...Y David volvió a ser el gran 'Fandi'
Otra portentosa demostración del granadino, que cortó tres orejas
F. MARTÍNEZ PEREA
Viernes, 27 de mayo 2016, 01:37
No podía ser de otra manera. El Fandi arreó desde el primer momento. Estaba en su tierra, en su feria y el granadino quería presentar ... pronto sus credenciales de ídolo local. Largas cambiadas, una de ellas afarolada, vistoso y aclamado quite por lopecinas, con media rodillas en tierra como remate y simulacro de tercio de varas porque quería mantener las escasas fuerzas y falta de motor de su primer oponente, noble y con clase, pero sin transmisión. Formidable el tercio de banderillas, con un par de poder a poder, otro de la moviola y un tercero al violín. Y ya muleta en mano, rodillas en tierra, llegaron primero los derechazos y después, con el torero muy decidido, los molinetes, los naturales y un trasteo de exquisito pulso. Toreo a placer, poniendo más el matador que el toro, con detalles de calidad y un final encimista para calentar los tendidos Y, como remate, un estoconazo de rápido efecto. Se concedió la primera oreja y se pidió con fuerza una segunda que la presidencia no concedió. La tarde, por tanto, no podía empezar mejor para el granadino, dispuesto a sumar su puerta grande número 45 de 48 comparecencias en la Monumental de Frascuelo, un registro de auténtico récord Guinnes.
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Para lograrlo, El Fandi salió a revientacalderas con el cuarto. Largas cambiadas y excelentes y cadenciosas verónicas de inicio. Quite por caleserinas, saltilleras y revolera y otro tercio de banderillas magistral, con dos pares imponentes y un espectacular dos en uno que puso al público en pie. Lío grande del granadino y clamor en la plaza antes de iniciar una faena iniciada también rodillas en tierra, como la anterior, con pases por alto y un circular interminable de prodigioso mando. Buen toro de Cuvillo y muy templado el granadino al natural. Pulso, variedad y recursos artísticos, llevando muy toreado a su oponente, de tanta nobleza como clase. Enardecido el público en un final de traca y estoconazo en todo lo alto, entrando a ley. Gritos de torero, torero, torero y petición clamorosa de trofeos. Dos orejas, petición insistente de rabo y nueva tarde gloriosa del granadino, que brindó la muerte del formidable Aguaclara al ex presidente de la Monumental de Frascuelo Florencio Pérez. David volvió a ser, una tarde más, el gran Fandi.
EL FESTEJO
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Monumental de Frascuelo. Segundo festejo de abono de la feria del Corpus. Gran entrada, con más de tres cuartos de entrada en tarde soleada y de agradable temperatura.
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Ganado. Cinco toros de Núñez del Cuvillo, de buen juego en conjunto y uno, segundo bis, lidiado como sobrero, de Luis Algarra. Noble y con clase el primero, reservón aunque con movilidad el de Algarra, informal el tercero, excelente el cuarto, con gran clase el quinto y formidable el sexto, el más completo de la corrida. Pesaron por orden de lidia, según el cartel anunciador, 508, 497 (sobrero), 492, 469, 455 y 497 kilos, respectivamente.
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Toreros. David Fandila El Fandi (blanco y plata), oreja y dos orejas con insistente petición de rabo. José María Manzanares (azul purísima y oro), ovación y oreja. Alejandro Talavante (marfil y oro), oreja y dos orejas. El Fandi y Talavante salieron a hombros por la Puerta Grande.
José María Manzanares tuvo que lidiar como primero un sobrero de Luis Algarra, desclasado pero con movilidad y transmisión, por devolución del titular de Núñez del Cuvillo. Aparente contratiempo para el alicantino, que no pudo lucirse en el recibo capotero, pero que sí lo hizo cuando le plantó batalla con la muleta. Fácil y hábil el torero, que supo aprovechar las condiciones de la res en una faena de más a menos porque el de Algarra amagó una y otra vez con rajarse. Defectuosa la primera estocada con la que trató de despenar al toro y una segunda de mejor colocación. La posible oreja quedó al final en ovación.
Con el quinto toro, un auténtico dije, quiso sacarse la espina Manzanares y lo hubiera seguro logrado de forma rotunda de no haber sido por la voltereta sufrida por el burel, que mermó considerablemente sus fuerzas. Pese a todo, el alicantino dejó constancia de su enorme calidad en series cortas de gran plasticidad. Suave y templado su toreo al natural, torería con la derecha y primorosos remates. Pinchó antes de cobrar una estocada marca de la casa y tuvo al final el premio de una oreja.
Talavante, en estado de gracia
Alejandro Talavante, que está en un momento dulce, toreó de forma imponente a su primero, no solo con el capote en lances ebrios de despaciosidad, elegancia y facilidad el quite de frente por detrás resultó menos limpio, pero emocionante por las apreturas sino también con la muleta. Vibrante el inicio de faena, con el torero quieto como una estatua en el estatuario inicial y también en el pase cambiado, en un natural y en el remate. El toro, el único jabonero del encierro, informal en su embestida, no permitió que el trasteo tuviera la necesaria ligazón, pero el extremeño persistió en su empeño y logró una serie en redondo de perfecta ejecución. Siguieron las arrucinas, los pases de pecho y unas manoletinas finales a modo de guinda que terminaron por caldear el ambiente. Pinchó antes de cobrar una estocada entera que, además, necesitó de un golpe de verduguillo, pero se pidió con fuerza la oreja y la presidenta, Ana Belén Álvarez, que volvió a demostrar mucho criterio, la concedió conforme al reglamento y como reconocimiento a una labor con altibajos, pero con pasajes de enorme interés.
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Con el que cerró plaza, otro gran toro, Alejandro Talavante volvió a presentar sus credenciales de figura. Y lo hizo tanto con el capote como con la muleta, porque al recibo primoroso del burel de Cuvillo, siguió poco después una auténtica demostración de frescura, variedad y calidad en el toreo fundamental. Naturales lentos y profundos. Redondos de exquisito temple. Torería máxima. Gusto, improvisación, poderío, firmeza. Y final vibrante con escalofriantes bernardinas. Una gran versión del extremeño, que pasa por el mejor momento, sin duda, de su brillante carrera, cincelada a golpe de valor e inspiración. Lástima que el toro tardara en caer tras una estocada entera algo tendida, porque su obra merecía un mejor final, aunque el premio de las dos orejas fue un más que justo reconocimiento a una tarde pletórica que deja para el recuerdo muchas cosas y que viene a reforzar una feria que comenzó con una más que interesante novillada de promoción, que el miércoles deparó un mano a mano marcado por el triunfo indiscutible de Cayetano y que ayer, en el ecuador del serial, levantó definitivamente el vuelo gracias a las figuras actuantes y también, por supuesto, al gran encierro enviado por Núñez del Cuvillo, con tres toros, los últimos, de alta nota. Confiemos en que el nivel ganadero se mantenga alto y los aficionados puedan seguir vibrando como lo hicieron ayer.
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