Teletrabajo e incentivos llevan a una veintena de municipios de Jaén a ganar población en pandemia
Vivienda más espaciosa y asequible, buenos servicios y otras comodidades ayudan a localidades jienenses a luchar contra la despoblación general
«Por lo que pagaba por un piso alquilado de una habitación en Madrid estoy pagando aquí la hipoteca de un piso con tres dormitorios ... y dos baños y me sobra. Allí sobrevivía, aquí vivo y muy bien», explica Antonio Cantero, uno de los jienenses que en los últimos meses ha dejado la capital de España para volver a su pueblo natal. En su caso, el despegue del teletrabajo con motivo de la pandemia le ha permitido el regreso, teniendo «que subir a Madrid una vez la semana o cada diez días».
Es una de las vías que se han abierto en los últimos tiempos para frenar la despoblación, ese objetivo que se repite casi como un mantra desde hace una década, el mal de la llamada, desde hace menos, 'España vaciada'. Las recetas puestas en marcha para evitar el éxodo de población y captar habitantes son variadas y algunas de lo más peregrinas, pero pocos son los que consiguen resultados:cheques bebé, escuelas infantiles abiertas todo el año, casas 'casi regaladas' o directamente cedidas, suelo industrial a precios simbólicos...
En Jaén, cuatro de cada cinco municipios pierden población. Solo 21 de los 97 jienenses han logrado nadar a contracorriente e incrementar su censo incluso en pandemia frente a la despoblación general de la provincia, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) recientemente, referidos al 1 de enero de 2021. Son cuatro localidades más las que ganan habitantes que un curso antes, a pesar de todo lo que ha conllevado la crisis sanitaria.
La fórmula secreta no lo es tanto: empleo. La gente va (y se queda) donde hay trabajo estable. Tras estos aumentos, no obstante, según las fuentes consultadas, estarían además la vuelta a casa por la pandemia de vecinos que trabajaban fuera y han perdido su empleo o pueden ejercerlo fuera de las grandes ciudades (teletrabajo) y los incentivos de estos municipios para captar o retener a vecinos y fomentar la natalidad.
Los que suman
Los municipios que suman son Aldeaquemada (11), Baños de la Encina (20), Beas de Segura (15), Bedmar y Garcíez (23), Cabra del Santo Cristo (4), Canena (8), Carboneros (17), Frailes (14), Génave (3), La Guardia de Jaén (99), Hornos (7), La Iruela (13), Jamilena (31), Lupión (10), Peal de Becerro (85), Puente de Génave (7), La Puerta de Segura (16), Santisteban del Puerto (9), Los Villares (86), Villarrodrigo (1) y Villatorres (13).
Sobresale La Guardia de Jaén, que supera la barrera de los cinco mil (5.082). El municipio del área metropolitana jienense ha multiplicado su población por 2,5 en veinte años y es el que tiene una mayor renta per cápita.
«En 2003 teníamos 2.000 habitantes y hoy brincamos los 5.000», señala Juan Morillo, alcalde del municipio, que explica este hecho por varios motivos:«Se vive bien, con impuestos y servicios acorde, con buena comunicación con la capital, a cinco minutos de la UJA, del Jaén Plaza o del hospital, y a 40 de Granada. Y aparte este año nos ha beneficiado que la gente quiere salir de los núcleos urbanos grandes debido a la pandemia, y optan por vivir en zonas tranquilas, con más espacio y aire libre. Ha habido mucha demanda de gente llamando al ayuntamiento preguntando por alquiler y compra para venirse a vivir. También ayuda el boom del teletrabajo. Había dos urbanizaciones grandes de 30 viviendas recién acabadas y se ha vendido todo en seis meses», explica.
El primer edil vaticina además «otra ola de censados entre enero y marzo porque hay quienes viven pero no están inscritos y lo necesitarán para apuntar a los niños al colegio».
En los últimos años han contado además con guardería gratuita para todos los niños hasta los 3 años y libros gratis hasta los 6, en Educación Infantil (luego se hace cargo la Junta).
El siguiente en crecer más es Los Villares, que como La Guardia se beneficia de su cercanía a la capital y sus opciones como ciudad dormitorio. El tercero y más sorprendente es el caso de Peal de Becerro. «Ya es un logro mantener la población y que no baje», señala su alcalde, David Rodríguez: «Es un hecho de gran importancia y no es casualidad. Uno de nuestros objetivos era luchar contra la despoblación. Se han hecho grandes esfuerzos y planes en el municipio en los últimos años y ahora tenemos menos paro que antes de la pandemia en esta misma fecha y más empresas y autónomos».
3.000 euros de ayuda
Entre los incentivos destaca «un plan social de empleo o ayudas de 3.000 euros para jóvenes que compren una vivienda de segunda mano. Contamos con una batería de parcelas urbanas con las que controlamos el mercado para que no se dispare el precio. Comprar un solar de 200 metros cuadrado te puede costar unos 30.000 euros», explica. Hay además otros incentivos para emprendedores y contratación y más allá de lo económico «hay otras razones creo, como una programación cultural de las más potentes de la provincia, la situación geográfica, que dentro de la comarca está muy céntrico, y que es un pueblo muy llano. Tenemos instalaciones deportivas propias de ciudades mucho más grandes. Y la pandemia, con la gente saliendo de las ciudades más grandes, puede haber ayudado también», admite. En pandemia han abierto en el municipio «cinco negocios».
En los últimos años Orcera ha ofrecido casas forestales adjudicadas para proyectos empresariales vinculados al Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas;Puente Génave suelo industrial a cambio de trabajo, y Quesada, Navas de San Juan o Arquillos cheques bebé. Incluso localidades más grandes como Bailén lo han implementado ahora.
Mientras, la provincia en su conjunto ha vuelto a perder población censada, 4.191 habitantes en el primer año de la covid-19, al pasar de 631.381 habitantes en 2020 a 627.190 en 2021 (empadronados oficialmente, no residentes). Es la única andaluza que pierde junto a Córdoba, el resto ganan.
«En el pueblo hay de todo, no faltan clientes y no echamos en falta nada»
Si a uno le dicen de alguien que ha abierto un negocio en los dos últimos años, en plena pandemia, seguramente piense que es un valiente. Si encima le dicen que se trata de un negocio de tatuador, con lógico contacto cercano, la valentía quizás empiece a parecerle osadía. Y si le rematan apuntando que ha sido en un pueblo de poco más de 5.000 habitantes seguramente la palabra locura le venga a la mente. Pues eso es precisamente es lo que ha hecho José Jordán, en Peal de Becerro (5.325 habitantes), con un éxito notable, ejemplo de que hay más oportunidades de las que se piensa en el Jaén interior. Puede chocar de primeras, pero tiene clientela de muy lejos. Quien se ha tatuado o conoce a alguien que lo ha hecho (hoy es más fácil incluso que conocer a un positivo de covid) sabe que no es raro hacer muchos kilómetros en busca del artista o el estilo deseados. Es algo para toda la vida. Y Jordán es bueno.
Empezó a hacer tatuajes en Huesa, le iba «bien y quería abrir más negocio». Así que se lanzó. «Peal está cerca de Cazorla, Quesada, Úbeda... y vienen clientes de muchos sitios. El local va bien y estamos muy a gusto. Y en el pueblo hay de todo, no echamos en falta de nada», asegura Lucía Tíscar, de 26 años, pareja de Jordán (de 32) y oriunda de Peal, que tras estudiar en Granada volvió a la localidad y ha sido clave para que este se mudara. «Hay un montón de tiendas, bares, lo que necesites. Cine no, pero con las plataformas digitales no hay problema», ríe.
Para emprender han contado con apoyo de las administraciones en su lucha contra la despoblación, recibiendo 8.000 euros para su negocio por ser en su momento menor de 30 años y ahora 3.000 del ayuntamiento para la compra de una casa en el municipio. «Está situada en una rotonda, donde llevan a la virgen y no tenemos casas enfrente. Tenemos buenas vistas la verdad. En verano, subes la persiana, escuchas la fuente y es una maravilla», sentencia Lucía.
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