«La ciencia dice que no hay ninguna prueba de vida en otro planeta»
Mientras en Estados Unidos se habla de ovnis y extraterrestres en el congreso, en Granada se buscan planetas habitables con tecnologías innovadoras. «Me encantaría que un ovni aterrizara en Granada, para que todos lo viéramos»
En el despacho de Emilio J. García conviven Mazinger Z, Darth Vader, Robby el Robot y otro montón de figuras fantásticas que pululan por la ... mesa y las estanterías. «Aquí hay de todo, hasta un cohete», sonríe, jugueteando con la nave que parece sacada de un cómic de Tintín. «Ahora es cuando me pongo muy serio, te digo que lo de los ovnis del congreso de los Estados Unidos es una patraña terrible, justo antes de quitarme la máscara y... –hace un ruido muy peliculero, de sorpresa final– ¡descubrir que soy un extraterrestre!», ríe divertido. García es el responsable de la Unidad de Cultura Científica del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-Csic), así que sabe distinguir muy bien entre una buena historia y una lección de ciencia. A veces, incluso, es capaz de unir ambas. Qué demonios, lo hace a todas horas.
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–¿Este es el lugar adecuado para hablar de extraterrestres?
–No es que aquí estudiemos la posibilidad como tal de la vida extraterrestre, pero sí la búsqueda de entornos potencialmente habitables para la vida. La astrobiología combina las dos disciplinas, la astrofísica y la biología. De hecho, llevamos más de una década descubriendo exoplanetas: planetas orbitando entorno a otras estrellas y, gracias a la tecnología, cada vez vamos encontrando más lugares parecidos a la Tierra.
–¿Cómo son esos planetas?
–Sobre todo buscamos planetas que orbiten en lo que se llama zona de habitabilidad de su estrella, que es la distancia que potencialmente permite que haya agua líquida en la superficie. Es decir, que el planeta no esté ni muy lejos ni muy cerca de la estrella, para que el agua no se evapore ni se congele. Porque, a día de hoy, el único caso de vida que conocemos en el universo es la Tierra. El único punto de la gráfica. Y el estudio de la vida en nuestro planeta nos dice que el agua líquida es un elemento fundamental.
–¿Cómo se caza un planeta?
–En el trabajo es clave el instrumento Cármenes, un espectrógrafo, un cazaplanetas que tenemos en Calar Alto con un proyecto que lideramos desde el IAA.
–El 60% de los estadounidenses cree que hay extraterrestres entre nosotros. ¿Qué creemos aquí?
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–Yo lo que creo es que no hay absolutamente ninguna prueba veraz de que nos hayan visitado, de que nos hayan intentado contactar ni de que haya vida en otros puntos del universo. Es verdad que existe el principio de mediocridad, que viene a decirnos que con la cantidad espectacular de planetas que hay ahí fuera, muy chulitos seríamos si nos considerásemos los únicos. Por otro lado, en la Tierra se han dado una serie de condiciones únicas.
–¿La pregunta de si estamos solos es una locura?
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–No es una pregunta loca, de hecho es la gran pregunta. Pero no solo entendida por la existencia o no de vida, también como la duda de si realmente la vida es una consecuencia natural de las leyes físicas del universo. Es decir, que si tú cogieras un universo nuevo y lo echaras a andar con las leyes físicas, tarde o temprano aparecía la vida porque es algo consustancial… O no, realmente somos unos bichos raros, fruto de una cosa extraña. En esas preguntas sí se invierten misiones y trabajo, pero de ahí a que nos estén visitando extraterrestres, hay un salto muy, muy grande.
«De entrada nos cuesta asumir cosas naturales, siempre pensamos que hay una voluntad detrás»
–Vaya, que no nos creemos que haya extraterrestres por aquí.
–Tendemos a creer que las cosas ocurren porque alguien las ha provocado. Entonces, cuando encontramos fenómenos que no podemos explicar, siempre damos ese punto de 'esto es por alguien'. En este caso es muy fácil recurrir a alguien que nos visita, a alguien que está más allá de nosotros, a un extraterrestre. Pero, evidentemente, de todos los fenómenos que el otro día se pusieron de manifiesto en el congreso de Estados Unidos, no tenemos pruebas fehacientes de nada, simplemente son fenómenos que no podemos explicar. Solo tenemos declaraciones juradas en el congreso, que es lo que le ha dado peso.
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–Y restos biológicos no humanos, como dicen.
–Eso es, pero es que 'no humanos' puede ser cualquier cosa. El mismo David Grusch, el informante, cuando le preguntan sobre los ovnis dice que el no ha visto nada, que se lo han contado.
–Eso, lo de 'yo no lo vi pero me lo han contando', parece algo sintomático de la sociedad.
–(ríe) Efectivamente, esto es como el perro de Ricky Martin. Pero es que el cerebro funciona así, se crean verdades un poco etéreas que crecen muy rápido con poco alimento que les des. La ciencia no puede funcionar así. A día de hoy, la ciencia dice que no tenemos ninguna prueba de que exista vida en otro planeta.
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«David Grusch dice que él no ha visto nada, que se lo han contado. Esto es como lo del perro de Ricky Martin»
–Y lo injusto de que siempre caigan los extraterrestres en Estados Unidos...
–¡Eso! Me encantaría que un ovni aterrizara en la Gran Vía, si fueran pacíficos, claro, para que todos lo viéramos y no hubiera dudas (ríe). Pero no es el caso. El Proyecto SETI lleva más de 50 años buscando señales de origen artificial y no ha encontrado nada. Nos encanta la teoría de la conspiración porque hasta cierto punto nos da seguridad. Lo vimos en el virus, cuando empezó la pandemia, buscando culpables… De entrada nos cuesta asumir cosas naturales, siempre pensamos que hay una voluntad detrás. Ahora mismo es como el mito de que no hemos llegado a la Luna: sería mucho más complejo ocultar que no hemos llegado a la Luna que llegar. ¿Por qué el oscurantismo? ¿Por qué solo lo han visto unos cuantos y lo han guardado?
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–¿Esto se da en España?
–En España, en los 70, hubo una fiebre de avistamientos y, de nuevo, fue por el boca oído. Una psicosis colectiva de imágenes borrosas, nada más: como en Estados Unidos.
–Entonces, en el episodio del congreso de los EEUU, ¿no hay nada especial?
–Hay una parafernalia que es la misma de siempre, pero cambia el marco: el congreso de los Estados Unidos, con senadores preguntando y declaraciones bajo juramento… el marco cambia y le da mucho empaque, pero en realidad son las mismas cosas que se sabían hasta ahora. Pero vaya, que esto no significa que pasado mañana la Nasa diga que tienen un ovni y nos tengamos que callar (ríe).
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En octubre, los mejores divulgadores se citan en Granada
En 1995, el Parque de las Ciencias de Granada acogió el primer Congreso de Comunicación Social de la Ciencia. 28 años después, la cita vuelve a nuestra ciudad, del 25 al 27 de octubre. «Está organizado por la Asociación de Comunicación Científica Española, en colaboración con los miembros de la Mesa de la Ciencia de Granada: el Ayuntamiento, la UGR, el CSIC, la Fundación PTS, la Fundación Descubre…», apunta Emilio García, director de la Unidad de Cultura Científica del IAA y uno de los responsables del congreso.
El lema que guiará el encuentro será 'La unión hace la ciencia'. «La comunicación científica tiene muchas patas, desde un profesor en clase o un periodista buscando una fuente fidedigna, hasta un investigador que saca parte de su tiempo para contar lo que hace», explica García. «Como divulgadores y científicos debemos enfrentarnos a las fake news, al fact checking, a como tratar las pseudociencias… Es labor de todos».
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El congreso arrancará con una conferencia impartida por el poeta Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, y contará con mesas sobre ciencia ciudadana, ciencia y arte, divulgar para estudiantes, análisis de casos de éxito y de fracaso… 400 personas que convertirán, una vez más, el Parque de las Ciencias en el epicentro de la divulgación.
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