Feria de Granada
Noches alegres de Corpus, mañanas tristes de feriaLa imagen de Almanjáyar cambia radicalmente a primera hora del día al llenarse de feriantes, operarios y repartidores que permiten que esté a punto de nuevo
A las nueve en punto de la mañana una furgoneta y un coche de la Policía Local de Granada patrullan la calle Casería del Cerro ... que recorre uno de los lados del ferial de Almanjáyar y pasa por delante de la portada del Corpus. Esa calle y las adyacentes son testigos de las noches alegres del Corpus ahora que son las mañanas tristes de feria.
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Si hasta hace apenas un par de horas los granadinos y granadinas bailaban, reían, comían, bebían, hablaban, se conocían e incluso se enamoraban; ahora el relevo poco tiene que ver con la diversión sino con el duro trabajo de conseguir que la Feria se reponga de la avalancha de gente y se presente preparada un día más para satisfacción de todo el mundo.
«Esto es muy duro, trabajar cuando los demás se divierten», explica una pareja de operarias de Inagra que con sus aspiradores gigantes a la espalda se afanan por limpiar el Infierno, suene como suene el nombre de la calle. Rodeadas de columpios y con gafas de sol y mascarillas que recuerda pandémicos tiempos pasados, se ocupan de que el recinto de los columpios, que está alfombrado de todo tipo de basura, quede divino.
El ratón vacilón
Ellas, que trabajan bajo la atenta mirada de 'El Ratón Vacilón con Gato Comilón', son asimismo las encargadas de barrer, limpiar y ordenar 'las salas de estar' de los feriantes, que a estas horas de la mañana dormitan en sus camiones, furgonetas y rulotes de todo tipo, tamaño y color.
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«Están fritos a estas horas», comparten su experiencia de cientos de mañanas de Corpus limpia que te limpia. «Hay que tener en cuenta que los columpios están a toda mecha hasta las cinco de la mañana, por lo menos. Así que a poco que quieran dormir unas orillas, hasta las once de la mañana no se dejan ver».
Entonces, como los columpios no empiezan a funcionar hasta que llega la tarde, se afanan en ponerlos a punto, de organizar sus casillas móviles, de hacer los mandaos, siempre cae alguna chapuza que otra. Y , por supuesto, poner a punto sus columpios para toda la gente que vendrá, una vez más, de vuelta a sus carruseles, rampas, algarabía y gritos pelados y sin pelar.
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José y Manuel, veteranos en estas lides y con pocas horas de sueño encima, ya se han despertado. Con sus bermudas, chanclas, camisas de manga corta y cara de sueño perdido, recorren el aparcamiento colindante a los columpios -uno de loso que utilizan los feriantes para vivir durante el Corpus-, para comprobar que todo sigue igual, como la vida. «Este oficio es duro, pero es lo que nos ha tocado vivir. Ahora se irán despertando y vuelta a empezar», cuentan medio amodorrados, sin ganas de mucho más.
La imagen de Almanjáyar cambia radicalmente, se llena de operarios, peones, repartidores y feriantes que permiten que esté a punto de nuevo. Hay mucho, muchísimo trabajo por hacer.
Para empezar, punto número uno, la limpieza. Un ejército de 'soldados' de Inagra trabaja a destajo desde primera hora de la mañana. A las nueve en punto el trabajo está en desarrollo. Toda la caballería de Inagra está al cien por cien. Hay camiones de los grandes, de los chicos, barrenderos, aspiradores. Y no paran.
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Este ejército de chalecos amarillos es el que forma la imagen del Corpus a primerísima hora de la mañana y que sustituye a los trajes de flamenca y atuendos varios noctámbulos. Hay ahora mucho sombrero de paja y gafas de sol para prevenir los golpes de calor y el tráfico en calles como Polo o La Zambra parecen Recogidas en hora de punto de tráfico en horario laboral.
El paraíso de las furgos
También Almanjáyar se convierte ahora en el paraíso de los repartidores y sus furgos. Señeras marcas de Granada conocidas por todo el mundo hacen acto de presencia. No puede faltar la furgoneta de Cárnicas Paquito aparcada junto a la mítica camioneta rotulada de Hielos Veleta.
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Cervezas Alhambra en la ciudad de la Alhambra manda mucho y tiene la entrada con carteles que publicitan su aniversario (1925-2025). Como quien no quiere la cosa, también hay una camioneta de Cervezas Victoria. Digamos que en sana competencia.
Impresionan –todavía no son las diez de la mañana–, los 'toritos' de carga, esas carretillas elevadoras que corretean por lo que queda de albero como coches del Scalextric con cientos de cajas coloradas de Coca Cola, Fanta Limón y bebidas similares. Hay al menos media docena de ellas y su presencia y cargamento indican a la perfección el nivel de fiesta de la noche anterior.
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En este cuadro que pinta el Corpus en sus mañanitas no pueden faltar los bocinazos del camión del butano, el olor extraño de las calles del ferial recién baladas y las escenas surrealistas.
La mejor de este viernes de feria, la que protagoniza la caseta Fabiola. Antes de llegar a ella se escucha a todo trapo la canción 'One Love' de Bob Marley versión ritmo de discoteca. Cuando se dobla la esquina, la música sigue atronando, la caseta está completamente vacía salvo dos mujeres que fregonas en mano limpian el piso.
Metáfora barojiana de la vida, el trabajo y el amor, las que trabajan para que Granada se divierta en feria, sonríen.
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