Los puestos de trabajo de AgrupaEjido

PEPE FERNÁNDEZ

Domingo, 26 de julio 2015, 01:09

Si observan con atención las declaraciones de los últimos meses de los más importantes dirigentes políticos de Andalucía, observarán en ellas un denominador común: todos, ... absolutamente todos, están muy preocupados por la creación de empleo en nuestra comunidad. La última sesión de control celebrada esta semana en el Parlamento de Andalucía podría servir como ejemplo más reciente. Casi en todos los asuntos planteados en la cámara autonómica, los oradores han usado para justificarse, en un sentido u otro, la muletilla de la creación de empleo, llegando incluso la presidenta Susana Díaz a anunciar que en este mes de julio Andalucía podrá bajar de la cifra fatalmente sicológica del millón de parados.

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El paro se ha convertido en el monocultivo del discurso político, conscientes como son nuestros dirigentes de que esa sigue siendo, a día de hoy, la gran preocupación y el gran drama en el que está sumida la inmensa mayoría de la sociedad española.

La última EPA, con resultados francamente positivos en sus números y porcentajes globales, ha provocado, entre tanto, que muchos -Rajoy y Susana Díaz entre ellos- echen las campanas al vuelo y se pongan a tirar cohetes. Todo perfecto, «el empleo ha llegado para quedarse», proclaman unos y otros, pero llama poderosamente la atención que, en ese último pleno veraniego del Parlamento andaluz, nadie, absolutamente nadie, se haya acordado de situaciones concretas en las que peligra lo que ya tenemos en la parcela del empleo.

En Almería, está sobre la mesa un conflicto socioeconómico que, a estas alturas, debiera haber hecho saltar las alarmas de la clase política por las consecuencias que pueda tener, a corto y medio plazo, en el mercado de trabajo y en el PIB provincial y regional.

Me refiero, claro está, al asunto AgrupaEjido, la principal comercializadora de productos de los invernaderos almerienses, sumida en una grave crisis desde hace semanas.

Como los lectores de IDEAL conocen, un 'pool' bancario se halla enfrentado al propietario mayoritario de dicha empresa, quien ha despedido a los gestores puestos por la banca, los han denunciando ante los tribunales y retomado la gestión de la entidad. Estamos pues ante un conflicto de intereses económicos, aparentemente entre particulares, pero con una gran repercusión social y económica en la provincia. Miles de trabajadores, directos e indirectos, junto a miles de pequeños agricultores de Almería, tienen desde hace semanas el alma en vilo a la vista de las escasas pero alarmantes noticias que ha estado generando el conflicto en los medios.

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Ni una sola pregunta parlamentaria, ni una sola moción en la Diputación, ninguna moción municipal, ni una sola declaración política de parte llamando a la cordura y al sentido común se ha producido en estas semanas en torno al asunto AgrupaEjido.

La consejera de Agricultura, la almeriense Mari Carmen Ortíz, se vio obligada a responder del tema al ser preguntada sobre la marcha en la SER Andalucía por el conflicto, limitándose, con gran nerviosismo, a confiar simplemente en que se vuelva a la negociación. Antes de esa puntual declaración obligada, la señora Ortiz ha dado la callada por respuesta, al menos, públicamente.

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Fuentes del comité de empresa de AgrupaEjido no ocultan su inquietud y su enorme preocupación, sobre todo, al comprobar que la última nómina se la han pagado desde el Banco de Sabadell y no desde Cajamar, como solían. Por no hablar de los agricultores, donde unos han cobrado porque Cajamar ha hecho frente a los pagos de forma selectiva y otros no, pequeños empresarios que deben planificar sus campañas de septiembre, también invadidos por la incertidumbre.

Estos últimos, finalmente, también han podido cobrar gracias a la línea abierta desde el Banco de Sabadell. En la organización agraria COAG, que está atendiendo a sus afiliados afectados por el conflicto, no ocultan su preocupación por la situación, haciendo llamamientos a las partes -especialmente a Cajamar, que es la «la parte más fuerte»- para que prevalezca «la responsabilidad» de todos, abordando cuanto antes la negociación y la solución de un conflicto que, además, presenta tanto para trabajadores como para los agricultores afectados interrogantes que nadie les ha explicado de momento.

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¿Donde están los 60 millones?

Por ejemplo, nadie comprende a dónde han podido ir a parar los cerca de 60 millones de euros -hay quien habla incluso de más y otras fuente lo cifran en menos- que los gestores de la banca han logrado ingresar con la enajenación de activos empresariales del conglomerado AgrupaEjido/Guillén en los años en los que han gestionado la empresa en solitario. Algunos de esos importantes activos, por cierto, han acabado finalmente en manos de empresas del grupo familiar del presidente del PP, Gabriel Amat, como Cehorpa, vendida «limpia de polvo y paja» a Costa de Almería. Al respecto, Cecilio Guillén no atiende de un tiempo a esta parte las llamadas de la prensa, no pudiendo contrastar su versión sobre este y otros puntos de interés. Mal asunto el apostar inesperadamente por el oscurantismo informativo.

Fuentes del sector agrario almeriense consideran que esa, la venta de activos en estos años, es una de claves a desvelar para conocer la verdadera realidad económica de la empresa y, sobre todo, para despejar las dudas existentes sobre Guillén, en el sentido de que no ha cumplido, como le acusan desde la banca, con los compromisos económicos contraídos en su día, cuando fue apartado de la gestión de AgrupaEjido por la banca.

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También confirman esas fuentes agrarias que Cajamar habría puesto como condición para volver a negociar la retirada de la denuncia judicial interpuesta por Guillén contra sus gestores por supuestos delitos de estafa y societarios, denuncia que sigue su curso en el juzgado.

El calendario avanza y la negociación se halla varada en dique seco. Y la clase política almeriense y andaluza mirando hacia proyectos de futuro que crearán, algún día, puestos de trabajo en sectores como la minería. Sin embargo, los miles de puestos que peligran hoy en la agricultura almeriense, ni los abordan ni parece que les preocupe en demasía. Al menos, a día de hoy y públicamente.

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