Un 'sí quiero' aplazado hasta el próximo año y en tiempo récord por la pandemia
La pareja linarense formada por Víctor y Pilar cambia la fecha de su boda, a tan solo cuatro días de celebrarse el enlace, por las medidas restrictivas ante la Covid-19
JUAN JOSÉ GARCÍA
Linares
Sábado, 10 de octubre 2020, 09:41
Si Linares estuviera en una situación de absoluta normalidad, Víctor Manuel y Pilar tendrían que darse hoy el 'sí quiero', ante sus familiares y amigos, ... en la céntrica Parroquia de San Francisco. Pero, lamentablemente, no va a ser así. El día más feliz de sus vidas como pareja se vio truncado, esta misma semana, por la incidencia de la pandemia del coronavirus en la ciudad.
Al ordenar la Junta de Andalucía, el martes, que los aforos de las ceremonias nupciales tendrían que reducirse a treinta asistentes como máximo —como una de las medidas de restricción para frenar la proliferación de posibles contagios por Covid-19—, estos novios linarenses decidieron aplazar su boda para el próximo año, con la peculiaridad de que lo hicieron en un tiempo récord.
No en vano, a tan solo cuatro días de la celebración del enlace matrimonial, y una vez conocida la aplicación de limitaciones en Linares por parte de las autoridades sanitarias, Víctor y Pilar no se lo pensaron dos veces y realizaron, en cuestión de horas, todas las gestiones necesarias para poder cambiar la fecha de su tan anhelada unión y, por consiguiente, paralizar los preparativos.
«El 10 de octubre era nuestra fecha y teníamos mucha incertidumbre sobre si podríamos o no casarnos, pero decidimos aguantar lo máximo posible por si la situación de la pandemia no iba a más y no se aplicaban restricciones. Por desgracia no ha sido así, existe un riesgo alto de contagios en Linares y el aforo máximo permitido es reducido, así que optamos por esperarnos unos meses más», señaló Víctor Gómez.
Cribado de invitados
La primera lista de invitaciones que en su momento elaboró la pareja era de 250 personas, de ahí que tuvieran que hacer un cribado, meses atrás, para dejarla en cien por las medidas 'anticovid' aplicadas con anterioridad y que ya requerían reducción de aforos en el interior de los templos religiosos y salones de celebraciones.
«Teníamos como invitados a personas mayores y gente de fuera, por lo que la cifra se fue reduciendo de cien hasta sesenta adultos y cinco niños. Ahora con las nuevas restricciones solo podrían asistir treinta personas como mucho, es inviable quitar a más gente y es normal que haya mucho miedo por los contagios. Así que vimos que lo mejor era cambiar de fecha porque, de celebrarse, no sería la boda que querríamos», manifestó Pilar del Castillo.
Así las cosas, la nueva fecha para que la pareja pueda formalizar su matrimonio será el 19 de junio de 2021, de ahí que «la ilusión se haya renovado por tener una nueva cuenta atrás otra vez». «Esperemos que ese sí sea ya el día definitivo y las cosas estén más calmadas por el bien de todos, ya que el martes por la mañana lloramos y lo pasamos muy mal al tomar la decisión, aunque por la tarde actuamos», afirmó la novia, quien destacó «todo el apoyo recibido» por sus familiares más cercanos, especialmente, en estas últimas semanas «de tanta incertidumbre y nervios».
Cambios sin problemas
Según explicó la pareja, no se encontraron problemas al efectuar los cambios de fecha pese a hacerlo con tanta premura de tiempo. «Por suerte nos cuadró bien todo y encontramos muchas facilidades con la parroquia, el salón de bodas, la peluquería y el fotógrafo. Nos respetan precios y fianzas, así que estamos muy agradecidos», manifestaron.
Desde el estallido de la pandemia el pasado mes de marzo, numerosas parejas se han visto en situaciones parecidas a las vividas por Víctor y Pilar. Y es que en todo este tiempo, en Linares se han tenido que hacer numerosas cancelaciones y aplazamientos de bodas en función de cómo ha evolucionado de la emergencia sanitaria de la Covid-19.
Decenas de parejas sí han tenido suerte estos meses y pudieron casarse en la ciudad, eso sí, con ciertas limitaciones. Pero por contra otras se vieron en la obligación de esperar a un momento más propicio para poder pasar por el altar. «Una pareja de amigos, que se casaban también el mismo día que nosotros en San Agustín, decidieron aplazarla unas semanas antes que nosotros. No nos queda otra, solamente tener paciencia», dijo Víctor.
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