Susana Díaz fracasa en su primer intento de lograr la confianza del Parlamento
La posibilidad de salir investida presidenta antes de las municipales se esfuma al endurecer Podemos y Ciudadanos sus condiciones
MARÍA DOLORES TORTOSA
Miércoles, 6 de mayo 2015, 01:52
El guión se cumplió y el Parlamento, con el rechazo en bloque de la oposición, negó la confianza a la candidata socialista, Susana Díaz, para ... ser reelegida presidenta de la Junta de Andalucía. Pero no parece que sea el único mal trago que tenga que afrontar Díaz. Ningún partido de la oposición parece dispuesto a facilitar la investidura en la segunda votación, como el PSOE había previsto, y la posibilidad de formar gobierno antes de las elecciones municipales parece esfumarse. Podemos y Ciudadanos han endurecido sus condiciones, mientras PP e IU mantienen la postura inicial de no favorecer la investidura.
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La socialista fracasó en el primer intento de este trámite, el que requiere mayoría absoluta (55 diputados), al solo recibir los votos de los 47 miembros de su grupo. Los 62 diputados de los cuatro grupos de la oposición, PP (33), Podemos (15), Ciudadanos (9) e IU( 5), votaron en contra como sus líderes habían adelantado en una intensa jornada de debates en los que Díaz repitió en cada réplica y como un estribillo que la dejasen formar gobierno.
Díaz no logró vencer el excepticismo de la oposición sobre sus 135 medidas y 24 leyes de su propuesta de gobierno, que pidió más hechos y menos palabras. «Al no haber confianza, se rechaza la investidura», dijo solemne el presidente del Parlamento, Juan Pablo Durán, cerrando casi seis horas de debate. Ahora continuarán las negociaciones. La segunda votación tendrá lugar el próximo viernes a las 11 de la mañana y para ella solo hará falta mayoría relativa, que la suma de los votos en contra no supere los 47 del PSOE. Para ello necesita al menos que 16 diputados se abstengan .
El PSOE tenía depositadas todas las esperanzas en que Podemos y Ciudadanos accederían a la abstención en esta segunda votación tras dos semanas de intensas negociaciones. Los socialistas vieron como esta posibilidad se alejaba a medida que transcurría la jornada. Las dos formaciones nuevas han endurecido sus condiciones de tal manera que el pesimismo cunde en el equipo de la presidenta en funciones, alguna de cuyas expresiones dejaron traslucir la nueva situación. «Tarde o temprano seré presidenta», dijo a los periodistas en los pasillos de las Cinco Llagas, cuando el pasado domingo auguraba que iba a ser presidenta «muy pronto».
Durante el debate tanto Teresa Rodríguez como Juan Marín dieron la impresión de dejar tendidos los puentes con el PSOE para un entendimiento y desbloquear la investidura incluso esta semana. La secretaria general y portavoz de Podemos, pese a ser la suya una intervención crítica y enrocarse en las peticiones de siempre sobre desahucios y ajuste de personal político, dejó caer que a su partido «nos gusta la letra y la música» de algunas de las propuestas de Díaz.
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El pasado sábado tras la reunión con los socialistas, estos dijeron que se estaba «a un folio» del acuerdo con el partido morado. Ayer dirigentes de Podemos propagaron que no cederán al PSOE ni el voto afirmativo ni la abstención ni en la segunda ni en ninguna otra votación. Esgrimen dos exigencias que los socialistas se resisten a cumplir a rajatabla: la ruptura de relaciones con los bancos que desahucian y una reducción aún mayor de los cargos públicas del 10% prometido por Díaz en su discurso. La propia presidenta instó a Podemos a proponer medidas antidesahucios que se sumen a las de su gobierno (heredadas por cierto de IU, como la recurrida ley de la Función Social de la Vivienda), siempre con el solo límite de la ley, rechazando por ello el boicot a los bancos.
Desmarque de Ciudadanos
Marín fue más conciliador en la tribuna incluso, hasta el punto que Susana Díaz llegó a agradecerle el tono. «Nosotros queremos sumar, no venimos a romper nada», dijo el líder de C's, ofreciéndose a «apoyos puntuales» en la legislatura. Pero una vez fuera del salón de plenos sus declaraciones a los periodistas desconcertó a todos. Marín exigió la firma concertada con el PSOE sobre el decálogo anticorrupción antes de la votación y las renuncias de Chaves y Griñán por escrito.
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Sus declaraciones fueron precedidas de otras de Albert Rivera en Cataluña en las que volvió al punto de partida de las conversaciones, como el que se volviera a pedir el acta de los expresidentes, cuando se había dado por buena su renuncia en diferido, y otro documento del PSOE suscribiendo varias peticiones en materia fiscal, de financiación de las pymes y otras de reducción de cargos públicos. «Si no lo hace habrá elecciones anticipadas», amenazó Rivera.
El enfriamiento de las relaciones ha forzado al PSOE a no poner fecha a la firma del pacto anticorrupción acordado entre ambas formaciones y cuyas medidas Díaz relató en su discurso como propias. En principio estaba previsto este miércoles, pero fuentes socialistas señalaron que Díaz tiene agenda institucional y de partido en Jaén este día.
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Mano tendida de Moreno
El PP tampoco ofrece muchas posibilidades de desbloquear la investidura, pese a que Juanma Moreno se estrenó como líder de la oposición con la mano tendida y un paquete de 146 medidas propias para poner sobre la mesa y negociar con el PSOE. Pero en su intervención fueron más los reproches y las críticas a la presidenta - a la que llamó «soberbia» y «prepotente»- que las muestras de querer ponérselo fácil.
Una de las condiciones es la de exigirle a Díaz que fuera consecuente y dejara gobernar en los ayuntamientos la lista más votada. Las ocho capitales de provincia y la mayoría de ciudades medias tienen gobiernos del PP. Díaz recogió el guante, aseveró que se queda con su oferta de diálogo, pero también le espetó: «Usted tiene en sus manos unas segundas elecciones. Yo no le he pedido sus votos, le pido a usted que si no tiene una mayoría alternativa me deje gobernar, no castigue a nueve millones de personas, para dejar pasar un tiempo por cálculo electoral, lo ha dicho, los ayuntamientos».
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El debate fue especialmente duro entre Díaz y Antonio Maíllo, que advirtió a la presidenta que tras la experiencia de la ruptura del pacto con IU «no es de fiar» y «quien no la conozca que la compre, nosotros no lo vamos a hacer».
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