Un cóctel perfecto de experiencia y pericia con Pepe Romero y la Orquesta Barroca en el Falla
El conjunto que dirige Darío Moreno y el solista ofrecieron un programa homenaje a Celín Romero donde virtuosismo y folclore se dieron la mano
Miércoles, 28 de julio 2021, 00:46
Es de bien nacidos ser agradecidos. Y también reconocer a cada uno sus méritos. Por eso, el concierto de anoche en el Auditorio Manuel de ... Falla fue, ante todo, un acto de justicia. Y luego, un excelente espectáculo musical. Granada debe mirar un poco más hacia arriba, hacia el auditorio del Paseo de los Mártires, para, fuera del Festival de Música y Danza y de la programación de la temporada de la Orquesta Ciudad de Granada, no dejar escapar oportunidades de escuchar música como la que ayer ofreció el Festival de la Guitarra. Tal vez así, la asistencia de público habría sido mayor, y el Falla, en lugar de estar a dos tercios de su aforo en la sala A, habría estado lleno.
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Quien no acudió anoche a la colina roja, se perdió un recital en el que Pepe Romero demostró que quien tuvo, retuvo. En la primera parte del programa, se enfrentó en solitario a algunas de las obras preferidas de su hermano Celín, el alma de Los Romero, el cuarteto de guitarras que agrupó en sus orígenes, hace ya 60 años, a Celedonio Romero, el patriarca, y a los tres hermanos, Ángel, Pepe y el propio Celín. Un cuarteto que, desde su base en EE UU, adonde emigró la familia de malagueños, revolucionó el mundo de las seis cuerdas, y hoy no deja de tener imitadores.
El solista estuvo especialmente brillante en los pasajes de 'tempo' más calmo en los 'Cinco preludios' de Villa-Lobos
Pepe Romero, de negro riguroso como en él es habitual, comenzó el concierto con los 'Cinco preludios' del compositor brasileño Heitor Villa–Lobos. El más conocido, el número 1, titulado por su autor 'Melodía lírica', sirvió para mostrar a un Romero seguro de sí mismo, muy concentrado, empeñado en transmitir el delicado folclorismo que emana de esta obra del autor de las 'Bacchianas', y su conexión con el clasicismo. Estuvo especialmente brillante en los pasajes de 'tempo' más calmo, creando una atmósfera de marcado romanticismo, solo rota por hasta cuatro teléfonos móviles que optaron, a pesar de las advertencias, por desobedecer la orden de apagarse, tan traviesos ellos.
Muy seguro estuvo el guitarrista en la 'Serenata española' de Malats, pieza de la que interpretó su propia transcripción, antes de iniciar el 'monográfico Tárrega' con el que finalizó la primera parte del concierto. Airosa la 'Marieta' de la que, por cierto, Michael Kamen tomó un pasaje para la excelente banda sonora de 'Don Juan de Marco';solemne la 'Mazurka', que enlazó con la 'Gran Jota' tocada como se debe, sin efectismos, alegre, dando el protagonismo a la melodía y sin apalear la guitarra.
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Genios del Barroco
Tras un breve paréntesis, salieron al escenario los seis músicos de la Orquesta Barroca de Granada que acompañaron a Romero, o a quienes Romero acompañó, en la segunda parte del programa, dedicado a dos de los grandes genios del Barroco, Haendel y Vivaldi. Un momento de afinación –los instrumentos de cuerda sufren mucho por el calor–, y atacaron juntos la pieza que tocaron sin el guitarrista, la 'Chacona' del ballet 'Terpsícore' de Haendel. La clave de esta pieza está, valga la redundancia, en el diálogo entre clave y chelo, y en él brilló especialmente la formación granadina, en todo momento haciendo gala de lo que fue una constante en el concierto, la mezcla equilibrada entre experiencia y pericia.
Tres tríos de Vivaldi integraron la última parte del concierto. El primero, el RV82 en Do mayor, sirvió para ofrecer, siquiera en una pequeña dosis, una muestra de lo que un buen solista es capaz de dar de sí ante una obra tan bella. Pleno de romanticismo, emocionante a ratos, con ese tema que queda flotando en el aire –a pesar de los aplausos a destiempo– y ese 'Larghetto' en el que la guitarra lleva todo el peso melódico acompañada por el delicado 'pizzicato' del violín. Cambio de violín para el RV 85, compuesto originalmente, como los otros dos, para laúd, y que por tanto exige un gran esfuerzo en su adaptación a guitarra. Y para finalizar, la Orquesta al completo con Pepe Romero en el RV 93, un auténtico prodigio con pasajes a tres y 'tutti' para subrayar la obsesiva melodía y sus correspondientes 'ritornellos'. El público se puso instantáneamente en pie para aplaudir un desempeño a la altura de las grandes noches de música.
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