Que Dios te lo pague, Carmen
Begíjar nombra hija predilecta a título póstumo a Carmen Navarro Aranda, la partera que ayudó a dar a luz a mujeres de toda clase sin pedir nada a cambio
Martes, 4 de octubre 2022, 13:30
Carmen Navarro Aranda, la partera, ya es hija predilecta de Begíjar a título póstumo. Por fin se hace «justicia» con esta mujer tan querida en ... el municipio, dicen desde la Asociación Proyecto Cultura Joven, un sentir generalizado entre los begijenses que venían demandando este reconocimiento hace más de 30 años, y que se hizo realidad el pasado 26 de septiembre coincidiendo con el último día de la feria.
El pueblo, con el equipo de gobierno a la cabeza, acompañó a la familia en esta emotiva jornada en la que además del nombramiento se le hizo entrega de la insignia del escudo de Begíjar, que recogió su hija Carmen Jordán Navarro. En el salón de plenos del Ayuntamiento, donde se celebró el acto institucional, no cabía un alfiler. Todas las previsiones se desbordaron.
La comitiva acompañada por la banda de música partió luego hacia la plaza que ahora lleva el nombre de Carmen la partera, en la calle Mesones; la alcaldesa, Eufrasia Martínez, descubrió la nueva placa. El programa de actos se cerró con una visita exterior a la casa natal de la homenajeada, que está próxima a la plaza.
Carmen nació en 1905 y falleció en 2006 con casi 101 años. Una existencia larga que le permitió dedicar más de 40 años a la tarea de traer criaturas al mundo, tanto en Begíjar como en los pueblos de alrededor. Provenía de una familia humilde. No tenía estudios, tan solo se valía de sus habilidades y de la experiencia que fue adquiriendo con el tiempo. Allí donde la llamaban iba, a pie o en burro, sin importar si hacía frío, calor o llovía, si era de día o plena madrugada.
Atendía por igual a familias pudientes y a humildes porque no miraba clases sociales, ideologías ni etnias. Y nunca cobraba, le bastaba con un 'que Dios te lo pague'. Es más, si le regalaban dulces, vino dulce o algún otro producto en pago por su trabajo, lo guardaba en la alacena pero no para consumo propio, sino para dárselo a las familias más necesitadas.
Confianza
«Carmen tenía dos facetas: la social y la solidaria, ambas muy importantes», destaca el presidente de la Asociación Proyecto Cultura Joven, José María Ruiz González. La bondad y la sencillez son otras cualidades que resalta de ella María José Carmona, concejala de Cultura: «Se prestaba siempre, pudiera o no, a asistir cualquier parto».
Era tal la confianza y la seguridad que transmitía a las mujeres que estas, llegadas el momento del alumbramiento, solo querían que entrase Carmen a la habitación. El médico y el practicante, mientras tanto, esperaban al otro lado de la puerta.
Cuando en 1975 abrió el hospital de Úbeda, a Caibieron asistir más partos. Sin embargo, las mujeres siguieron acudiendo a ella y dando a luz en sus casas hasta bien entrados los años 80. Ante esta situación, el propio hospital le mandaba a Carmen mercromina, gasas, algodones y otros materiales por Correos para que ejerciera su labor, «porque veían que de Begíjar no iba nadie allí a dar a luz», explica Ruiz González.
Era tal su compromiso que tras dejar la labor de partera, siguió yendo casa por casa a bañar, masajear e inspeccionar a cada recién nacido, «hasta que diese la tripa». No en vano Carmen se consideraba a sí misma «la madre de todos los begijenses».
Por eso ahora sus hijos, en sentido literal y figurado, le rinden un «merecido» y «necesario» homenaje que ha podido disfrutar su extensa familia. Que Dios te lo pague, Carmen.
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