«Cantar a Federico es igual que cavar bien hondo en una mina»
El berciano trae esta noche al Falla 'Sonetos, canciones y gacelas de García Lorca', en el marco del sexto Festival Internacional de la Guitarra de Granada
Jueves, 21 de julio 2022, 00:45
El berciano Amancio Prada (Dehesas, León, 1949) se ha convertido en una presencia insoslayable dentro del Festival de la Guitarra. Esta noche subirá al escenario ... del Auditorio Falla (21.30 horas) con un espectáculo en que conecta con el alma de Federico García Lorca, titulado 'Sonetos, canciones y gacelas de Federico García Lorca'.
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–Su relación con la obra de Lorca es larga y fecunda.
–En 2016 publiqué un disco donde reuní todas las canciones que he compuesto sobre obras de Federico García Lorca. Entre ellas los once 'Sonetos del amor oscuro', con piano y chelo, continuación de una edición primigenia que publiqué en 1986, cuando los estrené en el Teatro María Guerrero del Centro Dramático Nacional, con dirección escénica de Lluís Pasqual y amigos como Pedro Iturralde al saxo. En los años siguientes, ofrecimos muchos conciertos con aquel programa, incluyendo Granada. Desde entonces, hasta hoy, no había vuelto a cantar a Lorca en su ciudad. En este disco están también dos gacelas, 'Gacela del recuerdo del amor' y 'Gacela del amor desesperado', además de otras canciones diversas como 'A Mercedes en su vuelo', 'Canción de la mariposa' o 'La guitarra', el primer poema suyo al que puse música con apenas 20 años, y con el que abriré el concierto.
–Los bercianos son, dicen, medio gallegos. Y usted halló pronto la conexión entre Lorca y Rosalía de Castro.
–Así fue. Cuando preparaba el espectáculo sobre los 'Seis poemas gallegos', seis joyas, descubrí el poema que Federico dedicó a Rosalía cuando tenía 20 años, la 'Salutación elegíaca'. De hecho, Lorca ha ido hilando mi carrera, conectándome con poetas como san Juan de la Cruz, Jorge Manrique o santa Teresa. Lorca es en sí mismo un universo misterioso, fascinante. Uno no deja de sorprenderse con el gran número de lugares que visitó y cantó. Parece que en lugar de haber vivido 38 años, hubiera vivido 380.
–Y ahora vuelve a esta su tierra.
–La verdad es que el Festival Internacional de la Guitarra de Granada me honró el pasado año concediéndome uno de sus premios, y este año, con el centenario del Concurso de Cante Jondo por medio, me han vuelto a invitar, por lo que no podía decir que no. Además, reivindico no solo la 'jondura' de Lorca, sino la de Rosalía o la de san Juan de la Cruz. Cantar a Lorca es como cavar bien hondo en una mina. Y ese es el trabajo de cantautor, entre minero y labrador: cavar en el poema hasta encontrar la veta, quitando la ganga y quedándose con lo más puro. Este es un trabajo que nunca acaba, porque nadie se baña dos veces en la misma canción.
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Misticismo lorquiano
–¿Cómo se le reveló el misticismo de Lorca?
–Para mí, la imagen de los místicos es una llama de amor viva, como escribió san Juan de la Cruz. Creo que tanto Federico como el santo son, en cierta medida, enamorados de Dios, llegando a ese estado que describía santa Teresa, en que dos velas de cera unieran su fulgor y toda la luz fuese una. Para mí, los 'Sonetos del amor oscuro' son una llamarada en que goza y se consume el amante. Lorca introduce citas casi literales de los místicos en algunos de sus versos, como ese «déjame vivir en mi serena noche del alma para siempre oscura». Es curioso que siendo Lorca un poeta tan original, no se priva de reflejar las huellas de lo leído.
–¿Cuál es su impulso creativo ahora?
–Siempre me ha movido y me ha conmovido la poesía de los autores que canto, porque diciendo ellos lo que les pasa, y les traspasa, cuando les pones música, haces tuyas sus palabras.
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–Y la exigencia sube cuando más se interna en esa selva.
–Así es. La búsqueda hasta encontrar la música que acompaña a cada poema es una tarea apasionante. Porque si todos los poemas fueran octosílabos, el tono sería fácilmente hallable. Pero cada poeta tiene su ritmo, su sentir. Y en encontrarme con ellos sigo empeñado.
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