La rehabilitación de la Estación de Almería, lista para septiembre
La fachada ha sido conservada, retirando y restaurando uno a uno sus identificativos ladrillos rojos
CELESTE CRUZ
Domingo, 21 de agosto 2011, 05:42
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Las obras comenzaron en septiembre de 2010 y un año después estará terminada la rehabilitación de uno de los edificios más emblemáticos de Linares. ... La Estación de Almería luce ahora un nuevo aspecto y estrenará en breve también nuevos usos como Centro Comarcal de Empleo. La Junta de Andalucía, así, dispondrá de un nuevo espacio a partir de finales de septiembre, para albergar servicios de empleo en la ciudad de Linares.
Así lo han comunicado tanto la concejal de Industria, Empresa y Comercio, Ana Cobo, como la constructora Molina e Hijos (CMH), responsable de la recuperación y adecuación del edificio.
Inaugurado en 1895 como conexión ferroviaria entre Linares y Almería en pleno auge de la minería, el edificio ha pasado décadas abandonada y a punto de ser declarado en ruina. Protegido como bien patrimonial, el proyecto inicial para su recuperación, en el que se ha invertido más de ochocientos mil euros, incluye la construcción de un edificio de nueva planta en la parte trasera del edificio.
Al inicio de su rehabilitación, según explican José y Manuel Molina, lo primero que se realizó fue la demolición de las plantas interiores y el apuntalamiento de la fachada. «Se sabía que bajo el edificio había un sótano, por lo que se abrió para conocer tanto sus dimensiones, como su nivel de conservación e importancia histórica. Allí se encontró una sala abovedada que servía para albergar las antiguas calderas de la estación ferroviaria, pero debido a su bajo nivel de importancia arqueológica, se decidió tapar y utilizar como aislante del edificio para evitar futuras humedades que afecten al edificio», cuenta José Molina.
Lo más relevante era, por supuesto, la protección de la fachada que identifica el edificio de la Estación de Almería. Formada por ladrillo rojo cocido y un zócalo de piedra en tres cuerpos, su restauración obligó a retirar uno a uno los ladrillos afectados, sustituyéndolos por otros para impedir la caída o deformación de la fachada. Una vez recuperados, volvieron a colocarse en su lugar o sustituidos por otros nuevos similares en características. En cuanto al zócalo de piedra, «se han completado con otras numerosas piedras faltantes, seguramente retiradas como expolio», destaca José Molina.
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Manuel Molina ha recalcado que «han sido unos veinte mil ladrillos los que han sido recolocados, siendo esta parte de la obra la más complicada del proyecto, sin duda alguna, el mayor esfuerzo ha sido mantener la fachada en pie». Además, los materiales que configuran el exterior de la fachada han sido protegidos con un revestimiento pétreo, que garantiza la protección y el aislamiento íntegro del edificio.
El edificio está formado por dos plantas y una cubierta. La estructura interior es mixta, de hormigón y hierro, y el cuerpo central de la cubierta se recubrirá con madera de iroko para ocultar a la vista los aparatos de acondicionamiento del edificio, como son climatizadores y una placa solar. La planta baja, de unos trescientos metros cuadrados y suelos de mármol blanco, albergará una escalera central, y en los laterales oficinas de atención al público y aseos. En la primera planta, de unos ciento cincuenta metros cuadrados y suelos de madera de iroko, irá destinada a despachos y salas de reuniones. Las ventanas y puertas del edificio ferroviario «han sido sustituidas imitando a las originales, también en madera de iroko», explican desde la constructora Molina e Hijos.
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El final de la obra, por tanto, previsto para septiembre de 2011, se cumplirá sin más retrasos. Tocará entonces el turno a la Junta, pues la administración andaluza será quien de luz verde y decida el traslado de los servicios de empleo al histórico edificio.
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