Un paisaje de Manuel Ángeles Ortiz se incorpora a la colección de Caja Rural

Esta es sin duda una gran aportación a la colección de temática rural de la Fundación, pues como señalaba Carnicero «es uno de los grandes artistas del siglo XX en España, y por supuesto por la especial significación que tiene con Jaén». Del mismo modo, esta obra también destaca por su relevancia dentro del contexto en el que se incluirá a partir de ahora, «por el tema, el tratarse de un paisaje, que creemos que es de la Vega de Granada... y que tiene ese componente de paisaje tomado de un lugar concreto, algo muy poco frecuente en Manuel Ángeles, pues su pintura no representa un lugar concreto. En su carrera precisamente lo que hace es alterar la realidad y llevarla a un plano distinto; pero no la representa de una manera tan implícita como en este caso, y en otras obras que pertenecen a la misma serie».

Para el asesor de la Fundación Caja Rural de Jaén esta obra por lo tanto se incluye en una serie poco común, alejada de la línea general que desarrolló el pintor. Por otro lado, es también interesante «el tratamiento concreto de la pieza, con esa tinta negra muy diluida, que a veces recuerda a la caligrafía china; una estética que se recuperó y se tuvo muy en cuenta a partir de las vanguardias de los años 20 y 30, pero con especial relevancia a partir de los años 50 y 60...». Volviendo al contexto en el que se hizo esta obra, Manuel Ángeles Ortiz, en los primeros años de la década de los sesenta, realizó una serie de trabajos en papel, ningún óleo, donde se incluyen estos paisajes. De hecho, como recordó Carnicero, en la exposición monográfica retrospectiva sobre al autor que se realizó en el Reina Sofía, se dedicó toda una sala a esta etapa solo en papel, «algo que en su momento sorprendió, porque era una serie menos tenida en cuenta por la crítica».

Ahondando en el tratamiento del paisaje y el medio rural del artista, este no fue un motivo de especial significación en su producción. No obstante, su primera formación artística fue con el pintor de paisajes realistas decimonónicos José Larrocha, aunque pronto se decantaría por el lenguaje del arte moderno, el de las vanguardias de las primeras décadas de siglo. Y respecto a la serie a la que pertenece, la realizó entre 1959 y 1961. Todas las obras están realizadas sobre papel de similar tamaño y oscilan entre un carácter realista, como es el caso de la que nos ocupa, o más abstracto, como son los otros trabajos. Ambas formas casi siempre se evocan recíprocamente, de manera que la más atenidas a un paisaje real, como la adquirida por la Fundación jienense, sugieren también formas abstractas, mientras que otras más abstractas no dejan de evocar un paisaje concreto o real. Es también una curiosidad observar como el pintor, ya en su madurez, al reencontrarse con Granada (ciudad a la que estuvo tan vinculado) centra su interés en esos paisajes que conoció de joven estudiante de pintura junto a Larrocha, los de la Vega, la ciudad, la Alhambra y el Albaicín, hallando un claro eco en sus 'Albaicines', 'Paseos de cipreses', 'Visitas de Granada', etcétera.

Por su parte, el gerente de la Fundación, incidió en que «estamos muy satisfechos de que esta obra se sume a la exposición, por la significación del artista, tan querido y representativo de la pintura de su época, y también por su relación con Jaén. Además, se trata de una obra que coincide a la perfección con la temática de nuestra colección, así que sin duda es una gran adquisición». Respecto a la procedencia, la obra ha sido adquirida directamente a los descendientes del pintor.