Jesús Ríos asegura que a Unicaja Costa de Almería le irá mejor con las altas
El colocador sevillano se reincorpora a la disciplina blanquiverde tras estar dos semanas fuera, con más ganas aún: «Quería estar con el equipo dando guerra»
Dos semanas ausente pueden parecer una eternidad en una temporada tan exigente como la de la Superliga, pero para Jesús Ríos el tiempo lejos del ... parquet se convirtió en una prueba de paciencia, madurez y ansia competitiva. El colocador sevillano, trabajador meticuloso y obsesivo conocedor del juego, ha regresado a la dinámica del Unicaja Costa de Almería con la sensación clara de que su sitio está aquí, en el corazón de un proyecto que lo ha acogido como un pilar de presente y no solo como una apuesta de futuro. En los próximos días deberá someterse a una amigdalectomía, pero mientras llega el momento del quirófano, la mejor espera posible es la que se vive en el vestuario verde. «En casa, todo muy bien, con la familia, pero donde quería estar es aquí, con el equipo, dando lo que pueda siempre y aportando mi granito de arena», expresó con naturalidad, consciente de que cada día entrenado es un día ganado.
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El jugador sevillano ya está «dando guerra», como él mismo precisa, y lo hace en un entorno que ha resultado exactamente como imaginaba para su debut en la élite. Almería le ha ofrecido algo más que un club: un ambiente humano cercano, una ciudad que respira voleibol y un cuerpo técnico del que se declara agradecido. «Me he adaptado bien al equipo, la ciudad me ha acogido muy bien y tengo una relación espectacular con el cuerpo técnico», reconoce mientras recupera sensaciones sobre la pista. La naturalidad con la que se ha integrado responde tanto a su carácter como al modo en que el Unicaja Costa de Almería gestiona sus grupos: con rigor, con exigencia, pero sin perder sensibilidad hacia el jugador.
Progresión
Eligió los colores blanquiverdes para completar su formación y dar el salto definitivo al máximo nivel. Y la apuesta ha sido mutua. La dirección deportiva de la entidad almeriense no dudó en confiar en su progresión, en su lectura de juego y en una madurez impropia de su edad. El vestuario lo recibió como una pieza necesaria en una plantilla que él mismo define como «formada muy bien, equilibrada». Su valoración de la calidad individual es tan directa como sincera: «Tiene muy buenos receptores, qué se puede decir de los centrales, los mejores de la liga, Bernardo es un animal y los líberos son espectaculares». Lo que sucede en los entrenamientos confirma esa idea. Cada ejercicio, cada rotación y cada situación táctica se vive en un ambiente de competitividad positiva que ayuda a todos a elevar su nivel. «Todo el mundo juega en cualquier posición, nos adaptamos a cualquier cosa que se necesite y yo creo que el equipo está formado de manera espectacular».
Parte de ese crecimiento personal está estrechamente vinculado a su convivencia con Bernardo Westermann, el colocador titular, una figura que combina virtudes técnicas, potencia física e instinto para leer los momentos del partido. Jesús no oculta su admiración. «Es un jugador muy polivalente en la red, un animal, a todo lo que vuela, le pega y luego tiene una experiencia que hace que vaya por la pista volando». Lo observa, lo estudia, lo escucha. El entendimiento es tal que las correcciones son bidireccionales. «Me ayuda al máximo cada día; por ejemplo, ayer hicimos 'colocómetro' y en lo que podía me apuntaba cosas, pero cuando él mismo se nota mal, también me pregunta y nos hemos ayudado bastante mutuamente». La definición que resume esa sensación es contundente y sincera: «Un animal competitivo».
Convivencia diaria
Esa convivencia diaria es la que ha permitido al joven colocador entender que este equipo puede dar un salto importante cuando recupere todas sus piezas. «Ahora mismo tengo que coger todos los detalles», explica, reafirmando su compromiso con el aprendizaje constante. La plantilla lo respalda y reconoce su impacto inmediato en la dinámica. Su ausencia se notó y él lo vivió con impotencia desde casa: «Sufrí en casa este último partido». En su análisis del duelo, mostró elegancia para valorar al adversario: «Al principio estábamos bien, nos vinimos abajo después y también Cisneros tuvo jugadores que lo hicieron espectacular». Pero su convicción es firme: con la recuperación progresiva de efectivos, el equipo mejorará su rendimiento notablemente. «Ya recuperando algunas bajas, vamos a ir volando».
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Esa recuperación se pondrá a prueba este fin de semana en el Javier Imbroda de Melilla, una pista siempre exigente. Jesús no maquilla la dificultad. «Es un equipo muy fuerte y encima en casa va a hacer lo imposible para que no puntuemos». Aun así, mantiene la confianza: «Creo que nosotros vamos fuertes también y tenemos que puntuar como sea». Se respira en el vestuario la sensación de que, poco a poco, todos los engranajes vuelven a colocarse en su sitio. «Ya esta semana he vuelto yo, ha vuelto Paquillo, Fran está poco a poco… yo creo que el equipo conforme pasen los días va a ir a mejor».
En lo personal, su hoja de ruta es tan ambiciosa como sencilla: ser útil, ser constante y ser competitivo. «Todo lo que pueda ayudar dentro de la pista, lo haré, porque estoy siempre preparado a entrar a tope». Su humildad entronca con un respeto profundo hacia los veteranos del equipo, a quienes considera referentes diarios. «Es un lujo que jugadores como Fran, Borja, Paco, Jorge y todos nos valoren en tanto como nos valoran y es un lujo compartir pista con ellos». De manera natural, lo individual desemboca en lo colectivo: «Mi objetivo es que el equipo vaya lo mejor posible». Y detrás de cada frase, asoma un propósito que no esconde: «Aprovechar al máximo todas las oportunidades que tenga».
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Con España
En su horizonte personal aparece también la Selección Española, un anhelo que vive sin obsesión pero con determinación. «Estaré encantado de ir con la Selección y yo trabajo para ello también». Su forma de expresarlo refleja muy bien el punto exacto de su madurez deportiva: ambición sin ansiedad, confianza sin arrogancia.
Jesús Ríos ha vuelto. Ha vuelto para competir, para crecer, para aprender de los mejores y para convertirse, paso a paso, en uno de ellos. Ha vuelto para ayudar a un Unicaja Costa de Almería que lo esperaba con la tranquilidad del que sabe que su llegada mejora el nivel del equipo. Ha vuelto para quedarse.
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