La arquitecta granadina que imagina el nuevo Tablate
Elvira Jiménez, ingeniera, diseñadora de moda y guitarrista, desarrolla la primera tesis universitaria sobre la reconstrucción del poblado abandonado
El reportaje de IDEAL llegó volando desde Granada a la mesa de Alberto E. García-Moreno, en la Universidad de Málaga. El profesor leyó ... con asombro que un ex monje fossor, Ibán de María Guardiola, había comprado la iglesia y el cementerio de Tablate y, lo más importante, que había una asociación dispuesta a reconstruir el poblado abandonado con sus propias manos. «¡Elvira!», pensó García, conforme pulsaba su nombre en la pantalla del móvil.
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Elvira Jiménez-Trigo (Motril, 1997) descolgó el teléfono y pensó que «era increíble». En junio presentó su Trabajo Fin de Grado (TFG) de Arquitectura: un proyecto documentado y preciosista en el que planteaba las claves para recuperar Tablate y darle una nueva vida. El resultado fue tan excelente que, además de recibir la nota más alta de su promoción, lo ha publicado en una prestigiosa revista científica. «¿Y si haces la tesis de lo que está pasando en Tablate? –le prepuso el profesor– Es una oportunidad única».
Elvira llega a la cafetería, en Alhóndiga, cargada con su iPad. Este domingo se unirá a los voluntarios de Tablate para empezar a trabajar con ellos en las intervenciones, desarrollar planes de futuro y, claro, documentar todo lo que pase allí. «Ha sido como si cayera del cielo. Qué suerte leer el artículo», dice la granadina, alegre. En la tableta lleva los diseños que usó en su TFG: mapas detallados, casas modulares y estructuras vanguardistas, pero sin alterar la base.
«Planteaba reinterpretar lo que hay en Tablate basándome en los mismos principios de la vivienda popular del siglo XIX». Pero, sobre todo, el sentido del proyecto nace de una idea muy concreta: integrar Tablate en la vida del Valle de Lecrín. «¿Te imaginas si convertimos una de las estructuras del poblado en un mercadillo? ¿Y si los domingos la gente del Valle y de Granada fuera allí? Se pueden hacer pequeñas iniciativas que son las que impulsan el cambio más grande, es lo que se conoce como acupuntura urbana».
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La curiosidad de Elvira por Tablate empezó de niña, en los muchos viajes que hacía con la familia a Lanjarón. «Cada vez que pasábamos, mi padre decía que era un sitio muy interesante. Incluso decía que sería un punto de turismo rural fantástico. Tenía razón mi padre –ríe–, ¡fue un visionario!».
«Un sitio escondido»
Por lo pronto, Elvira quiere redactar un informe y ordenar las peticiones necesarias para que se pueda intervenir en la iglesia. Pero su interés va más allá. «En la carrera me interesó el patrimonio desde el principio. Y sobre todo esa escala en la que una pieza hace que el engranaje de un territorio funcione. Tablate es muy relevante en el Valle de Lecrín, con una posición predominante, un sitio totalmente privilegiado, al lado de un accidente geográfico impresionante… ¿Cómo se ha podido perder esto? Es un sitio por el que pasamos constantemente por la autovía, pero totalmente escondido».
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El objetivo de su TFG era encontrar la manera de consolidar una actividad fluida durante todo el año dentro del Valle. «Tablate está a medio camino entre la Costa y Granada. Es un sitio intermedio perfecto para crear una vida, para impulsar una actividad de forma sencilla». En el texto, expone como ejemplo Chite, que se ha convertido en destino de artistas para desarrollar sus proyectos profesionales.
«He dibujado y analizado todo Tablate. Clasifiqué qué se podía reconstruir o arreglar y qué no. En esos sitios es en donde planteaba innovar. La almazara, con su rueda, sería interesante no tocarla, para que se pueda visitar. Pero hay otras zonas derruidas donde se podría experimentar». En ese área es donde planteaba viviendas reutilizables, que no contaminen ni estropeen el terreno. «Tablate podría mantener su esencia y su tradición y, al mismo tiempo, reinterpretarse desde un respeto profundo a lo que fue. Pero, sobre todo, Tablate debería volver a ser un sitio de paso. Un lugar por el que, poco a poco, la vida se abra paso».
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Elvira Jiménez-Trigo es arquitecta. Pero también guitarrista (se fue a Málaga a estudiar la carrera porque estaba al lado del conservatorio) y diseñadora de moda. «Ahora colaboro con el atelier de Iván Martín y me acaban de decir que han seleccionado uno de mis diseños para la próxima Pasarela Flamenca. Estoy muy contenta». De hecho, la motrileña encuentra cierto paralelismo entre la moda y la arquitectura «en esa manera de abordar un proyecto desde la inspiración». «A veces –añade– una idea es más importante por lo que puede provocar que por lo que es en sí misma, como el diseño de un traje de pasarela».
Aunque hay otros estudios sobre el terreno y su historia, la tesis de Jiménez-Trigo será la primera que se haga sobre la propia reconstrucción de Tablate. «Un tema muy actual, por la España vaciada, por la vivienda sostenible y por tantas otras razones», dice. Este domingo se enrola con los miembros de Tablate Histórico en un viaje que, como poco, durará cuatro años. «Una tesis la empiezas y, hasta que no investigas lo suficiente, no sabes por dónde te llevará. Queda muchísimo por sacar, tantas cosas que ni imaginamos. Por lo pronto, vamos con la iglesia y el cementerio, que no es poco –resopla y se da un momento de silencio; luego sonríe–. Es muy ilusionante. Tablate necesitaba un poco de buena fe».
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