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El último sarruján

Eran los criados de los pastores, chavales de familias humildes que pasaban el verano en los puertos de Cantabria ayudando con el ganado. Julián Díaz, con casi 92 años, rememora la sufrida vida de una estirpe a punto de desaparecer. «Mentiría si no dijera que, a pesar de todo, éramos alegres»

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