«Mi colaboración con Paco de Lucía no acabará nunca»
Afincado en Granada, el brasileño añadió un estilo de percusión que es ya universalmente flamenco y de otras músicas
Jorge Fernández Bustos
Jueves, 22 de febrero 2024, 10:45
En 1981 irrumpió en el mundo del flamenco el disco 'Solo quiero caminar' de Paco de Lucía, un trabajo revolucionario que, tal y como apunta ... Paco Sevilla (biógrafo del algecireño), «es una declaración de independencia». A los cinco años de 'Almoraima' (1976); después de su interpretación de Falla (1978); y tras sus flirteos con Chick Corea, John McLaughlin y Al Di Meola, aparece este disco. Es el primer álbum en el que participa oficiosamente el Sexteto con el que Paco definiría un sonido nuevo para la música flamenca. De su experiencia con el grupo Dolores, en el disco anterior dedicado a Falla, el maestro se hizo acompañar de Jorge Pardo, al saxo y la flauta; Carles Benavent, al bajo; sus hermanos Ramón de Algeciras, a la guitarra, y Pepe de Lucía al cante; y Rubem Dantas, a la percusión. (Según Paco lo importante no son los instrumentos, sino quien los toca.) Desde entonces se toca el bajo, el cajón o la flauta, a la manera de Carles, Rubem o Jorge.
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En este reciente 2024 se cumplen 43 años de ese disco innovador y por ende de la aparición del cajón dentro de la instrumentación propia del flamenco. Comoquiera que el padre de la criatura está afincado en Granada, aprovechamos para hacer balance de estos años. Rubem añadió un estilo que es ya universalmente flamenco y de otras músicas. Hoy son casi inconcebibles unas bulerías, unos tangos o una rumba sin la participación del cajón flamenco.
–¿Cómo fueron sus principios allá en Brasil?
–En casa siempre estuve rodeado por la música, ya que he tenido la suerte de nacer en una familia que la amaba. Mi madre se dedicaba a ella, como pianista y docente, y a mí siempre me ha atraído. No recuerdo el momento del comienzo, porque siempre ha estado presente en mi vida. No fue una decisión, ya venía implícita en mí. Eso sí, a nivel profesional, sobre los catorce años empecé con el primer maestro de todos los que he tenido, y a los dieciocho ya tocaba con Sangue e raça, un grupo de Bahía. El nacer en esa ciudad fue una suerte; es impresionante su riqueza cultural. A partir de ahí, puedo decir, que la música ha sido mi única profesión.
–¿En qué momento decidió dedicarse a la percusión?
–Aunque sí que es cierto que a nivel instrumental se me conoce por la percusión, ya que es lo que más uso, a mí me apasionan los instrumentos en general. No me gusta encasillarme. Me encantan todos. Para mí es muy importante la parte creativa, y la percusión me ayuda a sentar las bases de la música cuando compongo y cuando produzco. Esos instrumentos me han acompañado desde la infancia. De pequeño me atraía probar el sonido de cualquier objeto.
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–¿Cuándo entró a colaborar junto a Paco de Lucía?
–Cuando Paco nos propuso grabar un disco llamado 'Paco de Lucía interpreta a Manuel de Falla', con el grupo Dolores, del músico Pedro Ruy Blas. Ese fue el primer trabajo con el maestro. A partir de ahí, nos unen décadas, en las que compartimos la formación del Sexteto.
–¿Conocía ya su labor como guitarrista?
–Yo había llegado hacía poco a España, y el trabajo de Paco fue de lo primero que conocí dentro del flamenco. A mí me atraía mucho este estilo musical, y en ese momento, su disco 'Fuente y caudal' [1973], tenía bastante cobertura, entonces fue cuando lo escuché por primera vez.
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–¿Hasta cuándo duró su colaboración?
–Mi colaboración con Paco de Lucía no acabará nunca. Nunca pienso que eso acabara. Si no nos hubiera dejado, seguro que habríamos seguido con otros proyectos. Yo sé que él los contemplaba, pero no dio tiempo a llevarlos a cabo. No obstante, aunque en ese momento no trabajáramos juntos, si nos llamábamos, ahí estábamos, para la música o para lo que fuera necesario. Paco, aparte de mi maestro es, porque lo sigue siendo, mi hermano y amigo.
–¿En qué discos apareció como miembro del sexteto de Paco?
–El inicio con Paco fue el disco 'Sólo quiero caminar' [1981], pero en ese momento aún no estaba el Sexteto como tal. El primero con esa formación fue Paco de Lucia Sextet 'One summer night' [1984]. Después vinieron otros, como 'Siroco' [1987] o 'Zyryab' [1990], entre otros.
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–¿De dónde proviene el cajón?
–El cajón flamenco, como tal, es un instrumento de origen americano, concretamente de Perú.
–Pero en cajón hubo que adaptarlo…
–Eso fue lo más difícil, lo que tuve que hacer en ese momento. Había que adaptar el flamenco al cuerpo de este instrumento. Crear los patrones para poder introducirlo en esta música, pero no solo lo hice para el flamenco, también para la samba, el jazz, el tango, el funk o el bolero, entre otros estilos. Este es un instrumento idiófono, y yo sabía que eso iba a permitir esta adaptación. Eso ya se quedó hecho, pero en el inicio me supuso un gran trabajo que ahí ha quedado como legado para los instrumentistas de todo el mundo.
–¿Cómo cree que ha evolucionado el cajón flamenco en estos más de 40 años?
–Más que evolución en cuanto a nivel musical, porque esto no puede evolucionar más de lo que lo había hecho dentro del flamenco, considero que ha evolucionado a nivel de expansión del instrumento. Es increíble la cantidad de músicos que lo utilizan y la cantidad de estilos musicales en los que aparece. Esto implica más posibilidades para los percusionistas, que a menudo me agradecen que haya hecho la introducción de este instrumento. Muchos músicos de todo el mundo me muestran su agradecimiento y yo me siento muy bien por ello. Hasta los fabricantes de cajones, es un trabajo que se ha expandido. Si sirve a la gente, como medio de vida, y a la música por su aportación, yo me siento muy contento.
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–Hay quien dice que al flamenco le sobra otra percusión que no sean las palmas. ¿Qué le debe el flamenco al cajón?
–Son opiniones. Que yo no piense lo mismo no quiere decir que no respete todas las ideas. Todavía escucho eso. Lo que sí puedo decir que me ha pasado muchas veces, es que personas que me han transmitido esa opinión, después de venir a alguna actuación, me han reconocido que habían cambiado de idea.
–¿Qué hay después de Paco de Lucía?
–Después de Paco, lo primero que siento, como hermano, es una gran pena y desazón. Este tema es difícil, entiendo que muchas personas le conocen y sufren su pérdida solo por la parte artística, pero para mí, Paco era mucho más que esto, ya que lo considero mi familia. Si hablamos a nivel musical, está claro que ha dejado un gran vacío, y muchas cosas que se han quedado sin hacer, porque no ha habido ese tiempo. Nos hemos quedado huérfanos en ese sentido.
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–¿Cuándo se vino a Granada?
–Como he comentado, en mi casa, en Brasil, había música continuamente. Entre los compositores que escuchábamos, estaba el maestro Manuel de Falla. A mí ya me llamaba mucho la atención todo lo relacionado con la cultura de la Península, y Granada era como un destino obligatorio para algún día de mi vida.
–¿Qué tiene esta ciudad para un músico como Rubem Dantas?
–Me encanta esta ciudad, poder ir al Sacromonte o al barrio del Albaicín. A nivel cultural, hay propuestas, y aunque por trabajo, salgo bastante fuera, cuando vuelvo me siento en casa.
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