro son una delicia cuando se tocan de forma adecuada. Y anoche, todos pusieron de su parte para que así fuera. Antonini tiene un bien ganado prestigio al frente de su propia formación, Il Giardino Armonico, y no es la primera vez que se coloca al frente de la formación hispalense. El suyo es un modo de dirigir que comparten muchos líderes orquestales de su generación, en la búsqueda permanente de un equilibrio entre la fluidez en las piezas con un tempo más pausado, y mucho más frenético en las que incrementan las revoluciones, rozando el límite en algunos pasajes, pero contenido. Lo que desde el principio quedó muy claro es que, se coloque quien se coloque cara a los músicos, los 'jefes' sobre el escenario son la concertino Lina Tur Bonet, gran triunfadora el año pasado en los ciclos matinales de San Jerónimo con su gran interpretación de 'Las sonatas del Rosario' de Biber, y el contrabajo Ventura Rico, estratégicamente colocado en el centro de la plantilla.

De los detalles del concierto, amén de la ya reseñada calidad general, podemos señalar la excelente interpretación, muy aplaudida, de la 'Badinerie' de la segunda suite a cargo del flautista Rafael Ruibérriz de Torres. El ritmo frenético de la pieza la convierte en todo un reto para los pulmones de cualquiera.