Los árbitros de Granada se 'olvidan' las tarjetas en el Corpus

La caseta, ya con más de tres décadas de vida, supone el punto de encuentro de los trencillas en cada feria. «Aquí coincidimos con compañeros. Repasamos la temporada y alguna que otra anécdota. Por suerte, en un espacio con menos tensión que en un partido de fútbol, aunque también sacamos alguna que otra amarilla al que se pasa con la bebida», explica Antonio Ortega, responsable de El Silbato y colegiado de fútbol base.

«Últimamente notamos más concienciación entre la gente que va al fútbol, pero se siguen sucediendo capítulos violentos. Más en la grada que en el campo, pero nos quedamos con lo bueno de nuestra profesión. Una vez consolé a un portero que encajó muchos goles. Estaba llorando, tan solo era un crío. Los padres lo vieron y aplaudieron para animarlo. Fue un momento bonito», rememora Javier Pérez Padial, árbitro ya retirado, mientras brinda con sus compañeros. Un buen gesto sin tarjeta verde. «En la feria nos portamos peor que en el partido», bromean. El juego limpio está garantizado.