«Estrenar en Granada es un lujo para cualquier compañía teatral»

–Representar textos inéditos de Sanchis Sinisterra hoy en día es un lujo.

–En 'Los desiertos crecen de noche' hay textos inéditos y otros ya representados. Algunos, como 'Discronía', 'Carta' o 'Espejismos', los leía cuando tenía 20 años y me ponían la cabeza del revés. Me fascinaban, y siempre quise representarlos. Ahora lo hemos conseguido.

–¿Cuál es el nexo de unión de los textos?

–Nos hemos inventado un juego teatral y musical tejido con hilos. A través de ellos, bebiendo de ellos, surge un mundo onírico. Si hablamos de la función como un artefacto completo, podría ser un sueño, o incluso una pesadilla, de un personaje en concreto que el espectador descubrirá, y en torno al cual hay ciertas claves misteriosas, y desde luego mucho humor, el mismo que destilan otros textos de mi padre.

–Hay mucho metateatro también en la función; un recorrido por los grandes temas que han preocupado a autores y escenógrafos.

–Sí. Pienso que quien ve 'Los desiertos...', disfruta varias obras en una. Tiene algo de muñeca rusa. De un tema se pasa a otro, en un juego tan divertido como perverso. Vamos atravesando temas que han inspirado al autor en toda su escritura. Hay influencia de Beckett, de Cortázar, también algo de Pinter, porque todos los textos hablan de las trampas del lenguaje.

–Se habla tanto de lo que se dice como de lo que se calla.

–Pienso que sí. Tenemos un protagonista que toca la trompeta –toda la música la interpretamos los actores, en directo– y un submundo, una subtrama, articulada por los temas que tocamos.

–Son ustedes casi cómicos de la legua, con un espectáculo completo.

–Algo así. Este es un espectáculo muy artesanal, y un sueño, porque aquí he podido desarrollar mi vocación musical, algo que vengo haciendo con más frecuencia en los últimos espectáculos que he hecho. Además, David Lorente canta maravillosamente, José Luis Patiño toca la trompeta, y Concha Delgado toca la percusión. Por eso, hay algo de fiesta del teatro en esta obra.

–¿Supone un esfuerzo extra la propia estructura del montaje?

–Sin duda. El nivel de riqueza, la altura del lenguaje, el nivel poético, la exigencia intelectual, es mucha en algunos momentos. Eso abre los sentidos.

–Hay mucho por descubrir aún en esa faceta indagadora que tienen los textos de Sanchis. Y ustedes, quizá, con este espectáculo, buscan ir más allá.

–De hecho, proponemos un viaje por pequeños mundos teatrales, con diez historias distintas, breves, que para nosotros supone un gran trabajo, pero también un enorme placer. Transitamos por un sueño en el que el cambio de códigos, de personajes, es algo completamente normal y lógico.

–Personalmente, ¿esta obra era un reto que ha llegado en el momento justo?

–Ahora mismo, estoy en un momento profesional prolijo. He estrenado 'Miércoles que parecen jueves', un texto de Juan José Millás, que sigue en gira, y sigo con 'Una habitación propia', con la que ya estuve en Granada. En medio de todo esto, llegó 'Los desiertos...', un proyecto que llevamos cinco años intentando levantar. En Madrid estrenaremos en el Fernán Gómez el 10 de febrero, y sí, es un reto, pero no me puedo quejar.

–Además, está en todo: canta, toca, escribe y produce.

–Así es. Llega un momento en que esta carrera te guía hacia terrenos que quizá nunca pensaste que pisarías. Y es muy complejo producir en nuestro país.

–¿Qué supone para usted estrenar en Granada?

–Estrenar aquí es un lujo para cualquier compañía. La ciudad de Lorca, ese genio incomparable, sigue siendo única.