El Eco de Alhama homenajea a Salmerón desde todas las miradas

Esa pluralidad de miradas se acompaña lógicamente de una pluralidad de firmas. Casi son cincuenta, muchas de ellas especialistas en sus cometidos. Como denominador común está «una profunda admiración por el personaje y por los principios y valores que sustentaron su existencia». También puede considerarse como un rasgo común de esta pluralidad, con independencia del campo en el que se muevan, el aporte de «su testimonio de afecto materializado en distintos trabajos, que, sin duda, facilitarán que la vida y la obra de este alhameño universal alcance en nuestra provincia la difusión que merece». Porque ahí está el quid.

Libro

Nicolás Salmerón no goza de la popularidad de la que disfrutan otras figuras históricas y otros personajes políticos, desgraciadamente debido a la transcendencia de su personalidad y de su obra, y no parece que el denominado Año Salmerón vaya a cambiar mucho ese escenario. Una revista como ésta y un número como éste, correspondiente a julio de 2008, tal vez constituya uno de los mejores medios, uno de los más abiertos, de los más cercanos al ciudadano en general y de los de mayor atractivo puestos en marcha a lo largo de estos siete meses.

La naturaleza especial de este número ha provocado, entre otros cambios, el abandono por parte de la revista de algunas de sus características formales y que produce en una primera mirada la impresión de una transformación más profunda de lo que realmente es. Ha duplicado las páginas, ha introducido el color en todas sus páginas y ha recurrido a una encuadernación cosida de tal manera que aparece más como un libro que como una publicación mensual. Desde la dirección de El Eco de Alhama se ha manifestado que con estos cambios, sobre todo el último, se pretende «que nos recuerde a nosotros y a las generaciones venideras la grandeza del pensamiento de este alhameño y almeriense universal». Y como ejemplo del deber de esta memoria bastan las primeras frases del primer artículo de la propia revista, pertenecientes a Antonio Heredia Soriano: «Amigos, adversarios y enemigos, nunca nadie ha puesto en duda la importancia de Nicolás Salmerón y Alonso en la historia 'política' española. Todos aceptan de buen grado que la segunda parte del siglo XIX y primeros años del XX no se entienden sin su presencia activa en la vida pública del país, clamando en múltiples y diversos foros, generalmente de signo republicano, obrero y de cultura popular, ocupado y preocupado por hacer una España mejor. Esto es rigurosamente cierto. Pero también lo es que muy pocos, casi nadie, por razones fácilmente comprensibles, ha podido o han querido valorarlo como filósofo genuino».

Cuatro son los aspectos con más posibilidades de llamar la atención de la revista. El primero es la serie de dibujos, la mayoría de ellos caricaturescos y con todos los honores para estar en los tratados de esta modalidad artística, reproducidos en el artículo 'Nicolás Salmerón y Cataluña. Su imagen en las revistas satíricas catalana', escrito por María Carmen Amate, directora de 'El Eco de Alhama'. El segundo -por orden de paginación- está relacionado con Margarita Salmerón, nieta del homenajeado, que es uno de los miembros de la familia con mayor contacto con el pueblo. Los otros dos son su papel en la Casa de Almería en Madrid y la creencia en muchos jóvenes de que Nicolás Salmerón es el patrón de Alhama.