Exposición en Granada
El acorde Marín MarínEl fotógrafo de IDEAL Pepe Marín expone en el Museo Casa de los Pisa 30 imágenes de Antonio Marín, el genial creador de guitarras que da nombre al Festival Internacional
Mientras el fotógrafo saca sus bártulos de una enorme mochila negra, el guitarrero agarra el paquete de tabaco de la mesa marrón y empuja hasta ... que sale un cigarrillo. «¿Fumas?», pregunta. El otro le dice que no, gracias, que no fuma. «Pues a mí, hace 50 años, el médico me dijo que dejara de fumar –el maestro se coloca el cigarro en la boca, lo prende con un viejo mechero y da una honda calada–. El médico está muerto y yo estoy aquí», expulsa el humo, socarrón. Entonces, con la miradas cruzadas, suena el clic.
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El fotógrafo es José Enrique Marín, nombre que no ha usado en su vida –quizás vislumbró un futuro en el que dos José Enriques en la misma página sería excesivo–. De hecho, su firma habitual en el periódico es Pepe, Pepe Marín (Granada, 1976). «Siempre que iba me hacía el mismo chiste, el del tabaco. Creo que le caí en gracia porque no daba guerra», explica Marín en la sala de exposiciones del Museo Casa de los Pisa. A su alrededor hay 30 fotografías en blanco y negro tomadas en la última década. 30 fotografías del taller del guitarrero que parecen que se mueven, vivas, como el metraje de una película en el proyector del Madrigal.
El guitarrero es Antonio Marín (Granada, 1933), una leyenda. Es, sin duda, uno de los mejores constructores de guitarras de la historia. Las suyas son auténticos tesoros con los que sueñan los músicos más talentosos del mundo. De ahí que el Festival de la Guitarra de Granada, desde este año, se llame Festival Antonio Marín. «Vicente Coves (director del certamen) me vio en el taller, haciendo fotos. Y cuando decidieron ponerle su nombre al Festival, pensó que podíamos exponerlas».
–Antonio Marín y Pepe Marín. ¿Son familia?
–No. Antonio es amigo de toda la vida de mi suegro, Jesús Calzas. Y su sobrino, también guitarrero, se llama Pepe Marín. Pero vamos, que no, pura casualidad.
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Ocho veces
La exposición fotográfica está desde este jueves en la sala del Museo hasta el 10 de agosto, acompañando a la celebración del Festival de la Guitarra. «Fui ocho veces a hacerle fotos. La vez que más, estuve tres cuartos de hora. En diez años solo le hice posar dos veces», cuenta Pepe, junto a un retrato en el que Antonio se asoma por el hueco de una guitarra. ¿Por qué en blanco y negro? «Me mola. Si te das cuenta, no hay muchos grises, me gusta el contraste y las luces duras».
El taller de Antonio está en la Cuesta del Caidero. «Tiene 90 años y va todos los días temprano, hasta el mediodía –dice el Marín fotógrafo–. Es una eminencia universal. Intenta buscar una guitarra suya en Internet, solo encontrarás anuncios de 'compro guitarra Antonio Marín'. Creo que lleva 700 y todas son únicas. Ven, cateto, mira este detalle». Marín se acerca a una foto en la que se ven las manos del Marín guitarrero sobre una jarra de cobre. «Esa jarra es la que usa para hacer la cola al baño maría, para pegar la madera. La jarra es más vieja que él».
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Lo de «cateto», por cierto, es su palabra. De hecho, media Granada conoce al fotógrafo como 'El cateto'. ¿A Antonio también le llama cateto? «Por supuesto. Para mí cateto no es un insulto, es un halago». Yasí, entre catetos, suena el acorde Marín Marín.
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