El rayo verde

El andaluz ideal

Qué difícil resulta encontrar el equilibrio entre la retórica del oficialismo y la crítica 'destroyer' en este 28F

LALIA GONZÁLEZ-SANTIAGO

Lunes, 29 de febrero 2016, 00:37

Qué difícil resulta encontrar el equilibrio entre la retórica del oficialismo y la crítica 'destroyer' en este 28F. Es verdad que un Día de Andalucía, ... como cualquier otra conmemoración, es para celebrar, que para fustigar ya está el resto del año, pero cómo cansa el recurso institucional a la grandilocuencia, la reiteración de lugares comunes que, precisamente por sabidos, no necesitaría de tanta repetición.

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Sin embargo, por paradójico que resulte, en la 'dramática' institucional de este Día de Andalucía laten muchos símbolos, mucho sentido, que traspasan la barrera del sonido de la parafernalia un tanto 'kitsh' de la ceremonia. Son los que aportan los premiados, una lista de gente compuesta en base a muchos equilibrios (territoriales, de género, de disciplinas) y que en general dan una imagen ejemplar de la sociedad civil andaluza, la que existe más allá de esa capa de lo oficial y a la que se relega demasiadas veces. Su lista en estos largos años de autonomía reúne lo mejor de lo que somos, con algunas concesiones, ejem, entre las que siempre recuerdo la medalla que se dio a un grupo de Cádiz, llamado Los Caños, del que nunca más se supo.

Pongamos que hablo del doctor Salvatierra, Hijo Predilecto, cuya figura apenas era conocida por los círculos médicos y por sus pacientes, o por sus vecinos de El Puerto de Santa María y Córdoba. Salvatierra ha sido un descubrimiento en este 28F tan sujeto a las convulsiones políticas y su discurso, en el que ha hablado con modestia del «placer del trabajo bien hecho», de la «felicidad de la entrega», al tiempo que pedía más recursos para la Sanidad, viene a ser el mejor ejemplo de lo que quiero decir, como lo es el equipo del Carlos Haya, o Josefina Samper, o tantos otros premiados. Muestras de una sociedad civil que, como diría Borges, salva al mundo desde su sitio. Celebremos esa Andalucía justa y real, que no se complace gratuitamente, que no se mira el ombligo, ni tampoco arrasa con la esperanza ni con el reconocimiento de lo que se ha conseguido avanzar.

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