El escritor Jaume Segura, con su obra. F. P.

«Con 'Tal vez, un día' he escrito la novela que me hubiera gustado leer»

Entrevista con Jaume Segura, a quien la editorial granadina Ediciones Miguel Sánchez ha publicado su 'ópera prima', con una portada creada por el pintor Juan Vida

Jueves, 9 de enero 2020, 01:20

Jaume Segura (Sa Pobla, 1978) ha sido y es un testigo privilegiado de la realidad del centro y el sur de América desde su ocupación ... como diplomático. El veneno de la literatura le picó muy joven, y publicó hace escasas fechas, con la editorial granadina Ediciones Miguel Sánchez, su primera novela 'Tal vez, un día', relato de amor, pasión y paisajes con la isla de Cuba como fondo, y en la que, por mucho que lo niegue, a poco que conozca su biografía, el lector tiene bastantes dificultades para no enhebrar al autor con el personaje principal, Miguel.

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¿Cuándo y por qué empezó a escribir?

–Toda la vida he escrito, desde que lo recuerdo. Mi padre es periodista y escritor. En mi casa, literalmente, había una redacción de una revista, con humo de tabaco y chistes, así que empecé a vivir en un ambiente literario muy pronto. Otra cosa es que luego mi vida profesional se enfocó hacia el otro lado. Ya más en serio, hacia los 30 años empecé a escribir artículos de opinión en el diario Última Hora durante tres años. Y descubrí que la presión de entregar a tiempo mis colaboraciones me motivaba, tanto como el pánico de la página en blanco. Había escrito algún relato y algún cuento para niños, pero poner en pie esta novela ha sido una aventura extraordinaria.

¿Se enamoró antes de Cuba o de la cubana (su mujer es de esta nacionalidad)?

–(Risas) Primero, de la cubana, porque a mi mujer la conocí en Mallorca, en un viaje que hizo allí. Luego, conocí la isla, y me encantó su gente, su música, su paisaje… Entonces, supe que tenía una historia con esa isla.

¿Se debe ser 'diplomático' al escribir, o si se es, la historia se queda coja?

–Si por diplomático se refiere a prudente y mesurado, he intentado quitarme todos los límites que me podría poner mi condición de diplomático profesional, pero a la vez esta condición me ha ayudado a construir la historia, compartiendo mis vivencias, y he utilizado a otro diplomático como narrador.

¿Al amor lo mantiene vivo la esperanza?

–Sí, claro, y la ilusión.

¿Qué hay de Miguel, su protagonista, en usted?

–Creo que no mucho, en realidad. Todos estamos un poco detrás de nuestros personajes, de todas formas. Miguel tiene una psique bastante femenina, en algunos momentos. En un momento determinado de su vida, redescubre el mundo: el amor, sus relaciones con la familia, la isla de su madre, la carrera de su padre… Es un tipo que aprende mucho durante la novela, y sobre todo hay un personaje, Rosa, que le enseña lo que es la vida.

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Paisajes que hablan

¿Los marcos espaciales pueden llegar a tener voz?

–Ángel Sánchez, mi editor, dice que Cuba es un personaje muy importante en esta novela. Dice que Cuba parece dirigir la historia, y lo que ocurre es porque la tierra deja que ocurra. En el fondo, todos estamos condicionados por nuestro marco espacial, y Cuba es tan especial que es muy difícil abstraerse de sus secretos, de su sensualidad, de su belleza… Esos mismos secretos abruman, y el protagonista se siente abrumado, hasta que a través de las personas que conoce se relaja y disfruta plenamente de su estancia en la isla.

¿Ha hallado su voz literaria propia?

–Creo que la estoy hallando, sin ser pretencioso, porque es mi primera novela. En la presentación en Granada, mis compañeros Eva Mariscal y Miguel Pasquau destacaron que es una novela que no parece una ópera prima. Lo que ocurre es que está muy madurada, y creo que no pude escribir de forma fluida hasta que no encontré mi propia voz. Desde luego, me influyen muchos escritores, tanto los que me gustan como los que no. Si tengo que señalar a alguien, Truman Capote, pero también Nabokov, Oscar Wilde, Paul Auster, Jonathan Franzen, García Márquez, Vargas Llosa, Muñoz Molina y Andrés Neuman, que vive por aquí… Con todo, he querido escribir el libro que me hubiera gustado leer.

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Una novela tan tórrida como esta, ¿tiene por fuerza estar vertebrada en torno a un 'amour fou'?

–No necesariamente. La carga erótica de la historia es indudable, pero me parecía que para contar las dos historias paralelas que aparecen en esta novela debía aparecer ese aspecto. El amor que se profesan los protagonistas transgrede todas las convenciones, también es cierto.

Lo próximo, ¿va a ser una novela de intriga con diplomáticos de por medio?

–No lo sé, puede ser. Me gustan las historias que tienen otras historias dentro, como las novelas de Roberto Bolaño, otra de mis influencias. También me gusta mucho la música, y de hecho, esta novela viene con su propia lista de Spotify, ya que la música me ha ayudado mucho para narrar la historia.

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¿Qué le ha dado Granada?

–Es mi talismán. Me dejo llevar bastante por las opiniones de mis amigos, y cuando terminé la novela se la envié a mi amigo Miguel Pasquau, gran escritor y mejor persona. Y fue él quien me sugirió mostrar la novela a Ediciones Miguel Sánchez, que ha hecho un gran trabajo de edición. La portada de Juan Vida es maravillosa, y estoy encantado.

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