Jonathan García, responsable de Conservación del Biodomo, cubierto con mascarilla, junto a los lémures. IDEAL

Cuarentena en la jungla de Granada

El Biodomo del Parque de las Ciencias ha dividido el personal en dos turnos para que, en caso de contagio, esté garantizado el bienestar de sus doscientas especies

Jorge Pastor

Granada

Sábado, 25 de abril 2020, 02:10

Los pasillos del Biodomo, esa pequeña jungla de cuatro mil metros cuadrados que muestra la biodiversidad de la franja tropical del planeta en el Parque ... de las Ciencias, están vacíos. No hay grupos de escolares viendo meros gigantes a través de las enormes cristaleras de las 'peceras', ni maestros pidiéndole a Dieguito que deje de corretear, ni familias fotografiándose con los simpáticos lémures. Una sensación extraña. Los escolares, los maestros, Dieguito y las familias están confinados en sus casas. Pero los meros gigantes, los lémures, los monos ardilla, los pájaros trompeteros y las más de doscientas especies del Biodomo no entienden ni de cuarentenas ni de pandemias. Allí la vida –hermosísima palabra– sigue exactamente igual que antes de que el mundo echara el cerrojo. El Parque de las Ciencias ha organizado turnos para garantizar todos los servicios de mantenimiento de este verdadero tesoro de la naturaleza. Por respeto a la vida y porque todos esos bichitos están deseosos de que, a la vuelta de unas semanas, regresen Dieguito y sus nervios.

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En las entretelas del Biodomo, un laberinto de pasillos y habitaciones donde están los laboratorios, las salas de cuidados y los almacenes, los operarios continúan con sus rutinas. ¿Qué pasaba, por ejemplo, la mañana que IDEAL hizo este reportaje? Si pudiéramos hacer una panorámica cenital, veríamos a la acuarista Ángela Castrillón alimentando a las pequeñas medusas que acababan de nacer esa noche, al conservador Jonathan García sondando a unos caballitos de mar Hippocampus reidi, al también acuarista Juan Ontanilla curando unas heridas en la cola de un tiburón Stegostoma fasciatum o al jardinero León Corral colocando unas bridas en un mallado. Rutinas de una jornada laboral cualquiera en el Biodomo de Granada.

Ángela alimenta a la medusas que han nacido esa noche en el Biodomo. IDEAL

Pero Ángela, Juan, León, Jonathan y el resto de compañeros son seres humanos, y en consecuencia, potenciales transmisores de patógenos como el temido coronavirus. Los empleados, explica Javier Pérez, coordinador de Ciencias de la Vida del Parque, «ya toman en su día a día una serie de medidas preventivas como mantener la limpieza y el orden en cocinas, cobijos, bioterio y la clínica mediante el uso habitual de guantes y productos desinfectantes de limpieza, además de una adecuada higiene personal». «Sin embargo –agrega– este protocolo se ha extremado en el sentido de vigilar aún más su cumplimiento; además de colocar dispensadores de líquido aséptico para las manos, todo el mundo utiliza guantes y mascarillas, y se evitan los grupos para mantener la distancia de seguridad y la eliminación de patógenos de picaportes y barandillas mediante la aplicación de lejía».

Los datos

  • 204.016 Las instalaciones del Biodomo del Parque de las Ciencias fueron visitadas el año pasado por un total de 204.016 personas. El crecimiento es constante desde que se inauguró en el verano de 2016.

  • 4.000 El Biodomo reproduce en 4.000 metros cuadrados la biodiversidad de la franja tropical de la Tierra.

El Parque de las Ciencias no ha efectuado ningún cambio en la operativa. Se mantienen los mismos recursos técnicos y humanos. Eso sí, el personal se ha dividido en dos turnos alternativos para evitar que, en el supuesto de que haya un contagio, siempre haya efectivos 'en la retaguardia'. Además de la suspensión de la visita pública hasta nuevo aviso, también se han desprogramado eventualmente distintas actividades educativas asociadas al Biodomo como talleres y cursos, y también se ha paralizado la realización de prácticas por parte de alumnos y proyectos de investigación relacionados con los trabajos universitarios de fin de grado o fin de máster.

Arriba, Sondando un caballito de mar de la especie Hippocampus reidi. Abajo, organizando la tarea y uno de los lémures. IDEAL

Mirando hacia dentro, «lo que no ha variado –agrega– es la estrategia de mantenimiento de los sistemas de soporte vital, como la filtración o las medidas ambientales que recrean los ecosistemas; de los animales, en todo lo referido a alimentación, enriquecimientos y revisiones; y de las plantas en cuanto riego, abonos y podas». «No podría ser de otra manera para garantizar el buen funcionamiento de la instalación y, por ende, el perfecto estado de toda la fauna y flora que tiene allí su morada», subraya el responsable de Ciencias de la Vida del Parque. Hasta el momento, no ha habido ningún problema en el normal suministro de carne, pescado, fruta y pienso con el que se nutre a los moradores del Biodomo y de todos los insumos para la jardinería. Todo llega al Parque con regularidad, incluido el abastecimiento de agua del mar procedente desde la costa. El Biodomo cuenta, además, con congeladores, frigoríficos y aljibes donde se hace acopio de un 'stock' considerable de todo lo que se precisa para que no haya ningún tipo de carencia en el supuesto de que surja algún contratiempo en la recepción de toda esa mercancía que llega desde fuera.

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A las medidas de higiene habituales, se han incorporado guantes, mascarillas y geles

A pesar de esta 'normalidad', Javier Pérez no oculta su tristeza por ver desierto durante estos días el Parque de las Ciencias y el Biodomo, «que se concibió con un objetivo educativo importante como es fomentar el conocimiento de la biodiversidad y promover la concienciación de la necesidad de su conservació». «Deseo –anhela– que todo vuelva lo antes posible a ser como antes».

Referente

El Biodomo, que recrea la franja tropical de la Tierra –Amazonía, Madagascar e Indo Pacífico–, cumplió tres años en julio de 2019. Durante este periodo de tiempo ha recibido más de 800.000 visitas (204.016 el año pasado) y se ha consolidado como uno de los grandes referentes del Parque de las Ciencias, «el mejor invento que ha tenido Granada después de la Alhambra», como comentó en cierta ocasión un político. La tendencia de accesos ha sido claramente al alza desde su apertura en el verano de 2016. Cuenta con unas doscientas especies de distintos biotropos tropicales de la Tierra. La primera sensación que experimenta el visitante es de más calor y más humedad en otoño e invierno respecto a la primavera exterior.

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Los acuaristas Juan y Ángela curan las heridas que tiene en la cola un tiburón de la especie Stegostoma fasciatum. IDEAL

Desde su inauguración, al tratarse de un lugar vivo, ha sufrido innumerables cambios. Se han transformado lugares como la Amazonía o más recientemente la jungla asiática para mejorar el bienestar de animales y vegetales y lograr, al mismo tiempo, una mejor experiencia inmersiva por parte de todos los que vayan al Biodomo. El proceso de adaptación de las especies está siendo todo un éxito. Prueba de ello es la reproducción de los perezosos, los armadillos, las nutrias de uñas cortas, los muntjac, los galápagos moteados, las ranas de ojos rojos y las ranas veneno de flechas, los tritones mandarín, los ajolotes, los cardenales de Banggai, los escorpiones o las medusas. Tanto es así que algunas de estas crías han sido cedidas a otros centros zoológicos de España.

En este tiempo también se han producido interesantes incorporaciones como las boas arborícolas amazónicas o los sakis de cara blanca, estos últimos primates que poco a poco se acostumbran al hábitat de la Amazonía donde convivirán con los tamarinos labiados y con aves como los tucanes o los rascones. Además, en la jungla del sudeste de Asia ya se pueden ver faisanes y pitones, y está prevista la introducción de las llamativas tortugas gigantes de Aldabra y los ciervos ratón traídos de los programas europeos de cría en cautividad.

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Panorámica general del Biodomo en cuarentena. IDEAL

El Biodomo continúa participando en tareas de conservación 'in situ' en Madagascar y Nepal en colaboración con la Fundación Agua de Coco y Arco Nepal. Y en proyectos de conservación nacionales junto a la Junta de Andalucía como el de helechos supervivientes del pasado tropical del Mediterráneo y la investigación de especies amenazadas como el pez fartet, para que el que se han acondicionado los estanques exteriores del Parque para facilitar su procreación.

Supervisando el acuario. IDEAL

«Somos como los pastores de ovejas; no podemos fallar»

Jonathan García, conservador del Biodomo, asegura que los trabajadores de esta instalación zoológica «somos como los pastores de ovejas; tenemos animales a nuestro cargo y tenemos que atenderlos todos los días» en facetas tan importantes como alimentación, plan de enriquecimiento y tratamientos veterinarios. «Tenemos que garantizar todo lo relativo al bienestar animal», afirma Jonathan, quien explica que a las medidas de prevención habituales hay que sumar el uso de mascarillas, guantes de látex y dispensadores de gel hidroalcohólico para matar gérmenes o virus.

García comenta que, aunque el abastecimiento está garantizado, sí se ha comprado algo de más cantidad por si surgieran problemas de transporte.

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