El anillo magnético de siete metros ubicado en Fermilab, Chicago. Y Abel Lorente, físico por la Universidad de Granada. IDEAL

De la UGR a reescribir las leyes de la naturaleza

Muon g-2. Abel Lorente, investigador en Chicago, forma parte del equipo internacional que ha descubierto «algo» que desobedece uno de los principios por los que se rige la Física

Lunes, 3 de mayo 2021, 01:38

Tranquilo. Ni usted ni yo vamos a entender realmente lo que está pasando, pero es «algo» que va a revolucionar nuestra vida. Toda la ... vida conocida. Las leyes que rigen –o regían– la Física del universo conocido. Es como si, de repente, alguien descubriera que los seres humanos tenemos un sexto sentido real que no sabíamos usar. O como si un explorador volviera a tierra firma con las primeras fotografías de una isla habitada en mitad del océano de la que nunca nadie había oído hablar. Aquí, claro, nadie gritó lo de «tierra a la vista» ni iba con un mapa del tesoro marcado con una gran equis. De hecho, casi ni vieron nada. Los aventureros, en este caso, son científicos. Más de doscientos investigadores de todo el mundo. Y uno de ellos, Abel Lorente Campos (Málaga, 1993), formado en la Universidad de Granada. ¿Que de qué estamos hablando? De algo muy, pero que muy pequeño que podría cambiar por completo las bases ¿incontestables? de la Física.

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El Laboratorio Nacional de Fermi, popularmente conocido como Fermilab y especializado en física de partículas, se ubica en Batavia, cerca de Chicago, donde reside Lorente. «Aquí vivo y trabajo, aunque, ahora mismo, por la pandemia, vamos poco al laboratorio», dice el joven científico. En Fermilab está, precisamente, el segundo acelerador de partículas más potente del mundo. Y allí se ha realizado 'Muon g-2', el experimento que podría haber encontrado formas de materia y energía desconocidas para la ciencia. Vayamos por partes.

Los científicos trabajan con el Modelo Estándar de Física de Partículas que es algo así como un manual de instrucciones que dicta qué se puede y qué no se puede hacer. Por tanto, este modelo es fundamental y sobre él se rigen numerosas leyes y evidencias del universo. Pues bien: el equipo de Fermilab ha publicado unos resultados que desobedecen ese modelo. Es decir, que han encontrado «algo», no saben qué, que revolucionaría las bases del conocimiento. «Trabajamos con muones, que son partículas con 200 veces más masa que los electrones, y los almacenamos en un anillo de siete metros de radio». Digamos que los muones tienen un pequeño imán interno que, al interactuar con el campo magnético del anillo, lo hacen girar como si fuera un reloj. La velocidad a la que gira depende de la interacción entre el muon y otras partículas que hay en el vacío. «Siguiendo todo lo que sabemos de la Física –detalla Lorente–, deberían girar a una velocidad y a una frecuencia determinada pero, al hacer el experimento, vemos que la frecuencia es diferente. Los muones interactúan con fuerzas de la naturaleza que no se han descubierto. Esto cambia por completo cómo se ve la vida». Y desobedece, claro, al Modelo Estándar.

La investigación de Fermilab se publicó primero en una de las revistas de Física más prestigiosas del mundo, 'Physical Review Letters'. De ahí ha saltado al Business Insider, BBC, New York Times, The Sun, The Guardian, National Geographic, Scientific American, ABC, Nature, Forbes, CNN... Y todo por «algo» que todavía no se sabe qué es. Ni si existe realmente. «Esto es tan grande que hay que comprobarlo muchas veces. Seguimos tomando datos y analizando los resultados. Y, por ahora, vamos por buen camino», explica Lorente.

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Preguntas y partículas

Pero, ¿qué es ese «algo»? «Sabemos que hay algo. Tenemos candidatos para ese algo: materia oscura, partículas supersimétricas, incluso otras cosas que ni siquiera se habían imaginado hasta ahora... Nosotros hemos señalado que hay algo, ahora otros se embarcarán en el viaje para mirar lo que hay». ¿Por qué querríamos saber que hay «algo»? «Por puro avance en el conocimiento de la naturaleza. Yo me metí en Física por el placer de entender las cosas. La curiosidad expande el horizonte del conocimiento y, después, con el tiempo, llegan aplicaciones que no éramos capaces de soñar. ¿Será un nuevo teléfono? ¿Un invento prodigioso? De momento no. Pero piensa en la Física Cuántica, cuando se descubrió no se tenía en mente los avances tecnológicos que podría suponer». ¿Y qué se siente en ese momento de «tierra a la vista»? «Es increíble. Yo grité –ríe–. Y el proceso en sí es increíble. Es como si fueras a medir un campo de fútbol con la precisión del grosor de un pelo. Todo es muy, pero que muy preciso».

«La curiosidad expande el horizonte del conocimiento y, después, con el tiempo, llegan aplicaciones que no éramos capaces de soñar»

A Abel Lorente siempre le gustó la ciencia. Antes de terminar la carrera de Física, se especializó en Física de Partículas y se marchó un año a Ginebra. De allí saltó a Chicago, donde está realizando su tesis doctoral sobre el experimento 'Muon g-2', del que forma parte. «Analizo datos, mido correcciones y diseño simulaciones», dice. Lorente, amante de la lectura, el cine y los videojuegos, terminará el año que viene el doctorado allí, en la Universidad de Kentucky, y decidirá qué puerta abrir. «Sí, tengo varias puertas abiertas y ninguna me desagrada. Podría hacer un postdoctorado, irme a una empresa tecnológica... Pero creo que sea lo que sea, será aquí. En España la investigación está muy mal, demasiada incertidumbre». ¿Te vendrías al acelerador de partículas de Granada? «Cuando lo vea hecho te diré, que me da miedo que pueda ser como la Sagrada Familia. Ojalá se haga. Yo estudié en Granada y hay físicos muy, muy, muy buenos allí. Es una pena que ese talento se vaya. Ojalá salga el acelerador y me lo pueda plantear».

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