Nathalie Poza - Actriz
«Mi primer viaje tras el confinamiento fue a Almería, siento que formo parte de ella»La actriz ha recibido en el Festival Internacional de Cine de Almería el premio 'Almería, tierra de cine' y presenta 'Honeymoon' en el Teatro Apolo
Nathalie Poza ha guardado siempre un vínculo muy fuerte con Almería. La provincia la recibió en 'No sé decir adiós', película con la que consiguió ... su primer Goya y le sirvió como vía de escape tras unos meses duros de confinamiento. Ahora, con su visita al Festival Internacional de Cine de Almería (Fical), la actriz llevará para siempre a esta tierra en su corazón al ser galardonada con el premio 'Almería, Tierra de Cine' en la gala de inauguración de Fical, así como situar su nombre en una estrella del Paseo de la Fama junto a otros nombres icónicos. «Aquí me siento en casa», reconoció a IDEAL.
En su trayectoria, Poza ha recibido un segundo premio Goya, como actriz de reparto, por 'La boda de Rosa', de Iciar Bollaín. Además, ha estrenado La Unidad Kabul, una producción de Movistar+ rodada en Almería. La anterior temporada de esta serie fue ganadora del Certamen Nacional de Series de Televisión en la categoría de serie dramática de Fical y, este año, opta a cuatro premios, entre ellos, una nominación para Nathalie. Hoy, el Teatro Apolo estrena 'Honeymoon' a las 20.30 horas y la intérprete ha valorado su estancia en el festival de la capital.
–En 1995 comenzó su debut como actriz, ¿cómo ha sido el camino hasta hoy?
–Sí, mi primer papel fue en la serie Médico de Familia. Me dijeron que era para una figuración con frase pero, en realidad, era para una secuencia en la que, por cierto, no me pagaron. Así que fue una primera vez engañada.
–¿Siempre tuvo claro que quería ser actriz?
–Sí, estaba clarísimo. Muchas veces digo que no me acuerdo, pero es cierto que no recuerdo en qué momento tomé la decisión. Yo iba a un colegio donde se estudiaba mucho literatura inglesa, trabajábamos mucho a Shakespeare, lo leíamos en alto y yo ya escribía obras, montaba coreografías... de alguna manera, lo de salir a escena estaba claro.
–Entonces, se fue dando de forma orgánica...
–Exacto, en aquella época, los recuerdos que tengo es que no había ni pudor ni vergüenza, tampoco te juzgabas. En cuanto pude, entré a una escuela de interpretación y ya fue una cosa detrás de otra. Empecé la formación en una compañía de teatro, castings, televisión... hasta hoy.
–¿La mujer, como actriz, lo tiene difícil para permanecer?
–Lo tiene muy difícil. También la directora, la foquista, la maquilladora... pero, ahora hay más igualdad, lo veo en los rodajes. Hay que seguir empujando, aún se ve en los sueldos, en el edadismo... En fin, hay que trabajar para que sea natural y no tener estas conversaciones.
–Con una trayectoria en la que ha logrado dos premios Goya y seis nominaciones, ¿sigue sintiendo vértigo?
–El vértigo a veces es más y otras, menos. También, el vértigo viene si te tienes que reinventar mucho, si el trabajo es muy arriesgado. por muchas cosas, ahora estoy rodando con unos directores extraordinariamente amorosos y exigentes pero con el respeto por todos los que formamos parte de la película y días antes me puse enferma, es decir, el cuerpo sí que sabe que tiene que ponerse a disposición de una nueva historia...
–El vértigo, entonces, es buena señal...
–Siempre está ese algo, esa especie de precipicio que no se va, y si se va, mal asunto. Es un nervio que atraviesas que es la parte más emocionante.
–Su primer Goya fue por 'No sé decir adiós', ¿se siente reflejada con el papel?
–Te confieso que mi primera respuesta a '¿Quieres hacer este papel?' fue decir que no. Yo primero iba a hacer el personaje de la hermana, que era muy luminosa y diferente a mí y por cosas del destino se marchó y me ofrecieron hacer el personaje. Me recordaba a momentos de mi vida, porque el duelo de la muerte del padre yo ya lo pasé, pero... reflexioné, me di un paseo y tardé media hora en decir que sí.
–¿Fue difícil?
–Me lo tomé como una manera de despedir a mi padre, como una posibilidad de profundizar en unos comportamientos y explorar lo nuevo Era un guion extraordinario. Esa película me dio mucho más de lo que me quitaba.
–¿Qué sintió al destapar la estrella del Paseo de la Fama?
–Mucha alegría, porque sois un amor... Tenía ganas de volver. Bajas del avión y ya huele a mar, a Almería vine tantas veces buscando la magia... es el primer lugar al que vine con toda mi familia cuando salí del confinamiento. Hay un vínculo muy especial. Siento que formo parte de esto.
–¿Con qué lugar de Almería se queda?
–Ay. Tengo varios, la playa de Las Negras tiene algo muy especial. Cuando vine tras el confinamiento, me di un baño de noche con luna llena y fue inexplicable porque veníamos de una época muy frágil. Rodalquilar, Cabo de Gata, La Isleta del Moro, ese pueblito de pescadores al que vine por primera vez, recuerdo una casa que ojalá algún día encuentre a ver si sigue ahí porque me gustaría volver a la casa...
–Dijo que este festival apoya a la gente joven que quiere iniciarse en el mundo del cine, ¿qué recomienda a los que empiezan?
–Que se escuche mucho, que si verdaderamente tiene esta vocación, que encuentre su propio camino sin hacer caso a lo que el resto le diga.
–¿Cómo fue rodar en 'La Unidad'?
–Muy bueno, pese a que yo no vine a rodar como comisaria a Almería, desgraciadamente, mis compañeros vivieron un viaje increíble, puedo decir que hay gente que no se cree que sea en Almería. Esta tierra ofrece la posibilidad de recrear lugares a los que es imposible tener acceso, como Afganistán.
–¿Por qué es necesario este festival?
–Por su eclecticismo. Que se mantenga fiel no sólo a apoyar las producciones 'mainstream' sino a óperas primas, cortos y a pequeños creadores. 'Honeymoon', de Enrique Otero, que traigo hoy, necesitan de espacios como Fical para distribuirse. Son necesarios los pases que generan conversaciones con el público porque no hay que perder ese vínculo jamás.
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