«Quería ser alcalde pero no pensaba que eso era entrar en política»
Hizo historia sin saberlo al encabezar la lista de UCD y ganar con mayoría en los primeros comicios municipales celebrados tras 40 años de dictadura
Fue pionera sin pretenderlo. Adoración Antolín Sorroche –Dora para todos– fue una de las primeras alcaldesas de España. Solo nueve mujeres andaluzas consiguieron ser elegidas ... en los primeros comicios democráticos municipales de 1979 y las cinco que aún viven protagonizan el reportaje de 'Los Reporteros' galardonado con el Premio Colombine que otorga la Asociación de la Prensa. Asociación de Periodistas de Almería (AP-APAL) este año. «Yo quería trabajar para mi pueblo», explica a IDEAL ALMERÍA sobre su motivación para entrar en el entonces desconocido mundo de la política, encabezando la lista por UCD. Historia viva de la democracia, aún es «locomotora» de la asociación de mujeres que fundó hace casi tres décadas: «Mi rebeldía ha sido por decir no, no y no; esto no se puede permitir».
–Cuando llevaba tanto tiempo sin haber elecciones, de repente, en las primeras, usted decide presentarse a la Alcaldía de Uleila del Campo. ¿Cómo se le ocurrió entrar en política?
–Yo no tenía ni idea de lo que era meterme en la política. Lo que quería era trabajar por mi pueblo y le dije al anterior alcalde que había que qué podía hacer. Y me dijo que me metiera con él. Le dije que no, que yo quería ser alcalde pero no pensaba que eso era entrar en política.
–¿Qué edad tenía?
–Fue antes de que llegara la democracia cuando pregunté a mi alcalde pero, luego, cuando yo me presenté tenía 25 años.
–Muy joven...
–Pues sí. Viéndolo ahora, sí. Pero, en realidad, cuando uno es joven es cuando debe luchar por todo esto.
–¿Cómo recuerda aquellas elecciones? Era todo novedad, las primeras en 40 años en España.
–No te lo vas a creer, pero yo me enteré entonces de que era la primera vez que podían votar las mujeres en unas elecciones municipales. Yo me creía que eso era normal, no sabía que las mujeres no votaban hasta entonces. Ni eso, ni otras cosas. Ya sabes que, ni siquiera, podías sacar dinero del banco sin la firma de tu marido. Pero, en ese aspecto, yo era ignorante total porque pensaba que las cosas funcionaban con más normalidad.
–Ignorante, entonces, era la mayoría de la sociedad.
–Yo creía que se podía votar siempre. Es que, como en mi casa yo nunca he oído hablar de política, pues yo me creía que los procuradores eran votados, como en una una votación normal.
–No se hablaba de política en muchas casas de España, de hecho.
–Por eso digo que yo, presentándome, lo que quería era trabajar por mi pueblo, no entrar en política.
–¿Por qué ese interés por trabajar por su pueblo? ¿Qué faltaba?
–Pues en las casas no había ni agua. Ya ves, que cuando yo estaba estudiando pensaba que iría por orden alfabético lo de poner las cosas en los pueblos porque mis compañeras de trabajo de Dalías y de varios pueblos tenían electricidad en las calles y el mío no… Yo decía, bueno, pues que a lo mejor es el último porque es por la U. Yo no comprendía cómo mi pueblo podía tener tantas carencias.
–¿Consiguió hacer algunas de esas cosas por su pueblo?
–En mi época de alcalde se hizo un sondeo de agua, se hizo el alcantarillado, se cambió la electricidad de las calles, se hizo una depuradora y más cosas buenas. Luego, pues cosas que no eran tan esenciales. Se hizo un parque, se pusieron papeleras por las calles… Como yo había estado en Almería y y veía yo todas esas cosas que mi pueblo no las tenía, pues se pusieron papeleras, que a lo mejor no es importante, pero eran cosas que yo veía que mi pueblo necesitaba.
–¿Cuántos años estuvo en la Alcaldía?
–Saqué mayoría absoluta y, luego, en la segunda que estuve saqué mayoría simple pero hicieron pacto el PSOE y el, entonces, Partido Comunista y fue el alcalde que sacó dos concejales.
–Así funciona el sistema democrático, claro.
–Sí, yo tenía que aprender eso. Que antes nos metíamos, como yo digo, vírgenes en el sentido de que no llevábamos ideas políticas porque no entendíamos…
–No había, en general, cultura política democrática hasta entonces.
–No, no. Y mis padres, además de ser analfabetos, de no saber apenas leer y escribir, en política no entraban. Yo tenía amigas que, a lo mejor, sus padres pues decían 'vamos a poner la Pirinaica'. Le pregunté a mi padre '¿eso qué es?'. Era una emisora contraria al régimen que había.
–Y a Uleila no llegaba.
–Se ve que no. Ya te digo que teléfono era uno público el que había. Cuando yo estuve de alcalde, en unas fiestas no aparecía la la orquesta que yo había contratado. Tampoco tenía carnet en esa época y le dije a mi marido, 'vamos a buscar los músicos'. Yo ahora envidio a los alcaldes que hay, los medios que tienen.
–En su época no había apenas medios…
–Yo, como personal, tenía tan solo un secretario. Estábamos el el secretario y yo. Y todas las que nos metimos en mi época, por supuesto, sueldo no teníamos.
–¿No tenían salarios?
–Sí, sí había. Yo tengo guardado, creo que fue el Boletín Oficial de la Provincia publicado en octubre con un pleno que habíamos hecho renunciando a nuestra gratificación. O sea, que se ve que ya al empezar los nuevos alcaldes sí había pero nosotros, por lo menos en Uleila del Campo, renunciamos a todo. Y las alcaldesas que estuvimos en el programa ('Los reporteros' de Canal Sur) lo hicieron también porque teníamos nuestro empleo todas. Entonces, lo que hacíamos en la Alcaldía era de nuestro tiempo libre. Yo salía de mi trabajo a mediodía y me pasaba por el Ayuntamiento.
–¿En qué trabajaba?
–Era funcionaria, primero del Ministerio de Agricultura y, luego, nos pasaron a la Junta de Andalucía.
–¿Encontró trabas en su familia o su entorno por el hecho de ser mujer y quisiera presentarse a unas elecciones?
–Trabas no. Mis padres eran los primeros que no se imaginaban que iba a estar en boca de todo el mundo. Mi madre, sobre todo, lo llevó muy mal porque oía críticas por todos lados. Pero es que no nos imaginábamos lo que pasaría. Nosotras somos tres hermanas y mi padre se enorgulleció siempre de lo que valientes que hemos sido sus hijas, de que para trabajar hemos sido unas leonas, entonces, pensaba que que que yo estaba preparada para todo; pero mi madre sí lo llevó muy mal. Es que en los pueblos no imaginas lo que es estar gobernando. Aprendimos muy pronto los derechos, pero los deberes no. Hubo que explicar que para tener un servicio había que pagarlo.
–Al parecer, comenzó su primer pleno pidiendo disculpas por ser mujer y joven.
–Sí, sí… Me decían 'es que usted no me va a mandar esto, que yo tengo esta edad'. Y yo, pues me disculpé por ser mujer y joven pero recordé que me debían guardar respeto porque era la máxima autoridad del pueblo. Ahora me estoy dando cuenta cómo me marcó a mí eso. Este año he sido pregonera de las fiestas de mi pueblo y empecé pidiendo perdón también, diciendo 'os voy a pedir perdón porque no sé si mis nervios me delatarán, porque vosotros merecéis más de lo que yo pueda dar'.
–Se tuvo que imponer en aquellos tiempos.
–Me pusieron la 'Tatcher'. He sido así. Si decía esto es así, aunque me cueste hacerlo, se hace así. A mí por mujer no me va a machacar. Y me ha pasado igual en mi trabajo y todo y nadie me ha llamado la atención en los 40 años de servicio.
–¿Ha sentido discriminación por ser mujer?
–En el trabajo, no. Y en la política, en esos años me comentaban que algún algún vecino decía que no le hacía caso a la alcaldesa. Y, sobre todo, a mi marido le decían que cómo permitía eso.
–¿Y su marido qué decía?
–Era el primero que estaba orgulloso y no me lo decía, luego yo me iba enterando yo. Además, que siempre he sido luchadora por las mujeres. Porque en el mundo rural todavía se escucha 'tengo que hacer la comida a mi marido', 'tengo que poner la mesa a mi marido'... Yo, todas esas cosas en el tiempo que estamos, no las comprendo.
–¿Recuerda algún referente que tuviera en su juventud de mujeres fuertes que le inspirasen?
–No, no, que va. Después, cuando he visto la vida de Carmen de Burgos dije, '¡señor! ¡Esa fue más valiente que yo!' Es que yo estuve estudiando en un colegio de religiosas y, entonces, estaba la antigua Sección Femenina, que te decía que tenías que estar guapa para cuando llegara el esposo. Imagínate tú qué mentalidad. Entonces, yo creo que mi rebeldía ha sido por decir no, no y no, esto no se puede permitir.
–Ahora que han pasado los años, con todo lo que ha vivido, ¿siente que es un referente?
–No quiero creérmelo, pero supongo que sí. Entre otras cosas, porque hace 29 años formé una asociación de mujeres. No he logrado que se meta en política ninguna pero, sin embargo, veo que tiro yo del tren, que soy la locomotora. Les cuento que, cuando yo era alcalde, yo entraba a lo mejor en un bar y todos los hombres se quedaban mirando. Bueno, pues ha pasado el tiempo y yo creo que, ahora, hay más mujeres en los bares tomando su café o lo que les dé la gana. Pues algo está cambiando, aunque luego se tengan que ir a la hora de la comida, pero ya tienen libertad entre comillas de decir, hoy voy a tomarme un café lo mismo que tú te lo estás tomando toda la vida. En ese aspecto, creo que yo he hecho mi papel bastante bien.
–A lo mejor hay mujeres que ni se han planteado que en su vida pueden hacer otras cosas.
–Hay una amiga mía que me dice que es porque, a lo mejor, no han tenido un oficio y no han tenido independencia económica. Ellas han sido educadas para las obligaciones su casa, su hijo, su familia y todas sus cosas, pero nunca han sacado tiempo para ellas.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión