Un momento de la charla en el Corral del Carbón. ARIEL C. ROJAS

CULTUR_ALH

«Todos los cantantes de trap cantan con acento granadino»

Munir Hachemi, Cristina Morales, Isabel Mellado y David Uclés hablaron sobre los estigmas de 'vivir al norte' y mantener la propia identidad

Sábado, 4 de octubre 2025, 15:50

En el segundo día de cultur_ALH, la cita más esperada de la mañana tuvo como protagonistas a cuatro autores muy conocidos, en una mezcolanza ... que podríamos denominar como 'vendedores y/o polémicos': Munir Hachemi, Cristina Morales, Isabel Mellado y David Uclés. El título del encuentro fue 'Narrativas del Sur' aunque también podría haberse denominado 'Narrativas con Sur', dado que la referencia, no sólo geográfica sino emocional, hace que el punto inferior –sin connotaciones despectivas– de la rosa de los vientos se convierta, en realidad, en una forma de existencia e incluso de resistencia.

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El inicio de la conversación giró en torno a la propia definición de sur, mucho más que un territorio simbólico o político. Cada sur cuenta su propia historia, como dijo la chilena Isabel Mellado, y en su caso tiene como principal objeto la dictadura. «Para un escritor chileno es difícil publicar en Europa. Y depende de dónde te ubiques, puedes vivir en soledad. Cuando trabajé en Alemania, no es que apenas hubiera escritores, es que apenas tenía la oportunidad de hablar en español. Para mí, llegar a Granada fue un reencuentro con el lenguaje, con un idioma del que, sin embargo, tuve que aprender nuevas formas».

Hay, afirmó David Uclés, un cierto sentido de comunidad austral. «En el norte es más complicado abrirte, relacionarte, y en el sur, sin embargo, se lleva de fábrica», dijo muy gráficamente. Sobre la capacidad de adaptarse sin perder la identidad habló Cristina Morales, y se emocionó al hacerlo. «Soy una andaluza en Barcelona, y cuando llegué no entendí cómo, después de 70 años de migración de andaluces a Cataluña, después de que los andaluces fueran relegados a vivir en chabolas, vertederos, barracas, siendo repudiados por cierta sociedad, tuviera que ganar el Premio Herralde para conquistar el respeto de esos que me miraban por encima del hombro. Para ellos, me convertí en una escritora española, con el matiz despectivo que lleva consigo ese adjetivo». Y añadió: «En determinados ambientes, declararse del sur es delicado y peligroso, porque el sur porta la etiqueta de la pobreza consigo».

Lo importante y lo accesorio

Munir Hachemi ejemplificó esa escala de valores entre lo precario y el lujo con una anécdota: «Yo vivía en un piso húmedo del Zaidín. Me invitaron a un festival literario y me alojaron en un hotel de cinco estrellas en la playa. Me pregunté si me podrían dar el pastizal que costaba el hotel para ahorrarlo e irme a un piso mejor. Eso me hizo pensar en quién soy yo realmente». Un aspecto en el que coincidió Mellado, plasmado en su relación con el libro, que, dijo, «es de todos. Yo, como escritora, sólo soy una médium. Las preguntas son universales; la única identidad es la duda».

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Igualmente, se habló de imposturas, en el acento y en el origen. En este sentido, David Uclés recordó cómo tuvo que falsificar su lugar de nacimiento para que le otorgaran una beca Leonardo, y cómo alguna televisión de estos lares ha acuñado un impostado acento propio, «cuando siempre se ha dicho que el andaluz es el español más evolucionado, por aquello de la economía del lenguaje. Mi vocabulario no es el de escritores blancos de entre 60 y 70 años, cuyas escrituras, además, me aburren. Si tengo que elegir algún autor ibérico, elegiría a Mercé Rodoreda o a Joaquín Sabina».

Cristina Morales habló de cómo trasladar el acento a la literatura sin hacer escritura fonética, y reivindicó la 'colonización' –positiva– de estilos musicales como el trap por parte del acento, no ya andaluz, sino granadino. «Me permito algunas escrituras fonéticas, escribir con ceceos, seseos y haches aspiradas. 'Trainspotting' es súper oral, y se enmarca dentro de una tradición que podría calificar como 'inglés escocío', mezcla de inglés y escocés».

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Conceptos como el voltaje emocional de las palabras, la falsificación de la esencia en el lenguaje de Lorca o la censura de la corrección lingüística formaron también parte de una charla rica, compleja, llena de matices y, cómo no, de acentos.

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