Frío histórico en la 'Siberia jienense'

En este terreno se ha detectado la temperatura más baja en el sur de España desde que empezaron a funcionar los registros instrumentales de temperatura a finales del s. XIX. «Nunca antes se había registrado una temperatura mínima cercana a los 30 bajo cero en la mitad sur de la península», señala Juan Antonio Amor, uno de los primeros que vio lo que marcaba el sensor. Se quedó helado.

El punto exacto está localizado en las sierras del parque natural de Cazorla, Segura y Las Villas, en el paraje de la Nava de los Troncos, en el término municipal cazorleño, donde se alcanzaron los -28,8 grados centígrados.

Esta 'Siberia jienense' abarca hasta los campos de Hernán Pelea, en Santiago-Pontones, sierra de Segura, una altiplanicie cárstica (caliza) de unas 5.000 hectáreas situada a más de 1.600 metros de altitud. Un paraje desierto donde puedes helarte en pleno verano, en el que la mínima actividad humana se limita al pastoreo de montaña y en el que la distancia, como en las aldeas de alrededor, se mide en minutos y no en kilómetros. De Cazorla a La Matea o hasta Don Domingo, junto a Santiago de la Espada.

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«La temperatura quedó registrada el 12 de enero en el paraje de la Nava de los Troncos, que se encuentra en el extenso calar de Hernán Pelea, el altiplano más extenso de España», desarrolla Amor, uno de los responsables del proyecto FrostSE, una iniciativa de los jóvenes científicos David Espín y Víctor Ruiz, vinculada al Departamento de Geografía de la Universidad de Murcia. Este registro no se ha producido ni siquiera en los altos picos de Sierra Nevada. «Solo es superado en puntos muy concretos del Sistema Ibérico o del Pirineo». En la mitad sur peninsular el récord databa de 1971, con 24 bajo cero en San Bartolomé (Albacete). Los investigadores, «aunque es complicado», no descartan que puedan localizar registros aún más bajos en esta zona de Jaén.

Desde octubre de 2016 han colocado casi sesenta medidores de temperatura a lo largo del enclave y ya son 18 los que trabajan en él más otros tantos colaboradores. «Recogimos varios sensores, algunos fallaron por las temperaturas tan extremas por la tormenta Filomena», continúa. Otros, lamentan, fueron robados, pese a que su precio es de unos 20 euros y su verdadero valor se halla en los datos de su interior.

Cuentan con 12 puntos de forma online, como en la sierra de Segura, en Pontones, La Matea o la zona de Valdepeñas. En el Pozo Romero, a media hora de Siles, también el 12 de enero, se detectó otra temperatura de récord: -25,3.

En los Campos de Hernán Pelea, durante un tercio del verano, se registran heladas. Un 31 de agosto se alcanzaron los -8 grados.

«Nuestro objetivo de partida es sobre todo divulgar esos polos fríos del sureste peninsular. Estudiar la diversidad y romper con el tópico de que en el sur siempre hace calor», explica el investigador.

«Lo que estamos registrando, cuantos más puntos investigamos, es que con el paso de los años cada vez hace menos frío. Las heladas van a la baja, aunque puede venir un año excepcional como este con Filomena. Llevábamos desde 2018 sin registrar temperaturas por debajo de -20 grados. Para encontrar datos recientes tan extremos tenemos que trasladarnos a comienzos del siglo. En zonas habitadas hay registros de -21,5 en Pontones en 2004, así que en zonas más inhóspitas seguro que se bajó de los 30 bajo cero pero entonces no había tantos equipos», lamenta.

Pero ¿por qué hace tanto frío? «Son dolinas, depresiones del terreno en zonas calizas donde se produce aire frío. Con el efecto albedo (reflejo de la radiación solar cuando cae sobre la tierra) se puede exprimir mucho más el frío dando lugar a estos registros tan extremos», responde Amor.

A ello se une que 2021 ha sido un año con fechas con temperaturas especialmente bajas, habiéndose batido en la provincia de León con -35,6 este mes de enero el récord nacional de 1954.