Roman Simovic sustituía en el concierto de esta semana a Gordan Nikolic. OCG
Crítica

Un repertorio interesante y un concierto muy correcto

Emilio Lacárcel

Sábado, 17 de febrero 2024, 20:50

La Orquesta Ciudad de Granada ofreció un interesante concierto en el que pudimos escuchar obras de Richard Strauss, Antonin Dvorak y Robert Schumann; la pieza ... que abrió el programa, la «Serenata en Mi bemol mayor para vientos, op. 7. TrV 106» de Richard Strauss, es una agradabilísima obra de juventud del compositor destinada a trece instrumentos de viento (en la interpretación de esta velada el contrabajo fue el encargado de la línea grave) muy melódica, con ciertas reminiscencias clásicas pero que ya deja entrever la gran capacidad del compositor alemán manejando recursos tímbricos. La pieza fue bien interpretada por los músicos, ejecutando bien la dinámica y con un sonido equilibrado y compacto. A continuación, y ya bajo la dirección de Roman Simovic, quien también tocó junto a nuestra sección de cuerda, escuchamos la «Serenata en Mi mayor op. 22» de Dvorak, una obra dividida en cinco movimientos de gran belleza, mucha claridad estructural en la que el músico checo luce una gran capacidad melódica, incluyendo varios temas muy líricos, muy cantábile, pasándolos en ocasiones de unos instrumentos a otros; lirismo junto a algunos fragmentos de jovialidad e incluso vitalidad que Dvorak presenta con inteligencia para completar una hermosa obra de gran interés. Creo que Simovic y las cuerdas de nuestra orquesta entendieron bien la obra, ejecutando con musicalidad las dinámicas, fraseando con elegancia y usando con buen gusto la agógica.

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En la segunda parte escuchamos el «Concierto para violín en Re menor, WoO 23» de Schumann; desde mi humilde punto de vista esta obra está lejos de ser de las mejores de este gran compositor, siendo algo irregular, conjuntando algunos momentos de brillantez con otros bastante más anodinos. Sin embargo se trata de un concierto de gran exigencia técnica para el solista y, en este sentido, debemos hacer hincapié en el gran papel de Simovic, quien ejecutó con seguridad las numerosas y vertiginosas escalas, los pasajes de cuerdas dobles y todos los fragmentos virtuosísticos de la pieza. Sonido seco y agresivo en algunos momentos, lírico cuando la partitura lo requería, siempre preciso, Simovic lució un sonido brillante y demostró un muy alto nivel al violín. La orquesta creo que estuvo muy correcta en todo momento, bien en todas las familias, tanto el metal como la madera, la solvencia de las cuerdas y el buen papel de J. Esteve en los timbales en esta noche con un repertorio de gran interés.

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