Autores, críticos y amigos recuerdan a Javier Egea con un ciclo de conferencias

Sobre si se le ha hecho o no justicia al legado del granadino, Salvador opina que «todo depende, según se valore lo justo y lo injusto. Para mí, lo justo hubiese sido que Quisquete no hubiese tenido que descerrajarse un tiro en la cabeza para que los exégetas, editores, compañeros de farra, críticos de gacetilla, doctorandos y un largo etcétera, cayesen sobre su obra como si fuese oro. Esa obra existía cuando él estaba vivo y, sin embargo, no fue juzgada ni valorada entonces con justicia. Javier, estoy seguro, hubiese cambiado esta gloria póstuma por un simple reconocimiento en vida.

El nivel de los participantes es muy alto, y además muchos fueron amigos de Egea. Al respecto, el poeta y catedrático afirma que «hay algún participante importante que nos ha fallado por razones profesionales, como Justo Navarro o Juan José Lanza, pero sí, creo que el plantel es de mucha calidad». Los recuerdos se acumulan en la memoria de Salvador: «A Javier lo recuerdo cada día y cada hora, cada vez que abro un libro de poemas, cada vez que asisto a un acto de poesía, cada vez que leo algo de Luis García Montero, de Alberti, de Antonio Jiménez, de Garcilaso, de Machado. Constantemente. Constantemente me pregunto qué hubiera pensado Quisquete de esto o de aquello. Él era muy fino, muy profundo e incorruptible».

Han sido varios los meses de trabajo hasta cerrar la programación, y las materias son muy amplias. Salvador coincide en que «el programa está bastante completo, pero de todos modos sí que me hubiese gustado dejar clara la relación de Javier con la música, con la música clásica y con la popular. Intentamos organizar un concierto de la Orquesta de la Universidad en el que se tocaran algunos de los temas que lo acompañaron constantemente como el 'Réquiem' de Fauré o la 'Sherezade' de Rimsky-Korsakov, pero no pudo ser. También intentamos un concierto con algunos de los músicos populares que musicaron sus poemas, pero tampoco había presupuesto. Haremos algo humilde y voluntario en La Tertulia y creo que en el Hospital Real va a haber también un concierto. Espero que esto rellene el hueco».

El ciclo de conferencias es un punto de encuentro generacional entre autores que siguen encontrando atractivo el legado poético de Javier Egea. Salvador coincide en ello, y afirma que «es atractivo, actual, hoy, porque su poesía es verdad. Quiero decir que, al margen de que él fuese muy consciente de que la poesía era un artificio, una mentira bella en cierto modo, llegó a ser, como diría Gil de Biedma, más poema que poeta. Él se levantaba, respiraba, desayunaba, paseaba, se divertía, hacía el amor, se emborrachaba, etcétera, siempre poéticamente. Y además, tuvo el valor de ser, como dijo Justo Navarro, un cadáver elegante. Pocos meses antes de morir, me confesó que no quería que un día se lo encontraran tirado en una cuneta. ¡Fíjese qué imagen! No quiso esperar a la decrepitud y la valentía de una decisión como esa crea leyenda. Y la leyenda también gusta a los jóvenes».