La Quinta Sinfonía de Bruckner en disco MM

La composición que nos ocupa es la emancipación casi total de la música de Wagner. Y recalco lo de «casi» porque es indudable que la influencia del compositor de Parsifal se prolongó hasta el fin de sus días, que Dios lo tenga en su gloria.

Brahms opinaba de las sinfonías de Bruckner que eran «grandes serpientes sinfónicas». Sin duda, una afirmación impropia de un músico tan serio como él. Bruckner era simplemente un organista metido a sinfonista, y eso se nota en su manera de componer.

La Quinta tiene una buena remesa de interpretaciones de referencia. La más antigua se remonta al mítico registro (de una tensión emocional única) de 1942 del legendario Fúrtwangler, en plena Segunda Guerra Mundial (Testament, DGG). Una experiencia cuyo sonido monoaural es bastante bueno para la fecha. Damos un salto hasta 1964, donde encontramos a otro apóstol bruckneriano y también devoto católico, el insigne Eugen Jochum, con su espiritual interpretación al frente del Concertgebouw de Amsterdam. Philips la ha reeditado en varias ocasiones, la mejor en su serie «50 years», remasterizada con 24/96 Khz. Viajamos unos cuantos años y nos plantamos en 1996 para disfrutar de la maravillosa interpretación del venerado Günther Wand para RCA. Poderosa versión, pero siempre sin exagerar y con unas texturas cristalinas y depuradas. Todo en su sitio. Muy parecido a lo que podemos hallar también en el excelente registro de Claudio Abbado al frente de la Filarmónica de Viena (DGG). Harnoncourt, con la misma orquesta, consigue un resultado prodigioso y con un sonido inmejorable, también para RCA. Y, para finalizar, quiero recomendar la experiencia religiosa de Celibidache (EMI). Un Bruckner que no parece recién salido de una iglesia, sino de un monasterio zen.