Líjar, la Rovaniemi de Almería
En la sierra de Los Filabres, Líjar ha encontrado en el centro de su pequeño núcleo urbano la mejor herramienta para convertirse por unos pocos días en el corazón de Laponia, allá donde Papá Noel y sus elfos convierten la ilusión de los pequeños en regalos repartidos por todo el planeta
Carmen Fernández
Líjar
Miércoles, 1 de enero 2025, 21:20
El sueño de conocer a Papá Noel antes de que comience a trabajar a destajo para llevar todos los regalos a las casas por Navidad ... se puede cumplir, por suerte, para los niños y niñas de Almería de una manera sencilla. Siempre hemos imaginado a Papá Noel en su acogedora, pero fría casa de Rovaniemi, en Laponia, a unos cinco grados bajo cero y a 4.662 kilómetros de la capital almeriense. Pero este año se ha acercado hasta Líjar, con una media de seis grados en invierno y a tan sólo 84 kilómetros de Almería ciudad, para compartir una tarde con los menores de esta provincia. Además, asegura que repetirá ese largo viaje para las navidades de 2025, así que habrá que prestar atención a la siguiente fecha. Suele venir durante el fin de semana anterior al día 24, la noche en la que Santa va de chimenea en chimenea.
La presencia de Papá Noel en Líjar ha sido una suerte de casualidades. «Alguien del pueblo había visto algo parecido a esto en otro sitio, simulando a Laponia», traslada María Jesús Díaz, alcaldesa de la localidad y, entonces, se le encendió la bombilla. «Nosotros tenemos varias casas rurales en el centro del pueblo que están muy bien cuidadas y que, decoradas, simulan la vivienda de Papá Noel en Laponia» y así han hecho. Un árbol de Navidad en el salón, espumillón, música de villancicos de fondo, imágenes de la Navidad en la pantalla del televisor, una chimenea encendida, un trineo, una alfombra acogedora ... y el protagonista con su popular traje rojo y su enorme barba sentado en su sillón dispuesto a atender las demandas de los más pequeños.
«Cada año lo vamos mejorando. El año pasado los niños sólo visitaban a Papá Noel y le daban la carta, pero este año les damos una bolsa con 'chuches' y un regalo» y el año próximo tienen previsto ampliar la decoración. «La calle es peatonal y pensamos en decorarla, también, para ir creando ambiente conforme se avance a la casa. Queremos poner figuras grandes, como un reno, y también que haya algún elfo en la entrada para saludar a los niños», adelanta la regidora.
La casa la pueden visitar todos los niños y niñas desde un año hasta once. En el pueblo viven unos 20 de los 405 habitantes de Líjar y Papá Noel ha recibido la visita de más de treinta. «En Navidad viene mucha más gente al ser época de descanso y vacaciones», pero el ayuntamiento quiere que acuda toda la comarca. «Nos encantaría ser un atractivo turístico, un referente de nuestra comarca y, por qué no, de la provincia y que cada Navidad la gente tuviera esta actividad en su calendario de visitas», reconoce María Jesús Díaz.
Para un municipio modesto del interior de la provincia sería un acicate. Así también lo considera Papá Noel. En realidad es José Juan Rubio Tapia, director del Taller de Empleo de Turismo para personas mayores de 45 años que organiza la Mancomunidad de Municipios del Valle del Almanzora. «Estas actividades son fundamentales para los pueblos pequeños porque, cuando funcionan y llaman a la gente a participar, son un auténtico revulsivo para luchar contra la despoblación», un fenómeno que afecta a cada vez más pueblos del interior de Almería, como es el caso de Líjar. «Hay que hacer actividades para que haya vida en los pueblos», sostenien, así que cuando le ofrecieron meterse en el papel de Santa no lo dudó. «Los niños me preguntaban que cómo había entrado, que por dónde me iba a ir, que la chimenea es pequeña y no cabía, qué cómo me iba a hora al Polo Norte,...». «La experiencia ha sido absolutamente enriquecedora y muy divertida», sobre todo, por los rostros de los más pequeños. «Los más chicos ponían cara de extrañeza y los mayores se reían porque sabían que era todo un decorado y que yo, pues...» aunque José Juan, según la alcaldesa, «daba el pego» porque no es de Líjar y, claro, en un pueblo de poco más de 400 habitantes, todo el mundo se conoce y no se podía correr ese riesgo después de todas las molestias tomadas para dejarlo todo a punto para la visita más esperada del año junto, lógicamente, la de los reyes magos. Líjar también tendrá. «Intentamos hacer el máximo de actividades posibles en Navidad, como talleres de disfraces, recital de flamenco, pasacalles navideño, degustación de dulces tradicionales de estas fiestas, tarde de juegos o exposición de trabajos que se han estado realizando durante todo el año», como es el caso de los confeccionados en el marco del taller Carmen de Burgos.
«Estamos muy contentos con el resultado obtenido con la casa de Papá Noel, porque ha quedado muy realista», se congratula María Jesús quien cuenta con la confirmación de José Juan como Santa, de nuevo, en 2025. «Yo encantado. Hacer actividades dinamizadoras para el pueblo para atraer a visitantes es fundamental», defiende como experto en turismo. La finalidad es «que la gente no tenga que irse a una ciudad o a un pueblo grande para poder disfrutar con algo tan sencillo como es la visita de Papá Noel».
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