El autor del 'crimen de las piedras de la Meca' espera a los psiquiatras
Tras matar con un mazo al hombre que le tenía cedida su casa en Martos e incendiar el inmueble hace un mes habló de espíritus y extraños dones de 'cazatesoros'
El Habib M., de 43 años, lleva camino de cumplir un mes en prisión como autor confeso de la muerte de un hombre en Martos. ... El juzgado sigue con la instrucción de la causa. Aunque El Habib espera a los psiquiatras, más que a fiscales, jueces y abogados. Fuentes cercanas al caso han indicado que los informes que hagan los forenses al respecto son claves para el caso, dado el comportamiento «desquiciado» y «errático» que ha mostrado el acusado en su paso por el cuartel de la Guardia Civil y por el juzgado, donde declaró que mató al hombre que le tenía cedida su casa en la calle Peña porque le habían robado unas valiosas piedras de La Meca que él había conseguido. Después incendió el inmueble, donde encontraron el cuerpo de su casero.
El Habib habló tras su arresto en Martos y en sede judicial de que guardaba en su casa unas piedras sagradas de La Meca, de las voces de unos demonios que le hablaban y que le impulsaron a atacar, de las líneas de la mano que lo señalaban como una persona con dones especiales para encontrar tesoros.
Tras escucharlo en la vista donde se decidió el día 4 de este mes el ingreso en prisión de El Habib el abogado que le representa solicitó al juez instructor que se practicasen periciales psiquiátricas para determinar el estado mental de su cliente. El juez le informó de que ya estaban acordadas.
Los informes aún no constan en la causa, pero las fuentes consultadas indican que se trata de una pieza relevante en la instrucción, porque serán claves para determinar si el acusado es capaz de distinguir el bien y el mal y actuar en consecuencia, y si por lo tanto es responsable penalmente de sus actos.
Pasada la medianoche entre el 1y el 2 de febrero los vecinos de la calle Peña, en una zona muy humilde de Martos, dieron la voz de alarma por el fuego que devoraba la casa del número 5. Una casa en mal estado, pero que estaba habitada por un hombre de nacionalidad marroquí. La casa no era suya, sino que se la tenía cedida un compatriota asentado en Martos desde hacía tres décadas. Los bomberos y los agentes de la Policía Local que participaron en la extinción atribuyeron el posible origen del siniestro a una hoguera realizada por el morador para calentarse.
Los vecinos también relataron a las autoridades que el inquilino de la vivienda había salido huyendo de la zona al declararse el incendio sin dar la voz de alarma ni pedir auxilio. Como había constancia de que el habitante de la casa estaba fuera, y con el inmueble prácticamente destruido, nadie se percató de circunstancias extrañas o pensó que pudiera haber otra persona en el interior. A la 1,20 horas el fuego quedó controlado, y los bomberos se quedaron en la zona refrescando los restos. El tejado se vino abajo. Dentro todo eran escombros y ruinas humeantes.
En la mañana siguiente los vecinos volvieron a avisar porque había llamas de nuevo en la casa. Se habían reavivado los rescoldos. Al mismo tiempo, confirma la Guardia Civil, familiares del titular de la vivienda pusieron en conocimiento de las autoridades que llevaban sin noticias suyas desde la tarde anterior. Sospechaban que pudiera estar dentro en la casa incendiada.
La Guardia Civil coordinó entonces un dispositivo de búsqueda en el que participó la Policía Local y Bomberos de Martos. Se realizó una inspección de la vivienda calcinada. En una de las habitaciones, hallaron semicubiertos por escombros unos restos óseos que podrían corresponder con un torso humano. El levantamiento de estos restos se produjo pasado el mediodía.
Se activó entonces el protocolo judicial. La Policía Judicial de la Guardia Civil realizó una inspección ocular de la vivienda, en busca de más restos. Al mismo tiempo, se dio la orden de búsqueda de la persona que ocupaba habitualmente la casa, y que se hallaba en paradero desconocido.
Finalmente este hombre fue localizado y detenido a las 14,36 horas. Al poco confesó el crimen. Dijo que le había golpeado la cabeza con un mazo. Y dijo que había sido porque le habían quitado las piedras de la Meca que él guardaba.
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