La zona norte sale a la luz
Crónica de la semana en el distrito que se ha levantado contra los apagones:niños, ancianos y enfermos afectados; vecinos que dan el primer paso para legalizar su suministro; los argumentos de los técnicos; una tarde a oscuras en La Paz
En mitad de la calle arranca una negociación: es martes, día de trabajo en los cuadros eléctricos de Molino Nuevo, y tanto los vecinos como la Policía Local evitan dejar 'cables' sueltos. La calle se quedó a oscuras el 25 de enero, cuando una intervención contra los enganches ilegales concluyó con 137 cortes de suministro en esta vía del distrito Norte. No hubo aviso previo. Cinco días después, los ciudadanos accedieron a regularizar su situación, pagando los contadores y firmando nuevos contratos; a cambio, las deudas previas con la eléctrica quedaron 'liquidadas'. Los agentes acompañan a los electricistas para comprobar que no quedan acometidas ilegales y ejercen el papel de mediadores entre Endesa y los residentes. Parece que alguno no ha puesto en orden aún el cableado. En la charla, el policía ofrece que se cercioren de que está «todo limpio» antes de empezar a instalar los contadores. La restitución de los cuadros es uno de los hitos en la semana en la que Norte se encendió contra los apagones.
Tras el gran corte del 25-E, Molino Nuevo empieza a salir a la luz: ya hay 33 contadores en regla. Es el balance semanal del proceso que comenzó el lunes con una reunión entre miembros de Endesa y de las delegaciones de Conocimiento y Empleo y la de Fomento y Vivienda de la Junta de Andalucía. Cabe recordar que los seis bloques de pisos implicados son propiedad de la Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía (AVRA), dependiente de la Junta, y a ella corresponde sufragar los contadores.
Siete agentes de la Policía Local custodian la calle y acompañan a los técnicos que colocan los medidores. Algunos trabajan con la cara tapada «por indicación expresa de los agentes de la autoridad, para que no les reconozcan». Descargan el material, entran en la caseta de contadores y los colocan. Entretanto, los agentes echan un ojo a la instalación para cerciorarse de que no hay atisbo de enganches: suben y bajan escaleras, hablan con los vecinos, encienden la linterna para inspeccionar cada rincón.
Otros pasean por la calle trasera; huele a marihuana. Es un camino paralelo a un descampado. Acompaña el cacareo de las gallinas detrás de un furgón abandonado. Sin prisa, los policías se 'cuelan' por las cámaras de aire que quedan entre los cimientos de los inmuebles, donde alguna vez han encontrado plantaciones, y se asoman por las puertas de las cocheras. La inspección da sus frutos: localizan 177 macetas de maría.
La manifestación
Norte, no te cortes, ¡ilumínate!
Los vecinos que el jueves se manifestaron por las calles de Granada son conscientes de que hay cientos de plantaciones de cannabis controladas por las 'mafias' de la droga en algunos puntos del barrio, de que se sostienen gracias a 'enganches' ilegales que sobrecargan la red, y de que esta es –en buena parte– la causa de los cortes de luz. Es el argumento al que alude Endesa. Pero insisten en que la gente honrada, «la inmensa mayoría», que cumple con sus obligaciones con la empresa que gestiona la red, tiene derecho al suministro que paga o por el que recibe ayudas. «Se están vulnerando los derechos humanos enGranada día tras día», concluye el defensor del ciudadano, Manuel Martín. Estos vecinos no dudan en mostrar su factura mientras lamentan tener sólo «dos o tres horas» de corriente.
Como Molino Nuevo con su gesto de renovación, el distrito Norte al completo ha pedido paso esta semana. El símbolo es la protesta que reunió a 600 personas en el Centro, en la que no hubo colores políticos y sí un grito unánime contra las interrupciones de luz. En esta zona al borde de la capital –27.000 residentes– ancianos, enfermos y niños llevan cinco años sufriendo los apagones, pero todos coinciden en señalar que nunca habían sido tan largos y continuos como en este invierno.
El asunto monopolizó los ruegos y preguntas de la última junta municipal del Distrito Norte, esa especie de pleno en miniatura en el que los vecinos exponen al Ayuntamiento sus peticiones. El martes la presidió la concejala de Servicios Sociales, Jemi Sánchez, pero contó además con la presencia del alcalde, Francisco Cuenca. El regidor defendió una necesaria mejora de infraestructuras y anunció que estudian denunciar a Endesa «con el objeto de que se atienda a los derechos de los consumidores», además han elevado una consulta a Industria para conocer la situación de los expedientes abiertos a la empresa. «Hay una demanda muy importante de suministro en esta zona (...) y hace falta un proceso de regulación que requiere actuaciones de todo tipo, pero es obligado dar suministro a esas familias que están pagando su recibo», resumió.
«Hace falta un proceso de regulación, pero es obligado dar suministro a las familias que pagan»
FRANCISCO CUENCA, ALCALDE DE GRANADA
El alcalde habló de «reuniones de tono elevado»con la compañía –incluso de llamadas como anónimo para preguntar por las incidencias– y calificó como «nefasto» que el dueño de las viviendas –en Molino Nuevo, la Junta– no se preocupe «de cómo están sus inquilinos».
La regularización en La Paz puede ser más compleja. Aunque la empresa se presta a negociar las deudas y retirar expedientes de fraude en todo el Distrito Norte a cambio de regularizar las redes, en este barrio en concreto no hay un único propietario –como Avra en Molino Nuevo– para la instalación de los contadores. Se mezclan las viviendas de protección oficial con las de propiedad privada. En otras, ni siquiera hay escrituras, o no están a nombre de los inquilinos.
Jemi Sánchez incide en que es necesario renovar la infraestructura eléctrica, pero también reconoce que «regularizarlo todo es una de las soluciones» ;eso sí, el proceso será lento. Luego, podrán pedir el bono social del Gobierno o las ayudas del Ayuntamiento para hacer frente a la factura. «En Norte tenemos el objetivo de normalizar, de dejar de estar estigmatizados (...) El siguiente paso sería regularizar las viviendas, que todos tengan sus papeles y contratos de alquiler o compraventa».
En La Paz
Linterna en mano
Entretanto, la Zona Norte pasa el invierno con una linterna en la mano, las estufas de butano listas para prender y la paciencia al límite. Son las siete de la tarde y del sol ya se habla en pretérito. Tras atravesar un doble control de las policías Nacional y Local en Molino Nuevo –tres furgones en un extremo, otros tantos en otro–, tres periodistas de IDEAL entran en La Paz, donde hace tres semanas Ana Mari, Rafa, María, Isabel o Juan Miguel contaron para este periódico las dificultades del día a día sin luz.
En aquella visita aún iluminaba algún rayo de sol. Pero el pasado jueves, la estampa era completamente distinta. Cuando toca apagón parcial y es de noche, las manzanas del barrio dibujan un tablero de ajedrez, con casillas iluminadas y otras teñidas de negro. Las linternas y los flashes de los móviles rasgan estas últimas. Los vecinos las atraviesan en bata y a toda prisa –el frío ya aprieta– hasta doblar la esquina y encontrar de nuevo la luz. Mientras unos jóvenes bajan la persiana de una tienda apoyados por tres focos de móvil, Mario Picazo, el párroco de La Paz, cuenta que los estudiantes de Bachillerato que se congregan allí para estudiar han tenido que irse, otro día más, a otro punto, pues no tienen luz. En efecto, sólo unas farolas a varias decenas de metros definen la silueta del cura.
Al paso de IDEAL, los vecinos van levantando la voz entre las sombras: «¡Esto es inhumano! No podemos aguantar más», dice uno a las puertas de casa, «entra, mira como está mi padre», invita otro vecino, que lleva una linterna encendida siempre en el bolsillo. Y allí, en el salón, Antonio, a sus 65 años, con medio cuerpo paralizado, ve la tele con la estufa y un generador prestos para sobrellevar el próximo corte.
«Esto es un juego», relata 'Nono', un histórico del barrio, «la ponen y la quitan cuando quieren». Y justo en ese momento irrumpe en la escena la camioneta de la empresa que arregla los transformadores. Dos técnicos explican que hay dos fusibles rotos, los que provocan que no haya luz en algunos puntos de La Paz, y proceden a arreglarlo. Pasa una furgoneta de la Policía Nacional. Entran, colocan una pieza que devolverá la luz, y salen. A buen seguro –ellos u otros– volverán mañana. Seguirán los cortes. Los datos apuntan a una causa clara: el fraude en el fluido eléctrico.
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