Adriana García Pérez, asesinada por su exnovio en 1926: «Fue un acto de violencia machista, no de pasión»
El crimen se produjo en el patio del Casino de Almería, actual sede de la Delegación de la Junta de Andalucía, donde una placa recordará siempre este negro episodio
A. A.
Martes, 25 de noviembre 2025, 12:45
Adriana García Pérez fue asesinada por su expareja, Emigdio Nieto Gómez de Salazar, delante de cientos de personas. Tenía 18 años cuando él disparó el ... arma de fuego que acabó con su vida. Era la madrugada del 25 de julio de 1926 y la adolescente disfrutaba de la fresca, con su familia y amistades, en la verbena de la festividad de Santiago que se celebraba en el antiguo Casino de Almería, uno de los puntos de encuentro de la sociedad capitalina en aquellos años, situado en lo que hoy es el Paseo de Almería. No en vano, ambos eran miembros de «familias de arraigo y significación» de aquella fervorosa capital almeriense de los 'felices 20'.
Emigdio y Adriana, recoge la sentencia del tribunal de laAudiencia Provincial de Almería que condenó al joven de 22 años y estudiante, en ese momento, de medicina en Granada, entablaron «relaciones amorosas allá por los años 1921 o 1922, frecuentemente interrumpidas por la conducta reprobable y vida licenciosa» de él. Sin embargo –respondiendo a un patrón generalizado entre las víctimas de violencia de género, también hoy–, ella aceptaba retomar la relación «ante múltiples y fingidos propósitos fácilmente creídos y con agrado aceptados al calor de la inocencia inherente a edad tan temprana», apunta el texto judicial de hace casi un siglo, analizado para la revista 'Sala de Togas' por el magistrado y presidente de laAudienciaProvincial de Almería, Luis Miguel Columna.
Fue en los días previos a la fatídica noche del 25 de julio de 1926 cuando, tras varios nuevos intentos de recuperar la relación por parte de Emigdio, Adriana decidió cortar definitivamente. Otra vez, el perfil que de él realiza el fallo judicial muestra comportamientos que, actualmente, también se aprecian entre los maltratadores: «Intentó exigirla que no asistiera a bailes y que no usara determinados vestidos». Ella, indica el texto, se negaba «no por miedo a ser agredida, pues nunca fue amenazada, sino atendiendo a los consejos de sus padres, y convencida de que no cumpliría los propósitos de enmienda».
La sentencia menciona que «el móvil del asesinato de la señorita Adriana se derivó de la inquietud que en el procesado suscitó la idea de que aquella pusiera su cariño en otro hombro, lo que se propuso evitar» y «excitado por el alcohol, que es botafuego de las agresiones» disparó dos veces contra su «amada» mientras le decía: «Esto se ha acabado».
También recibió impactos de proyectiles al tratar de socorrerla y atacar al agresor con su bastón el padre de la joven asesinada, Antonio García, concejal en el Ayuntamiento de Almería. Pero nada sirvió para salvar la vida de Adriana, que falleció a causa de los disparos mientras recibía asistencia sanitaria.
Emigdio Nieto fue condenado a 18 años de prisión por los delitos de asesinato, de disparo y lesiones menos graves y de uso de arma de fuego sin licencia, con atenuante de embriaguez (no se aceptó el de arrebato), y al pago de 5.000 pesetas de indemnización por el crimen de la mujer a la que decía amar. El Ministerio Fiscal solicitó cadena perpetua por el asesinato, incluso, podría haber interesado pena de muerte, vigente en la España de ese momento, si bien el hombre pudo finalizar sus estudios dada su juventud cuando perpetró este crimen ante las 300 personas que esa noche celebraban la fiesta de Santiago en el Casino de Almería «espléndidamente iluminado».
A falta de meses para que se cumpla un siglo de este asesinato, en este mismo emplazamiento, que ahora acoge la sede de la Delegación de la Junta de Andalucía, se ha colocado una placa en recuerdo de esta joven almeriense, víctima de violencia machista cuando ni siquera se pensaba que ello existiera.
«Pocos espacios podrían recordarnos con más fuerza que la violencia machista no es un problema reciente, ni aislado, ni ajeno a nuestra historia», manifestó ayer Aránzazu Martín, delegada del Gobierno en Almería, quien hizo hincapié en que este crimen fue un acto de «violencia machista, no de pasión», aunque durante décadas, ese fue descrito como un arrebato pasional.
Asimismo, incidió Martín en que, este 25 de noviembre, al pronunciar el nombre de Adriana, se pronuncia «también el de todas las mujeres que ya no están» y pidió que la placa sea «un recordatorio permanente de que la violencia machista no tiene cabida en nuestra sociedad».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión