El legado de la palabra escrita

Wassef siempre quiso ser librera, y junto a su hermana Hind y su mejor amiga Nihal concibieron en una noche cenando entre amigos a Diwan, un nuevo concepto de librería en el barrio cairota de Zamalek que abriría sus puertas el 8 de marzo de 2002, coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer. Posteriormente se extendería a otros enclaves de la capital y a otras ciudades egipcias. Eran tres mujeres jóvenes, sin experiencia en el sector y con una sociedad fuertemente patriarcal, donde los libros eran considerados un lujo sólo al alcance de unos pocos y la cultura se hundía bajo la mala gestión de un gobierno corrupto que no la consideraba una necesidad.

Por sus páginas circulan un ecléctico reparto de personajes que de manera directa o indirecta orbitan alrededor de Diwan y dejan ver la cara oculta del trabajo de un librero. Un trabajo que la autora desgrana en capítulos que reciben el nombre de las diferentes secciones que conformaban la librería: esenciales de Egipto, cocina, empresa y gestión, clásicos, autoayuda, arte y diseño, etc. en donde somos testigos de las dificultades que un sistema arcaico y misógino impone sobre los sueños y las aspiraciones de estas tres emprendedoras mujeres.

Sueños y aspiraciones, todo hay que decirlo, posibles al 'colchón' con el que la autora y sus socias contaban bajo sus espaldas para poder sacar adelante Diwan. Ya que procedían de familias burguesas, estudiaron en centros escolares internacionales de prestigio y residían en uno de los barrios más acomodados de la capital egipcia ubicado en una pequeña isla dentro del río Nilo. Sin estos ingredientes hubiera sido realmente difícil sacar adelante este proyecto empresarial por muchas ganas e ilusión que las tres tuvieran.

La prosa ágil de Nadia Wassef, su toque ácido y los entresijos del mundo del libro hacen que la lectura de 'La librera de El Cairo' resulte atractiva a la par que interesante, ya que el lector realizará un viaje inesperado por la historia del país norteafricano a través de los recuerdos y las vivencias que la narradora hace a lo largo de su vida librera. Descubriéndose, de esta manera, muchos aspectos de la sociedad egipcia fuera de los tópicos que el mundo occidental ha impuesto a través del tiempo. Todo ello gracias al legado de la palabra escrita.