Un técnico muestra las grietas con forma de cruz provocadas por los terremotos de 2021 en las Caballerizas del Hospital Real. JORGE PASTOR

Sismicidad

Las cicatrices que dejan los terremotos en el patrimonio de Granada

Las secuelas del enjambre sísmico de principios de 2021, con 740 sacudidas, aún son visibles en monumentos como el Hospital Real, San Jerónimo, la Catedral y la Puerta de Sevilla de Santa Fe

Jorge Pastor

Granada

Domingo, 28 de enero 2024, 23:49

El 8 de septiembre un terremoto de una intensidad de 6,8 en Marruecos, aquí a lado, acongojó a la humanidad por sus terribles consecuencias, ... unos 3.000 muertos y más de 5.000 heridos, y trajo nuevamente el desasosiego a Granada, la zona con mayor peligro sísmico de la Península. Momentos de desazón que resucitaron también, salvando las distancias, los miedos causados por aquel enjambre sísmico de principios de 2021 y los tres temblores de más de cuatro que sacaron a los ciudadanos de sus casas –aquella noche del 23 al 24 de enero hubo mucha gente que durmió en los parques–. Ha pasado tiempo de aquello, cerca de tres años, pero las heridas aún son patentes en bienes patrimoniales de tanta importancia como el Hospital Real, la iglesia de San Jerónimo, la Catedral de Granada o inmuebles históricos de Santa Fe.

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Esto si nos remontamos a lo más reciente. Porque también se pueden rastrear perfectamente las cicatrices de sismos ocurridos hace siglos. Fíjense en la raja con forma de equis que hay en el Aljibe de la Lluvia de la Dehesa del Generalife, por ejemplo. Una brecha que se produjo posiblemente en las potentes sacudidas que hubo en 1431 y que es probable que retrasaran la toma de Granada en más de sesenta años.

Arriba, en primer plano, prótesis para completar el fuste de una de las columnas de la Sala de Convalecientes. Abajo, aspecto exterior de la arcada y grieta detectada en una de las pilastras. JORGE PASTOR

La sucesión de sismos a principios de 2021 encendió todas las alarmas en el Hospital Real, sede central de la UGR. Unas aberturas en los revestimientos de mortero de cemento de las dieciséis columnas de la Sala de Convalecientes evidenciaban que algo grave estaba pasando. La mitad de los cincuenta y cinco centímetros de perímetro de estos pilares no ejercían su función de sostén porque el muro estaba vencido veinticuatro centímetros. ¿Debido a lo que había ocurrido unas horas antes? Sí y no. Sí porque esas fisuras que habían aparecido eran una consecuencia. Y no porque esos veinticuatro centímetros de desplazamiento estaban ocultos detrás de los paramentos y se pudieron descubrir en ese momento, explica el arquitecto encargado de la redacción del proyecto de la Sala de Convalecientes, Diego Garzón.

«Los terremotos quebraron los morteros de la Sala de Convalecientes y pudimos comprobar que el muro estaba vencido veinticuatro centímetros»

Diego Garzón

Arquitecto

El problema se generó, según Garzón, en el pavoroso incendio de 1549 –aquel en que San Juan de Dios sacó a los enfermos en brazos–. Las pilastras, fabricadas con calcarenita de Escúzar, se quebraron debido a la dilatación generada por las altas temperaturas de las llamas y la contracción posterior por los fríos. Un diagnóstico preciso que ha sido factible gracias en gran medida a la aplicación de tecnologías como el escaneo en tres dimensiones con mapa de puntos.

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La intervención en la Sala de Convalecientes, un espacio diáfano con forma de 'ele' donde se reponían los enfermos por sus condiciones ambientales óptimas, consistió en primer lugar en el apuntalamiento de las estructuras. Posteriormente se colocaron prótesis para que los fustes recuperan la solidez primigenia y que suplieran la descompensación por falta de masa de los muros, donde hay unos arcos. Conviene recordar que esta estancia, que ha sido rehabilitada de forma integral, se halla en la zona más esbelta del Hospital Real y, por ende, una de las más frágiles cuando se tambalean los cimientos. Las obras, de una gran complejidad técnica, están a punto de terminar; el resultado es, sencillamente, espectacular. El presupuesto destinado por la UGR ha sido de 2,6 millones de euros.

Caballerizas

Pero hay otro punto del Hospital Real donde los estropicios causados por el enjambre sísmico son más que evidentes: las caballerizas, levantadas en el siglo XVIII. Según Juan Francisco Moriana, director de la Unidad Técnica de Construcción de la UGR, esta nave fue de las pocas que se libraron de la demolición en el saneamiento de la fachada del Hospital Real que se llevó a cabo después de la Guerra Civil –había varias construcciones adosadas–. A diferencia del Hospital Real, fue levantada en ladrillo. Las bóvedas, ejecutadas en este material, están literalmente quebradas y sujetadas por unos postes de hierro. Los problemas de sostenibilidad de estas dependencias se acrecentaron cuando, a finales de los años setenta y principios de los ochenta, se eliminaron dos pilares centrales que se compensaron –de forma insuficiente– con una especie de estructura metálica.

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Supervisión de las grietas en las caballerizas. JORGE PASTOR

Las monjas del Monasterio de San Jerónimo también están preocupadas por la grieta que se abrió en la zona del coro tras los seísmos de 2021. Desde entonces buscan soluciones. La hendidura, perfectamente visible desde el interior, fue provocada por la oscilación de la torre y su 'golpeo' contra la nave de la iglesia. «Aquí hay dos estructuras independientes que están pegadas y cada una se comporta a su manera», explica Enrique Hernández Montes, de la Cátedra de Hormigón de la Escuela de Caminos. «Estamos valorando diferentes alternativas», comenta.

Joaquín Martínez muestra la grieta provocada por los terremotos en el coro de San Jerónimo. RAMÓN L. PÉREZ

Según el portavoz de la orden en Granada, Joaquín Martínez, esta situación no viene de ahora, sino que se relaciona con la elevada sismicidad que se registra en Granada. «Nuestras investigaciones dicen que los propios jerónimos ya se vieron obligados a actuar hace varios siglos y que tuvieron que desmontar los dos cuerpos superiores del campanario», comentaMartínez. «Siempre se ha dicho que fueron los franceses quienes los desarmaron para construir el Puente Verde, pero nosotros defendemos que las piedras las pusieron en el compás del Monasterio y que las tropas napoleónicas se las encontraron ahí», aclara.

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Arriba, detalle de la grieta en el coro. Abajo, brechas en ventana cegada y exterior de la torre donde se observa la diferencia de tonalidad entre las piedras antiguas y las que se colocaron en los años sesenta. RAMÓN L. PÉREZ

Todo se agravó en los años sesenta, cuando Prieto Moreno llevó a cabo la reconstrucción de esos dos tramos –se observa perfectamente la diferencia de tonalidad–. ¿Que se decidió? Hacer un cubo de hormigón y forrarlo con sillares de Santa Pudia. El remedio, pergeñado según las normas y los conocimientos que había en aquel entonces, fue peor que la enfermedad. Ahora el peso es mucho mayor, por lo que el cimbreo es todavía más dañino para el templo. «Los estudios, en los que han intervenido profesionales españoles y europeos, ya están en la fase final;entonces podremos concluir qué podemos hacer y valorar el coste», señala Joaquín Martínez, quien insiste en que no valen parches, sino que las medidas que se adopten sean realmente resolutivas 'sine die'.

«Hay que buscar soluciones definitivas para el problema de la torre del Monasterio, no valen parches»

Joaquín Martínez

Portavoz del Monasterio de San Jerónimo

La Catedral lleva muchos años aguantando 'meneos'. De todos ha salido más o menos indemne, pero los de 2021 sí dejaron secuelas patentes hoy día. El 29 de enero se desprendió un pedrusco de un tamaño superior al de un puño que cayó sobre la plaza de las Pasiegas, donde siempre suele haber mucha gente. La respuesta fue inmediata. Acordonamiento de la calle e inspección en altura con una grúa provista de cesta. «Atacamos el riesgo en los puntos más débiles, los pináculos, desmontando los que entrañaban más peligro y reforzando los demás», explica Salmerón.

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Pináculos en los que se eliminó el remate por riesgo de desprendimiento. JORGE PASTOR

Los paseantes que miren hacia arriba en las Pasiegas observarán que, en efecto, estos ornamentos están desmochados –les falta la cabeza–. ¿Se repondrán? Esa es la intención, aunque por ahora no hay fecha. Todo apunta a que ese momento llegará si, finalmente, se lleva a cabo la restauración de todo el conjunto pétreo de la Catedral, que empezará por la torre, que se quiere hacer visitable, y que continuará por fachadas y cubiertas.

«Atacamos el riesgo en los elementos más débiles de la Catedral, los pináculos, desmontando los que entrañaban más peligro y fijando el resto»

Pedro Salmerón

Arquitecto

En Santa Fe, situado en el epicentro de la serie de 740 terremotos que se registraron en los albores de 2021, también sigue habiendo signos evidentes de aquellas jornadas en que el suelo no paraba de moverse. Son muchas las viviendas afectadas en el conjunto histórico. «Los propietarios están atados de pies y manos porque todo este espacio cuenta con la protección de Bien de Interés Cultural», lamenta el alcalde Juan Cobo (PP), quien agrega que poco a poco se está avanzando en la aprobación del Plan Especial del Conjunto Histórico, que lleva un retraso de tres décadas. Un documento importante para revitalizar un barrio que está medio vacío –hay decenas de casas deshabitadas–.

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Arriba, el alcalde de Santa Fe, Juan Cano, señala la grieta en la Puerta de Sevilla. Abajo, más grietas en la Puerta de Sevilla y en una vivienda del casco histórico santaferino. JORGE PASTOR

Algunos monumentos de Santa Fe quedaron heridos. Tras el arreglo de la iglesia de la Encarnación y la Puerta de Loja por parte de su dueño, el obispado, aún está pendiente la reparación de la Puerta de Sevilla, donde se aprecian a simple vista los desperfectos.

Granada vive con la espada de Damocles de su posición entre fallas activas. El patrimonio ha aguantado... por ahora. ¿Se está haciendo lo suficiente para protegerlo?

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