Las ocho croquetas de Almería que te harán perder la cabeza

En su origen, las croquetas aparecieron mencionadas en un recetario francés de 1691 elaborado por François Massialot, pero fue el chef Antonin Careme quien perfeccionó la receta en el siglo XIX al añadir bechamel y un rebozado crujiente, creando así la base de lo que hoy conocemos como croqueta. En España, esta receta encontró el escenario ideal para desplegar su versatilidad, adaptándose a los ingredientes locales y a los gustos regionales. Desde las clásicas de jamón ibérico hasta combinaciones que integran mariscos, setas o incluso dulces, la croqueta es un ejemplo perfecto de cómo la cocina puede unir tradición, creatividad y sabor.

La pasión de los españoles por este manjar no tiene parangón. Cada año se consumen en el país más de 3.700 millones de croquetas, lo que equivale a unos 2,5 kilos por persona. Entre todas las variantes, la croqueta de jamón ibérico sigue siendo la más popular, especialmente cuando está elaborada con ingredientes de alta calidad como el jamón curado de bellota o la leche fresca. Pero más allá de los números, lo que realmente cautiva es el momento de degustar una croqueta bien hecha: una bechamel cremosa que se funde en la boca, un rebozado dorado y crujiente, y un sabor que evoca tanto recuerdos de infancia como la sofisticación de los mejores restaurantes.

En Almería, las croquetas tienen un lugar especial en la gastronomía local, y para celebrar este día, recorremos algunos de los lugares más selectos de la provincia donde disfrutar de este plato. Cada uno aporta su propio toque, combinando creatividad y tradición, pero siempre dejando en claro que hay otros rincones con recetas exquisitas, y de la imposibilidad de competir con la abuela de turno, cuya maestría se ha labrado intergeneracionalmente.

En el corazón de Almería, El Jurelico sorprende con sus croquetas de caballa, elaboradas con una bechamel suave y bien integrada, combinan el sabor del pescado con un toque de pimienta negra que realza el conjunto.

A tan solo unos pasos, La Encina ofrece unas croquetas caseras de jamón ibérico que se han ganado la devoción de sus comensales. Disponible tanto como tapa acompañando la bebida como en raciones.

En pleno centro de Almería, Casa Sevilla lleva la croqueta a otro nivel con sus opciones de autor. Desde croquetas con trozos de jamón 5J hasta bechamel de trufa y boletus silvestres, o incluso la sofisticada versión de coral de gamba y carabinero.

Para los que prefieren un toque vasco en su plato, la Taberna Vasca Joseba Añorga ofrece unas croquetas clásicas de bacalao que hacen honor a la tradición norteña.

En El Ejido, en la Barra de José Álvarez, chef del restaurante con estrella Michelin, La Costa, se pueden degustar sus croquetas cremosas de jamón ibérico.

También en El Ejido, Bodeboka Gastrobar apuesta por la innovación con sus maxi-croquetas del chef empanadas en 'panko' japonés, que les aporta un extra de crujiente. El contenido de las croquetas, sin embargo, es un secreto que solo se desvela al sentarse en la mesa.

En Vera, el Restaurante Juan Moreno ofrece una variedad de croquetas que incluye opciones clásicas como las de jamón ibérico, pero también otras más originales como las de chipirón. Además, cuentan con una versión sin gluten, lo que demuestra su compromiso por adaptarse a todos los públicos.

Para cerrar este recorrido, el Asador La Chumbera en Agua Amarga nos invita a probar sus croquetas de gamba roja, un verdadero lujo que combina la suavidad de la bechamel con el sabor intenso del marisco más preciado de nuestras costas.