Escopetas contra harapos
Andrés Molinari
Lunes, 13 de octubre 2025, 00:07
Del color de los perdigones. Ese plomo sin brillo ni bruño, ese gris que duele en el tuétano percutido, ese jirón de la pobreza que ... viste y desnuda. El que arropa a los actores de esta 'Barraca', recreación hermosa y seductora de la novela de Blasco Ibáñez, adaptada por Marta Torres y dirigida por Magüi Mira. Largos minutos de merecidos aplausos, con el teatro municipal puesto en pie, para hacer coincidir el aprecio del público con la calidad de la propuesta. Escopetas contra harapos. O la secular lucha del inquilino y el propietario, del que suda sobre la tierra y el que la tiene escriturada en el registro. En el caso del valenciano Blasco Ibáñez una tierra necesitada del riego que unas veces llega desmesurada y exorbitante en forma de dana y otras exaspera por escasez y su demora. Aunque, allá en Valencia, hay otra agua con más geografía que utilidad para el riego y es la Albufera.
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La directora refleja en escena su lámina cenagosa con unos espejos de azogue apagado. Espejos de Velázquez sin Venus, que tienen su eco en la escena crepuscular de los borrachos y se angulan para la escena final del incendio. Porque el secreto de este buen hacer de Magüi, el intríngulis de por qué se aplaude, es su clasicismo, aunque parezca vestido de modernidad. Clásica no sólo en lo barroco sino también en la sempiterna forma de la tragedia griega, con muchos gritos y un coro a la griega que nunca abandona la escena, yace a veces distrayendo, derramado sobre el enlosado o el arenal de color calabaza, y de vez en cuando esboza unos pasos de ese oxeo juncal que llamamos danza contemporánea.
Y, por supuesto, la entrega de los ocho actores con el corazón en la boca y la víscera hecha grito, manejando con sentido la escopeta que amenaza, el zapato de tacón rojo que descoca o el pañuelo que tapa el ojo vaciado. Con un ritmo contenido, apuntes musicales oportunos y una iluminación tan desbordante que a veces se extravasa del propio escenario. Al final la moraleja, como pregunta que no cesa: ¿De qué 'Barraca' nos creemos dueños y en realidad somos unos meros inquilinos desahuciados?
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