Conciertos en Granada
Angela Gheorgiu, el encanto cercano de una diva como las de toda la vidaLa soprano rumana empezó muy fría, pero se fue calentando conforme avanzaba un recital en el que puso de manifiesto todas sus cualidades
Este Festival de Música y Danza alberga en su interior secretos insondables. Uno de ellos, el porqué un recital de la categoría del que vimos ... en la tarde estuvo a la mitad del aforo. Por qué, teniendo una sala con la mejor acústica que imaginarse pueda, fresca y cómoda, no acudimos con igual presteza a ella que a otros espacios del Festival. En fin, sólo puedo decir a estas alturas que ayer la soprano rumana Angela Gheorgiu, una diva de las que ya no quedan, cantó más de lo que lo hará en la gala de clausura, que, sin embargo, registrará una, seguro, mucho más nutrida presencia. Quien no fue, se lo perdió.
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La Gheorgiu escogió un vaporoso traje azul celeste para la primera parte que, unido a su propia apariencia, la hacía parecer casi una reina mora de penetrante mirada y gentiles ademanes. Las tres primeras piezas anduvo bastante incómoda, casi marcando, aunque fue calentando la voz poco a poco. Impresionante tras el primer descanso la canción 'Ideale' de Tosti, que nunca habíamos oído en vivo en una soprano, aunque sí a grandes tenores. Con un acompañamiento 'de manual' a cargo de Jeff Cohen, igualmente airoso en las piezas a piano solo, la Gheorgiu fue llevando adelante un recital exigente, pero en el que sin duda acabó satisfecha, casi feliz de mostrar sus amplios registros vocales. Como hizo en 'Nebbie' de Respighi, esa canción compuesta para una tesitura más de 'mezzo', profundamente dramática, pero que, al igual que ocurriera con la anteriormente citada, ha sido cantada más por tenores.
Centroeuropa
El tercer bloque de la primera parte dejó atrás el acento italiano para centrarse en el centroeuropeo y ruso. La romántica 'Du bist wie eine Blume', compuesta en el particular 'verano del amor' de Schumann, fue interpretada con sumo buen gusto, y otro tanto ocurrió con la extremadamente delicada 'Zueignung' ('Devoción'), de Richard Strauss, donde se exhibió aguantando la última nota hasta el final. Los recitales líricos son también eso, una oportunidad para mostrarse y demostrar lo que se tiene dentro.
Tras el descanso, atuendo con estampación degradada en colores cálidos y flor roja en el pelo recogido para un repertorio franco–rumano en su mayoría. Clásicos como 'Plaisir d'amour' de Martini, o 'Elégie' de Massenet, interpretados con un gesto íntimo que se abría al final, alternaron con otros donde la Gheorgiu se mostró más expansiva en el ademán. No regateó esfuerzos. La 'Meditation' de Massenet abrió la puerta a un tramo final 'in crescendo' con Bartók al piano, Bellini y Satie, antes de 'O mio babbino caro' y 'Granada'. Una gran diva.
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