El granadino que ha fotografiado a Penélope Cruz, Javier Bardem, Antonio Banderas...

–¿Su primer recuerdo en el cine?

–Recuerdo de pequeño ir con mi madre al cine a ver películas para niños. Nos llevaba a mi hermano y a todos los primos. Íbamos a Multicines Centro y siempre queríamos asomarnos a las otras salas para ver películas de mayores.

–¿Qué le llevó a estudiar fotografía en Granada?

–Era el verano de 1996, paseando por Camino de Ronda vi el letrero de la Academia CEF de Maribel Fajardo. Desde niño siempre me había gustado hacer fotos y me apunté para aprender técnicas de laboratorio. Al principio, pensando más en un hobby que en una profesión.

–En 1999 da el salto a Barcelona y se gradúa en Fotografía con Matrícula de Honor…

–A Maribel Fajardo le debo mucho de esto. Ella me habló de otro compañero que se iba a estudiar al CITM en Barcelona. Yo tenía pensado estudiar Comunicación Audiovisual, pero ella me animó para estudiar específicamente fotografía. Fui a hacer la prueba de acceso y allí me quedé. Fueron tres años tocando todas las materias y viví la transición al mundo digital. Mi referente de allí fue el profesor Jesús Micó.

–Cuatro años después, se muda a Madrid y hace dos cursos profesionales de cine. ¿Por qué?

–Todos los trabajos fotográficos, incluido el proyecto final de carrera estaban muy relacionados con el cine. Me interesaba sobre todo la fotografía escenificada y contar historias. Estudiar cine fue un paso natural.

–En 2006, entra de cabeza en la industria del cine. ¿Cómo fue?

–En Madrid viví con dos actores Canco Rodríguez y Raúl Arévalo. Raúl había escrito el guion del largometraje 'Tarde para la ira'. Le ayudé a hacer un dossier para vender la película con fotografías mías. En la productora Atípica Films preguntaron por el fotógrafo de ese dossier y me ofrecieron mi primer proyecto de cine, 'La gran familia española', de Daniel Sánchez Arévalo.

–Trabaja primero en cortos, spots, series…

–Sí, todos los aspectos relacionados con el cine me apasionaban. Iluminar tanto para cine como para fotografía. Con Esaú Dharma y Mar Delgado hicimos el proyecto 'Pixel Theory', un largometraje colaborativo. Pero al probar el mundo de la foto fija y sentir esa libertad para moverme por un rodaje me llevó a continuar ese camino.

–Hace la foto-fija de largometrajes: 'Palmeras en la nieve', 'Tarde para la ira'...

–Siempre he dicho que mis padrinos en el cine fueron Cristina Sutherland y Toni Novella porque ellos confiaron en mí para ofrecerme mis primeros trabajos. Fui encadenando proyectos y ya me dediqué solo a eso. Dejé a un lado los books, videobooks y cualquier tipo de evento.

–¿Cómo es trabajar con Pedro Almodóvar?

–Me imponía mucho porque lo he admirado desde pequeño. El póster de 'Tacones lejanos' me ha acompañado de casa en casa desde que salí de Granada. Se aprende muchísimo a su lado. El rodaje de 'Julieta' lo viví con más nervios y presión que yo mismo me ponía para intentar estar a la altura. En 'Dolor y gloria' todo fue más cómodo y lo recuerdo como uno de los rodajes más especiales de mi vida. Cada día de rodaje no me podía creer la suerte de estar allí y ver a Pedro dirigir.

–¿Y con Sorogoyen en 'Madre' y 'Que Dios nos perdone'?

–Con Ruy he trabajado en varias ocasiones y es un genio. Muy exigente, pero sabiendo sacar lo mejor de cada departamento. El ambiente en sus rodajes es muy especial también. Es que menuda suerte, los directores con los que me he cruzado en estos años…

–Ha trabajado recientemente en la provincia de Granada, en 'Cerrar los ojos', de Erice.

–Otro de los grandes. Ojalá poder rodar más veces en Granada. Hay tantos escenarios para poder filmar. Una de las cosas mejores de los rodajes es descubrir rincones incluso de tu propia provincia a los que no tendrías acceso si no fuera porque los habilitan para rodar.

–Ha podido mirar a los ojos a Penélope Cruz, Javier Bardem, Banderas, Coronado. ¿A quién le gustaría volver a fotografiar?

–A estos cuatro, por supuesto. Pero, el primer nombre que me viene a la cabeza es el de Belén Rueda a la que recuerdo con mucho cariño. Y volver a repetir con todos los directores con los que participé en su debut cinematográfico. Me encantan los rodajes de directores nóveles.

–¿Qué habilidades debe reunir un fotógrafo en el set?

–Siempre se habla de ser un ninja y pasar desapercibido, pero a mí me gusta compartir espacio con compañeros de trabajo, foquistas, microfonistas y aunque no se te puede ver, me gusta intentar transmitir con mi cámara energía a los actores. Disfruto mucho con su generosidad.

–¿Qué diferencia hay entre la foto-fija y la foto promocional?

–Foto fija incluye fotografías de escena, making y fotografía de previos, que quizás es lo más desconocido y son las fotografías que forman parte de la trama. En 'Celeste', por ejemplo, había que construir el personaje de una cantante a través de ese material. En la fotografía promocional tengo más control y decisión en el estudio, uniendo criterios con la persona que se encarga del diseño y quien lleva el marketing del proyecto. Controlo la iluminación y puedo dirigir más a los actores.

–Ha diseñado carteles para cine y teatro. ¿Es otro paso natural?

–En mi caso sí, porque me gusta darle un tratamiento a las imágenes y ya fotografío pensando en cómo podría ser el cartel. A veces, me permiten llevarlo a cabo a través de mi empresa Somnes Creative. Y cuando lo diseñan otros, me gusta poder aportar algo de mi criterio y mi visión.

–En 2024 dirigió el corto 'Los domingos que quedan'.

–Las ganas de dirigir siempre han estado ahí. Ha sido más el miedo a escribir un guion lo que no me ha animado a hacerlo antes. Estoy muy contento con el resultado porque tenía ganas de contar ciertos temas y poder realizar activismo a través del cine. Ahora he terminado el guion del que espero sea mi primer largometraje: 'Acróbatas'.

–¿Qué es lo mejor que le ha pasado trabajando en el cine?

–Además de haber encontrado a grandes amigos, a los que considero mi familia elegida, haber podido viajar por todos los rincones del mundo: África, Asia, Sudamérica…

–¿A quién le otorgaría un Goya de Honor?

–A compañeros que no pueden ser elegidos para ninguna categoría por el puesto que desempeñan. Se dan unos premios especiales cada año para compensar esta falta, pero les daría un Goya honorífico a los que han llevado toda la vida trabajando, pero su nombre no queda tan resaltado como el de los intérpretes o directores.

–¿Quién le gustaría que recogiera un Goya en Granada?

–Una de las películas que más me han gustado este año ha sido el debut de Sandra Romero, 'Por donde pasa el silencio'.

–¿Qué necesita Granada para posicionarse en la industria?

–Unificar criterios entre los grandes técnicos que tenemos, con el Ayuntamiento y la Diputación. Remar todos a la vez.

–¿A quién dedicaría un Goya?

–A mi madre.