Brillante entrega de premios del XXVII Concurso de Narraciones Breves
Juan Peregrina obtuvo el primer premio, Fernando Martínez el segundo y Dori Delgado el tercero, y hubo dos menciones especiales del jurado
El salón de actos del Colegio de Niñas Nobles fue el escenario en la tarde de ayer del acto de entrega de los galardones del ... XXVII Concurso de Narraciones Breves de IDEAL, que, como es habitual, se falla en otoño después de que los relatos finalistas se publiquen en las páginas del periódico durante los meses de verano. Igualmente, como también es habitual, los relatos finalistas han sido recogidos en un libro de edición exclusiva para la ocasión, editado por IDEAL con el patrocinio de El Corte Inglés.
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En su fallo, el jurado, formado por José Gutiérrez Rodríguez, José Ignacio Fernández Dougnac, Esteban de las Heras Balbás, José Rienda Polo, José Abad Baena, Miguel Arnas Coronado y Eduardo Castro Maldonado, que actuó como secretario, todos ellos integrantes de la Academia de las Buenas Letras de Granada, decidió otorgar el primer premio del concurso al relato 'Sobre quienes habitan mi casa', de Juan Peregrina Martín. El jurado destacó su gran dominio del lenguaje, de recursos narrativos muy variados y su mirada, muy aguda, sobre todo en el retrato de los personajes. Su visión del estamento familiar enormemente cáustica, está recorrida por una fuerte vena irónica, muy saludable a juicio de los académicos. El presidente de la Academia de Buenas Letras, José Antonio López Nevot, le entregó su galardón.
El segundo premio fue para el relato 'Sumidero', de Fernando Martínez López. Sobre él, el jurado destacó su definido estilo literario, con el que crea una situación aparentemente muy sencilla, pero llena de misterio y con un alto valor simbólico, logrando extraerle gran partido dramático. Fue Carlos Hernández, responsable de Relaciones Externas de El Corte Inglés, quien le hizo entrega de su reconocimiento.
El tercer premio del Concurso fue para 'El monedero de mi abuela', de Dori Delgado García. De este relato, el jurado destacó su minuciosa capacidad descriptiva, la cual eleva progresivamente un objeto usual y cotidiano a la categoría de elemento simbólico, hasta personificar y perfilar no solo la imagen interior de una persona amada, sino la de todas las mujeres de una determinada generación. Asimismo, resaltó la manera en que el relato va paulatinamente enriqueciéndose con temas como el paso del tiempo, el recuerdo, el afecto, la decrepitud y la solidaridad. Eduardo Peralta, director de IDEAL, le hizo entrega de su galardón. Asimismo, el jurado quiso destacar por su calidad con una mención especial los relatos 'Quince de agosto', de Pedro Martínez García, y 'La corte', de Rocío García. Todos estos relatos, por su orden, encabezan el libro de finalistas, que se obsequió a todos los presentes en el acto.
Antes de la entrega de los premios, tuvo lugar la igualmente habitual conferencia literaria que acompaña el acto, en este caso a cargo del novelista, ensayista y profesor de la UGR, amén de académico de las Buenas Letras, José Abad. La conferencia se tituló 'Breve elogio de la narrativa breve', y en ella, Abad hizo precisamente eso, una defensa de la importancia literaria que tiene lo bueno, que, si breve, es dos veces bueno, como decía el adagio clásico. «Nunca he hecho diferencias entre novela y cuento ni como lector ni como narrador», comenzó. «No deben hacerse. Ahora bien, no siempre fue así. Reconozco que los autores que privilegié en mi infancia y primera juventud, los autores que me formaron como lector fueron, sobre todo, novelistas: estoy pensando en Julio Verne, Emilio Salgari o Robert Louis Stevenson, si bien me he negado de una manera tozuda a desprenderme del volumen de este Stevenson que reunía 'El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde', 'Olalla' y 'Markheim', una novela breve y dos relatos largos, en una preciosa edición del sello Anaya».
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Grandes nombres
A renglón seguido, recordó otros nombres de grandes cuentistas, como Edgar Allan Poe, de quien subrayó que publicó una sola novela –'La narración de Arthur Gordon Pym'–, siendo esta muy inferior a su producción corta, o Jorge Luis Borges, quien nunca escribió una narración larga, «ni falta que le hizo», como apostilló con humor. «Abriendo y cerrando las alacenas de la memoria saltan fuera otras lecturas de entonces: Agatha Christie o Georges Simenon, que pasaban sin problemas de conciencia de un formato a otro –de la novela al cuento– y metían a Hércules Poirot, Miss Marple o al comisario Maigret en investigaciones de largo o breve recorrido dependiendo de las singularidades o exigencias de cada caso en particular porque, en definitiva, a esto se reduciría la cuestión. Es decir, 'Lolita', 'El barón rampante' o 'El largo adiós' tenían que ser novelas; 'William Wilson', 'Casa tomada' o 'De qué hablamos cuando hablamos de amor' tenían que ser cuentos. Pretender adelgazar las unas o querer engordar los otros sería un disparate» dijo.
En su defensa de las perlas de la literatura, también afirmó: «No debe entenderse la brevedad como una limitación del género, sino como un horizonte propio. Philip K. Dick, un autor posiblemente más famoso por sus novelas que por sus cuentos, escribió una de las más agudas reflexiones a propósito, cuando dijo que la diferencia entre un relato y una novela reside en lo siguiente: un relato puede tratar de un crimen; una novela trata del criminal».
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