Alexandre Tharaud toca a Bach ante las agitadas aguas del estanque. PEPE MARÍN

FESTIVAL DE MÚSICA Y DANZA

Alexandre Tharaud traspasa el viento nocturno para iniciar el ciclo de Arrayanes

El recital de homenaje a José Luis Kastiyo tuvo lugar mientras el estanque dibujaba ondas que parecieron seguir las notas de Bach, Ravel y Dukas

Martes, 24 de junio 2025, 00:06

Este primer festival de la era Pinamonti parece querer otorgarnos un plus de emoción meteorológica, y como en su querida laguna, anoche las ondas, no ... provocadas por los vaporettos y las góndolas sino por el viento, fueron un interesante añadido estético al primer concierto del ciclo que tiene lugar junto a la famosa alberca del Patio de los Arrayanes. Como curiosidad, podemos destacar que los príncipes Firad bin Raad y Dana Firas, grandes protectores del patrimonio de Jordania y de Petra, asistieron al concierto, invitados por el Patronato de la Alhambra.

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Incluso chispeaba –poco y por poco tiempo, afortunadamente– cuando el pianista francés Alexandre Tharaud puso las manos por primera vez sobre las 88 teclas. Peces, pájaros, murciélagos, gatos y mosquitos fueron, junto con quienes habían adquirido su entrada, los testigos de un recital en el que el ya experimentado intérprete francés hizo honor a su fama de profundo conocedor del repertorio barroco, a la que acompaña un vasto dominio de otros periodos. Su versatilidad le hacía, con estos mimbres, el perfecto intérprete para un programa en el que, además de a Bach, hubo tiempo para escuchar a Ravel y a Paul Dukas.

Ningún instrumento mejor que el piano, por otra parte, para homenajear a quien ha sido maestro de tantos cronistas del Festival, incluyendo al arriba firmante: José Luis Kastiyo, recordado colaborador de IDEAL y una de las plumas que mejor han trazado la historia de este ciclo. Y no lo hay mejor porque fue el instrumento que más y mejor escuchó, de la mano de la que fue su esposa y hoy es su viuda, Maribel Calvín, ayer presente en el recital, y la pianista más internacional que ha dado esta tierra. Seguro que el bueno, generoso siempre y perfecto caballero que fue Kastiyo disfrutó anoche muchísimo desde su palco celestial.

Celestiales fueron los sones que iniciaron el recital, el 'Coro «Herr, unser Herrscher», de la Pasión según san Juan, BWV 245', que hace referencia a la condición del Señor como soberano de la tierra, sin embargo humillado por voluntad propia. A este siguió 'Sicilienne', de la 'Sonata en mi bemol mayor para flauta, BWV 1031', una pieza breve y deliciosa que acarició con sus ondulaciones al público tanto como el viento, que, por cierto, dio con algún foulard en el estanque, pero luego amainó. No sólo las fieras ceden a la música; también los elementos, en ocasiones.

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La primera parte continuó con la 'Suite en la menor, BWV 818a', a medio camino entre Francia e Inglaterra, y el 'Aria «Aus Liebe will mein Heiland sterben», de la 'Pasión según San Mateo'. Ante la amenaza de lluvia, se hizo un breve descanso tras el cual se interpretaron la evocadora –mucho más con este marco– 'Miroirs' de Ravel y el 'disneyano' 'El aprendiz de brujo' de Dukas. Un recital de pura 'Fantasía'.

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