El inicio de la etapa Bolaños

No ha sido el 2019 un año para el recuerdo de aficionados, plantilla, cuerpo técnico y directiva del club verde. A aquella derrota frente al Torreperogil le siguieron dos empates -ante Poli Almería y Antequera-, una victoria -frente al CD El Palo- y una derrota ante el Alhaurín de la Torre.

Era la 27ª jornada del campeonato y el Mancha Real ocupaba la octava posición con 41 puntos, a 9 puntos de los puestos de playoff de ascenso. Una situación que derivó en la destitución de Manuel Rizos como técnico del cuadro manchego.

Durante la temporada y media en la que dirigió al Mancha Real, el técnico linarense logró dejar su sello en el estilo de juego de un equipo que se caracterizaba por una propuesta futbolística basada en el control del balón como elemento principal para llegar a la meta rival. A pesar de ello, la fragilidad defensiva fue el talón de aquiles del Mancha Real de Rizos, que en 27 jornadas contabilizaba 29 goles en contra.

Pedro Bolaños

El cambio de guión a mitad de temporada hizo que la directiva buscase soluciones de puertas para dentro. No es el Atlético Mancha Real uno de esos clubes poseídos por la ansiedad de los resultados. Si algo caracteriza a la directiva presidida por Juan de Dios Hermoso es el excelente trato y diligencia que siempre mantienen tanto con entrenadores como con jugadores.

La apuesta fue Pedro Bolaños, un técnico joven, con pasado como futbolista en el club y buen conocedor de la idiosincrasia de una entidad que sin llegar a marcarse grandes objetivos siempre tiene en mete competir con los mejores y no renunciar a pelear por las cotas más altas en el plano deportivo.

Una ambición que encarnaba a la perfección la figura de Bolaños, que ya conocía al vestuario y a los jugadores que debía dirigir tras haber formado parte del cuerpo técnico de Rizos como segundo entrenador.

Estar en primera fila iba a ser totalmente distinto pero el técnico jienense ya contaba con su experiencia como segundo técnico en las filas de la UD Melilla del Grupo IV de Segunda División B, a lo que sumaba sus ganas por ser profeta en su tierra.

No pudo cumplir el banquillero jienense el dicho de 'entrenador nuevo, victoria segura'. Su debut fue más una pesadilla propia de cualquier película de terror. El Juventud de Torremolinos fue el primer rival del Mancha Real de Bolaños, que debutaba arropado por su afición aunque no pudo devolverle su apoyo con una victoria. El Torremolinos se llevaba los tres puntos y el estreno de la nueva etapa quedaba manchado con la primera derrota de la etapa Bolaños.

De ahí hasta el final de la campaña 2018/2019, el escenario se mantuvo en la irregularidad de un equipo al que le costaba hacer gol y que además encajaba con cierta facilidad. Problemas que lastraban el rendimiento de una plantilla que podía y debía ofrecer un rendimiento mayor al que prestó.

Al cierre del curso liguero, el Mancha Real despedía la temporada en octava posición con 60 puntos, a 21 puntos de diferencia del cuarto puesto que ocupaba el CD El Palo con 81 puntos. Jornadas antes de llegar al final de temporada, los verdes ya se habían quedado sin opciones de pelear por hacerse con uno de los billetes para disputar el playoff.

Los números de la media temporada con Bolaños al mando del equipo manchego quizás estuvieron condicionados por esa situación de verse en tierra de nadie demasiado pronto. El balance era de cinco victorias, cuatro empates y seis derrotas, habiendo transformado 59 goles y encajando 52 tantos.

Pasó el verano y el Mancha Real transformó su plantilla con hasta 14 nuevos fichajes y la llegada de Óscar Burgos como segundo entrenador para completar el staff técnico de Pedro Bolaños.

Veteranos del club y jugadores con experiencia como Albertillo, Óscar Quesada, Nando, Garrido o Carlos Jiménez, entre otro apostaron por continuar en las filas del equipo verde. A ellos se sumaron incorporaciones ilusionantes para los seguidores del Mancha Real como Pablo Ortiz, Torralbo, Álvaro, Juanfran, Virgilio o David Romero, entre otros.

El arranque de la nueva temporada trajo dos derrotas consecutivas como carta de presentación. Hubo que esperar hasta la tercera fecha del calendario para poder celebrar una alegría con el triunfo cosechado en el derbi ante el Porcuna.

Una victoria que tuvo su contraste en las siguientes jornadas con un empate ante el Poli Almería y una derrota en la visita al CD El Ejido. El primer triunfo en La Juventud llegaba en la sexta jornada y de nuevo en un partido de rivalidad provincial, en esta ocasión frente a la UDC Torredonjimeno.

Los siguientes paso llevaron al Mancha Real a consumar una nueva derrota ante el Antequera y sumar dos empates consecutivos ante Maracena y Loja, justo antes de que los verdes recibieran en su estadio al Real Jaén CF.

Y como ya ocurriese en los anteriores derbis provinciales disputados, el Mancha Real volvió a imponerse a su rival provincial para sumar la que era su tercera victoria del curso en diez jornadas disputadas. En las ocho semanas siguientes, el cómputo de resultados del equipo de Bolaños es de cinco empates, una victoria y dos derrotas.

La situación no ha variado mucho y el gol sigue siendo la asignatura pendiente de un Mancha Real que al cierre de 2019 se encuentra más cerca del descenso que de los puestos de playoff.

Tras 18 jornadas, los verdes están en 15ª posición con 20 puntos, 7 por encima del descenso y a 16 del playoff. El equipo de Bolaños se ha convertido en el rey del empate del Grupo IX con 8 partidos empatados.

Pero sin duda, el dato más alarmante es el de goles anotados. El Mancha Real es el equipo menos realizador del grupo con 11 dianas y quedándose sin marcar hasta en 10 partidos de 18 que se llevan disputados, aunque ha cortado la sangría de goles encajados siendo el 6ª equipo menos goleado.

La exigencia para el próximo año será mejorar los registros durante la segunda vuelta del campeonato.