El cartero que inmortalizó Castilléjar
Leandro García Casanova homenajea a su padre, cartero y fotógrafo, en su último libro 'Castillejar de los Ríos en blanco y negro', que recopila 165 fotos de la década de los 50 a los 70
Domingo, 14 de junio 2020, 10:50
En Castilléjar todas las personas mayores le recuerdan o han oído hablar de él. No en vano, Leandro García Domínguez (1919-1977) ejerció durante décadas ... el oficio de cartero en una época en que se «les pagaba con sellos de correos». Quizás por eso, lo que en un principio comenzó como una afición, con el tiempo se convirtió en segunda profesión y recurso para sacar adelante a su numerosa familia compuesta por su esposa y cinco hijos. Ahora su hijo Leandro ha querido conseguir un doble objetivo con la edición de un libro que reúne una selección de 165 fotografías. Con él pretende rendir homenaje a su progenitor fallecido de cáncer a la temprana edad de 58 años y reivindicar su labor como fotógrafo pues realizó miles de fotos en blanco y negro entre la década de los 50 a los 70. Grupos de escolares, retratos, paisajes, escenas cotidianas y fiestas tradicionales fueron capturadas por su cámara Yashica durante el cuarto de siglo que compaginó ambas profesiones, en una localidad en la que nadie poseía uno de estos aparatos, por lo que ahora estas imágenes incrementan su valor etnográfico pues permiten una aproximación a los usos y costumbres de este rincón del altiplano granadino para el que el autor también reivindica la recuperación de su topónimo original, Castilleja de los Ríos.
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Las imágenes reproducidas han sido facilitadas por los propietarios ya que la familia no ha conservado los negativos y han sido 21 los colaboradores que han 'prestado' al autor las imágenes tomadas en su día por el padre. Cada fotografía se acompaña de un texto explicativo en el que se identifican las personas que aparecen, motivo y curiosidades. Una época en la que lo habitual era tomar alguna fotos (muy pocas) en los principales acontecimientos sociales, como bodas, bautizos y comuniones, y puntualmente durante las celebraciones festivas pero que Leandro amplió con grupos como los tradicionales quintos, escenas de trilla en las eras, equipos de fútbol o paisajes pues no en vano las fotos de Leandro se convirtieron en las únicas postales del pueblo que los «catalanes» buscaban para llevarse a su tierra de acogida tras pasar unos días de vacaciones en su pueblo natal.
Leandro comenta alguna de estas fotos como una del Domingo de Resurrección, momentos antes del Encuentro de la Virgen con el Resucitado tomada en la Semana Santa de 1964. Para Leandro, hijo, se trata de una imagen «antológica» pues se podría decir que aparece todo el pueblo «con cara expectante y reflejando la tensión del momento».
Igualmente en sus instantáneas Leandro fijó en el papel distintos grupos de la tradicional Hermandad de las Ánimas, tradición que ha estado a punto de perderse y que afortunadamente se ha recuperado en los últimos años. No podían faltar en esta recopilación las escenas taurinas en las improvisadas plazas de toros montadas en la plaza del pueblo. Se completa el libro, que se puede conseguir en algunos establecimientos de Castilléjar o solicitándolo al autor, con un capítulo dedicado a personajes locales e ilustres visitantes como el entonces obispo de la Diócesis Guadix-Baza, otro a los paisajes desaparecidos para concluir con el dedicado al río Guardal en cuyas orillas lavaban la ropa las castillejaranas.
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