El filósofo y profesor Daniel Innerarity, ayer en Granada. ALFREDO AGUILAR

Daniel Innerarity | Filósofo y escritor

«Debemos redefinir qué consideramos como una actividad inteligente»

Uno de los pensadores más activos de nuestro país, vive a caballo entre España e Italia y habló ayer en Granada sobre inteligencia artificial

Jueves, 26 de octubre 2023, 00:03

La trayectoria de Daniel Innerarity (Bilbao, 1959) está cuajada de premios y reconocimientos. Sin embargo, para él, quizá el mayor galardón es observar el mundo ... cada día, y seguir haciéndose preguntas sobre hacia dónde nos dirigimos. A pesar de ser profundamente hogareño, vive con la maleta hecha. Anteayer Madrid, ayer Granada, hoy La Coruña... A la Facultad de Filosofía y Letras vino para hablar sobre la inteligencia artificial y sus límites. Pone en solfa desde el propio concepto hasta los límites de su utilidad.

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¿Cuál es el motivo de su estancia en Granada?

–Me han invitado a ofrecer la lección inaugural del congreso de la Sociedad Académica de Filosofía. Y para mí, Granada es una tentación irresistible. Vengo por aquí no con tanta frecuencia como me gustaría, pero motivado, además de por lo bella que es esta ciudad, por los buenos amigos que tengo en esta Facultad.

¿Sobrevivirá la democracia a la inteligencia artificial?

–Sí, pero para eso tenemos que hacer algunas cosas. De entrada, debemos pensar bien en qué consiste la Inteligencia Artificial y en qué consiste la democracia. Y cómo interactuarán en los nuevos entornos tecnológicos. Hecha esta reflexión, debemos ser capaces de tomar medidas legislativas, de gobernanza, que no son fáciles. Como telón de fondo, creo que no deberíamos dejarnos llevar por esa suerte de histeria digital que nos embarga en ocasiones, y que divide a la humanidad entre los hinchas de la IAy quienes advierten de sus peligros. Creo que la IA no superará la humana, pero no hace falta que nos supere para generarnos problemas a los que deberemos dar respuesta.

«Muchas de las expectativas que ha suscitado la inteligencia artificial son muy exageradas»

Aristocracia, democracia, oclocracia... ¿En qué punto estamos?

–Estamos en un mundo en el que la mayor parte de los conceptos inventados por la humanidad hace 200 o 300 años: el poder, la democracia contemporánea, representación, autoridad, Estado, se han vuelto completamente inadecuados para el mundo que tenemos. Y no hemos trabajado teórica ni prácticamente para adaptarnos, renunciando a veces a valores que definen nuestros compromisos democráticos.

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¿Hemos ahogado en el río de la sobreexposición digital al gatito de las ideas?

–La mayor parte de las ideas que tiene la gente sobre la IA proceden de los medios, y tienen un carácter excesivamente disruptivo o catastrofista, y en cualquier caso, suscitan expectativas muy exageradas. En este contexto, y dado que muy pocas personas leen los debates serios y prestamos más atención a las bobadas de Elon Musk que a lo que hacen quienes trabajan en serio en Ciencias de la Computación o Ciencias Humanas, los gobiernos deben plantearse qué hacer a propósito de conceptos como la igualdad, que estamos definiendo a nivel europeo en un proceso del que soy partícipe. Pero claro, este tipo de noticias no venden, y no llegan a la sociedad.

¿De dónde debiera proceder el cambio de paradigma?

–La IA tiene un problema de inicio, que es su propio nombre, porque ha generado más equívocos que claridad. Ni es tan inteligente como se suele pensar, ni tan artificial. No es una tecnología limpia, genera residuos y consume mucha energía. Es preciso subrayar la materialidad de esta tecnología respecto a lo que la idea de artificialidad puede sugerir.

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¿Es el mejor momento para volver a los clásicos, como Hegel o Habermas, o debemos quedarnos con un pensamiento más próximo, como el de Bauman?

–Todos estos autores que usted cita me encantan, por diversos motivos. Con Bauman llegué a trabajar... Todos aportan una visión interesante. Hay una cierta moda de hacer una IA 'heideggeriana', con la idea de pensamiento corpóreo como fondo. Todos los filósofos, incluso los que publicaron sus obras cuando no había IA, son interesantes.

El fin de la historia

Ni el fin de la historia se produjo tras la caída del Muro, ni el fin del pensamiento se va a producir ahora...

–Es más: la IAnos está obligando a redefinir qué consideramos como actividad inteligente, en la teoría y la práctica. En la teoría, porque hay ciertas operaciones que considerábamos que eran poco inteligentes, como la ironía, el sarcasmo o el doble sentido, lo son y mucho. Yen la práctica, porque quizá estemos haciendo muchas actividades que son muy poco inteligentes, y en las que podemos ser sustituidos por máquinas.

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La literatura estaría, pues, en ese paquete de actividades consideradas como inteligentes.

–La imaginación, la poética, la ficción, son actividades en las que las máquinas no nos pueden sustituir. La IAsolo es un instrumento auxiliar para la creación artística, y eso lo dicen quienes están experimentando con ella. En música, los cantantes 'tunean' sus voces y los compositores pueden ayudarse de máquinas para las orquestaciones, pero esto nos está haciendo descubrir qué es lo genuinamente creativo y lo que no lo es.

«La imaginación, la poética, la ficción, son actividades en las que las máquinas no nos pueden sustituir»

La 'sociedad civil' es un concepto difuso, opuesto según Hegel al Estado. ¿Se pueden dibujar sus límites?

–Es uno de los conceptos que debemos repensar a partir de los cambios que estamos experimentando. En un momento en que se aboga por una mayor participación, en que el Estado no ostenta el monopolio de lo público, propongo que nos tomemos en serio que la vida colectiva estimule reflexiones novedosas sobre este concepto.

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¿Hasta qué punto la política es hoy economía?

–Hasta un punto preocupante, porque aunque la economía la ha condicionado desde siempre, todos los intentos de meter a la política en lógicas económicas han fracasado, o como mucho, han obtenido resultados discretos. No hay más que ver los casos de empresarios convertidos en políticos.

¿Cuál es la mayor amenaza para la democracia hoy?

–Hay dos grandes diagnósticos: unos hablan de un fallo de la clase política, y otros que señalan la equivocación de la gente a la hora de elegir como el fallo fundamental. Ninguno de los dos diagnósticos aborda el problema de una forma global, y los dos tienen también parte de razón.

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