Los cien nuevos mundos de un investigador granadino
El astrónomo Francisco Pozuelo ha participado en hallazgos clave en los últimos años, los dos últimos con repercusión en la revista 'Nature Astronomy'
Andrea G. Parra
Miércoles, 15 de mayo 2024, 00:09
Descubrir un planeta es como vivir un momento eureka, una mezcla de adrenalina y serenidad. Es como estar en la cúspide de un gran descubrimiento ... que no solo amplía el conocimiento humano, sino que también hace consciente al investigador de lo vasto y complejo que es nuestro universo. Cuando está revisando los datos y encuentra indicios de que hay un planeta, es realmente emocionante. La descripción la hace Francisco J. Pozuelos, astrónomo del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), que la ha experimentado un centenar de veces.
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Pozuelo (19 de mayo de 1983, Punta Umbría, Huelva) ha participado en algunos de los proyectos más innovadores y relevantes en el campo de los exoplanetas, lo que le ha permitido contribuir al descubrimiento de unos cien nuevos mundos, de los que ha liderado o coliderado una decena. De ellos destaca el sistema TOI-270, que incluye un planeta tipo supertierra y dos mini-neptunos, estando estos planetas entre los más observados por el telescopio espacial James Webb. También el sistema TOI-2096, con una supertierra y un mini-Neptuno en resonancia, que está siendo monitoreado por la comunidad científica. Los últimos hitos en los que ha participado han sido el descubrimiento de un planeta gigante tan ligero como el algodón de azúcar, que se publicó ayer en la revista 'Nature Astronomy'. Y hoy habrá más detalles sobre una nueva exotierra, desconocida hasta ahora, con la firma también de Pozuelos.
Las localizaciones han seguido caminos diferentes, pero debido a cuestiones editoriales de la revista, han coincidido en el tiempo. «Publicar en una revista de la talla de 'Nature Astronomy' es un logro que refleja años de arduo trabajo, dedicación y colaboración. Es un reconocimiento a la calidad y relevancia de nuestra investigación», resume.
Proceso lento
El investigador, que soñaba desde pequeño con saber más del universo, explica que el proceso de confirmación es lento y pausado; lleva meses y muchos análisis confirmar al 100% la existencia de un planeta. Las técnicas de búsqueda están tan refinadas que casi todas las semanas se descubren nuevos planetas, aunque «no todos son igual de interesantes». Entre la enorme cantidad de datos que proporcionan misiones espaciales como Kepler y TESS, se esconden «auténticos tesoros». Algunos destacan por su rareza, otros porque pueden cambiar nuestra forma de entender ciertos aspectos del universo.
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Encontrar uno de esos diamantes es «extremadamente gratificante». En este proceso, describe que la emoción viene acompañada de un sentido de responsabilidad y de muchas preguntas. ¿Qué significa este descubrimiento para nosotros? ¿Qué secretos guarda este nuevo mundo? Cada planeta descubierto es «una pieza en el rompecabezas del universo, y cada pieza nos acerca un paso más a comprender la inmensidad que nos rodea».
Y es entonces cuando surge la pregunta de las preguntas. ¿Hay vida humana fuera de la Tierra? Ha perdido la cuenta de cuántas veces se lo han preguntado, tanto en el ámbito académico como familiar y de amigos. «Lo cual demuestra lo fascinante que es para todos nosotros el misterio de la vida más allá de la Tierra», valora.
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Desde adolescente
Licenciado en Ciencias Físicas en la Universidad de Sevilla, hizo el máster en Física y Matemáticas en la Universidad de Granada, mientras comenzaba su doctorado en el Instituto de Astrofísica de Andalucía en 2010. Después recibió una beca postdoctoral Marie Skłodowska-Curie para investigar en la Universidad de Lieja (Bélgica), donde pasó seis años trabajando en algunos de los proyectos más innovadores en este campo, como la misión TESS de la NASA, la misión Cheops de la ESA y el proyecto Speculoos.
La astronomía le fascina desde que era adolescente, lo recuerda bien. «Todo comenzó en el verano de 1997 cuando el cometa Hale-Bopp apareció en el cielo. Yo tenía 14 años y pasaba las noches con mis amigos en la playa de Punta Umbría. Me quedaba maravillado y miles de preguntas me venían a la cabeza: ¿Qué es? ¿De dónde viene? ¿Volverá? ¿Por qué brilla? En aquel entonces no sabía nada de astronomía, y la información no era tan accesible como hoy día; apenas había un par de viejos libros en la biblioteca municipal sobre el tema», señala. Ahora las estrellas conocidas están delante de sus ojos con todos los detalles posibles que en 2024 permite la Ciencia. Y está dispuesto a seguir explorando esos mundos que proporcionen respuestas a las muchas preguntas sobre el universo.
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