El poder del 'cacique'

Godín ejerce de jefe dentro y fuera del vestuario, ya que ordena y manda a todo el equipo a pie de campo. «Gracias a Diego y a Miranda, nos colocamos mejor todos», reconoce el lateral Filipe Luis. El 'cacique' charrúa, de 28 años, posee carácter, liderazgo, orgullo, contundencia y, por encima de todo, poderío a balón parado. Así le marcó al Barça el pasado sábado y gracias a la estrategia y a un testarazo de su socio Miranda le ganó el Atlético la final de Copa al eterno rival en el Bernabéu.

En esta Champions, Godín ha disputado nueve de los doce partidos completos. Sólo descansó en el trámite en casa de la fase de grupos frente al Oporto, y en las visitas al Zénit y al Austria de Viena. Marcó un tanto clave en Do Dragao y no duda en salir en cuanto puede de la cueva para buscar el factor sorpresa y hacer vale su condición de antiguo atacante en el Club Atlético Cerro e incluso en Nacional de Montevideo, su club del alma y archirrival de Peñarol. Tiene experiencia en la Liga española desde que fichó por el Villarreal en 2007, tres años antes de recalar en El Manzanares tras un traspaso de casi 10 millones. Le silbaron al principio en el Calderón, harto entonces de defensas tan erráticos como Heitinga o Perea, pero con su carácter y desempeño se ha ganado a una grada que corea su nombre y nacionalidad en cada partido.

Ironiza cuando se le recuerda que el Real Madrid tiene más experiencia en partidos clave. «Será en la Champions porque nosotros hemos ganado cuatro títulos en dos años y medio con el Cholo y nos hemos acostumbrado a jugar finales y a ganarlas», matiza, rodeado de periodistas. ¿La clave de Lisboa? «Pasa por nosotros, por saber repetir lo que venimos haciendo todo el año y mantener la intensidad, el orden y la mentalización. Si lo conseguimos, no nos preocupa nada».

Seguido por varios de los grandes clubes de Europa, Godín se centra sólo en «jugar la final y ganarla». «Lo cambiaría todo por este título menos el campeonato de Liga», confiesa. No piensa en marcar y se centra «en cada duelo individual, en los arranques, en la disputa de cada balón». Es consciente de lo que hay en juego pero dice no sentir presión ni una motivación especial por medirse al Real Madrid. Confía en sus compañeros y en Courtois, «un grandísimo portero, quizá el mejor del mundo». «Todo halago es poco para Thibaut. Nos da una seguridad tremenda y va a seguir creciendo».